El precio de el silencio

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La mayoría de las personas pasan su tiempo quejándose de cosas que no les gustan; en lugar de eso, deberíamos enfocarnos en lo que realmente queremos. No es necesario mentir cuando algo no está bien. Por ejemplo, si tienes un resfriado y alguien te pregunta "¿estás enfermo?", en lugar de decir "no", podrías responder "estoy mejorando minuto a minuto". Es importante escuchar y ser escuchados, pero cuando no tienes con quién hablar sobre lo que sientes, a veces te lo cuentas a ti mismo en tu mente. Puede parecer que estás volviéndote loco, pero cuando evitas hablar con la gente, te aíslas en tu propio mundo y no te das cuenta de lo malo que es hasta que lo enfrentas.

La luz de la mañana insistió en colarse por la ventana, como si estuviera decidida a despertarme a la fuerza de mi placentero sueño. A regañadientes, abrí los ojos, y mi vista se encontró con las hojas verdes de mis queridas plantas, que, por supuesto, nunca se quejaban de tener que madrugar.

Justo cuando estaba a punto de ceder ante la tentación de volver a cerrar los ojos, mamá irrumpió en la habitación con su inconfundible llamado de atención. "¡Norman! ¡Date prisa o llegarás tarde a la escuela!", exclamó desde la puerta.

Ah, la voz de mamá, siempre atenta y recordándome lo rápido que pasa el tiempo, aunque a mí me importe más bien poco.
Espera,hoy no es domingo?, Cuando pasas la mayor parte de las vacaciones entretenido, es casi innecesario tener que mirar el calendario, y por desgracia, era un lunes y no un domingo.

"Si y tu mamá está vez tiene razón".Boltie la cabeza y era Abbie,bueno Abbie no existe es parte de mi cabeza que invente pero por alguna razón es mi mejor amiga (no humana) "Y se que no existo, pero!" dijo dando una mirada al reloj que se encontraba en mi escritorio "Si llegaré tarde".Me levanté de la cama con el mismo sueño que me había acompañado,rápidamente cepille mis dientes, lave mi cara y me vestí lo menos llamativo posible,me puse una camisa roja con un suéter gris, unas botas amarillas con un dije en forma de sopa. "Creo que llamará la atención", dijo Abbie, algo insegura de su respuesta. "¿Tú crees? Es lo último en lo que quiero pensar", intentaba no sonar sarcástico.

Di un paso atrás para verme en el espejo. "Mmmm, la verdad, no creo que a nadie le importe cómo te vistes, pero sí que llegues tarde." Abbie sonrió de nuevo, como si me estuviera dejando claro que debía irme y dejar de divagar en mi mente.

Mientras bajaba las escaleras, noté que mamá ya había dejado el desayuno en la mesa. Aunque el aroma del café y las tostadas recién hechas llenaba la cocina, sabía que mi estómago no estaba de acuerdo con la idea de comer algo en las mañanas aunque intente comer un poco, note que mamá seguía en la cosina como si de un fantasma se tratase, sentía su mirada pero no las palabras que salían de su boca decía algo de la ropa de mi cuarto no entendí bien.

Te imaginas tener que llamar a tu mamá por su nombre en ves de decir mamá, diría algo como, Mabel no tengo ropa limpia que ponerme, aunque claro suena raro presentia que mamá si escuchava lo que pensaba "Ahora en que tanto piensas Norman." Me miro preocupada pero con una cara de parecer que si sabe leer mentes "Eh? No Nada." Respondí haciéndome el tonto "Se te hace tarde, no quieres que te lleve en el carro?" Se voltio y tomo las llaves de el coche "No Gracias mamá, caminare." Suspiré después de tomar el café caliente que realmente no tenía ganas de beber.

Salí de casa con prisa, tarareando una canción en un intento de distraerme de mi habitual retraso, a pesar de vivir a solo unas cuadras de la escuela. Lo reconozco, suena un tanto absurdo

Llegué a la escuela sin titubear y me dirigí directamente hacia la clase que me correspondía, con la esperanza de encontrarme con Hana. Hana era una chica que apenas conocía; no habíamos entablado conversaciones ni sabía mucho de ella. Mi atracción hacia ella se basaba únicamente en el hecho de que no solía hablar y tenía una peculiar manera de andar que me intrigaba. A pesar de nuestra falta de comunicación, compartíamos un ritual diario: nos cruzábamos, nos mirábamos y nos saludábamos con un simple "Hola". Durante el receso, compartíamos la comida en silencio, sin necesidad de palabras adicionales.

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⏰ Última actualización: Sep 23, 2023 ⏰

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