XX

235 26 2
                                    

A pesar de la mierda que pasó después del almuerzo, no podría haber pedido una mejor noche. Daddy estaba de un humor cariñoso de nivel superior. Gun  y yo le dijimos repetidamente que por favor se relajara y viera una película con nosotros, pero no quiso. Cada veinte minutos, encontraba una razón para dejar el increíble sándwich que hacíamos en el sofá para ir a buscar algo.

No era un sándwich de Win si solo éramos Gun  y yo, ¿ok?

Vestido con un cómodo y viejo par de chándal y una de las grandes camisetas de Daddy, ocupaba el medio del sofá con Gun  a mi izquierda, y Daddy iba y venía con la cena, los aperitivos y las bebidas. También revisaba su teléfono a menudo.
No le pregunté. Para ser honesto, no quería saberlo. Asumí que tenía que ver con mamá y papá, y en mi opinión, eran ellos los que debían venir a disculparse.

Definitivamente no se merecían la preocupación de Daddy, y se lo dije. Una y otra maldita vez.
También le dije que no importaba el resultado, éramos él y yo. Él siempre había sido y siempre sería el amor de mi vida.
En respuesta, me puso un brazo en la parte de atrás del sofá y me dio un beso en la sien.
—Este es mi trabajo, cariño. Y para lo que vivo. Tu felicidad lo es todo para mí.
Lo miré cuando encontré su mano bajo las mantas.
—Lo mismo digo, —susurré. —Te amo.
—Te amo también. —Sonrió y me dio un beso. —Déjenme que les traiga más helado.
Y ahí va de nuevo...
—De fresa, por favor, —dijo Gun .
Le fruncí el ceño.
—Enseguida. —Daddy trajo nuestros tazones a la cocina.
Le di un codazo a Gun .
—Se supone que debemos decirle que se relaje.
—Estoy cambiando de estrategia, —susurró, manteniendo la mirada en la película. —Creo que necesita hacer esto. Lo hace sentir útil.
Inclinándome hacia adelante, miré hacia la cocina y tiré de mi oreja. ¿Gun  tenía razón? Tenía sentido, pero...
Dos golpes firmes a la puerta me interrumpieron…
Después de una ducha, daddy me dio la mitad de una pastilla para la ansiedad, y ahora me alegré por ello. Mi cerebro se mantuvo despejado, y mis estados de ánimo se estabilizaron. Aunque no podía decir que estaba feliz por la interrupción, tampoco estaba enloqueciendo.
—Esa es mi señal para irme. —Gun  sacó las mantas y se levantó del sofá.
—¿Qué, por qué? No tienes que ir a ninguna parte.
—Oh, pero quiero hacerlo. —Sonrió y apretó los cordones de su chándal. — Además, tus tíos me invitaron a ver películas posteriores a los juegos y a comer si la mierda se pone rara aquí. —Luego, se puso una sudadera con capucha. —Y bebé, el aire alrededor está empezando a oler a mierda.
—Bien, déjame, me quejé.
—Voy a hacerlo. —Se rió y se inclinó sobre mí para besar la parte superior de mi cabeza. —Tienes esto, Win. Envíame un mensaje cuando sea seguro volver. Me gusta tu sobrina, pero oí que Nan y Guns  se pasaron todo el juego explicándole a Film que no, que el jugador en el hielo no eras tú.
Hice lo que pude para no mostrar ninguna diversión.
Mientras Gun  caminaba hacia el pasillo, Daddy abrió la puerta, revelando a mis padres y sus sombrías expresiones. Mamá se veía... lamentable.

Normalmente estaba tan arreglada, así que fue raro verla con pantalones de yoga y una de las sudaderas de papá. Su cabello estaba amontonado sobre su cabeza en un moño caótico, y no llevaba maquillaje.
Papá parecía cansado.
—Hola, Sr. Opas. Sigue siendo hermoso. Hola, Sra. Opas—, dijo Gun  al pasar. —Adiós, Sr. Opas. Adiós, Sra. Opas.

Papá sonrió un poco al respecto, y luego se volvió a centrar en mi madre. Estaba en modo de protección, lo cual supongo que puedo entender. Ella era claramente la que estaba más molesta por lo de Daddy y yo.

Bai. Bai y yo. Se sentía raro usar el término “Daddy” con mis padres aqui.
Demasiado íntimo.
—Me gustaría hablar contigo en privado, —,le dijo mamá a Bai, con la voz ronca.
—Claro. —Bai asintió con un movimiento de su barbilla e hizo un gesto hacia el pasillo entre el dormitorio y su estudio. Pero antes de seguirla, vino a mí para dejar dos tazones de helado. —Ahora vuelvo, ¿okay?
Asentí con la cabeza y mordí la uña del pulgar. —Te amo, —susurré.
Detrás de él, papá estaba caminando.
Se enderezó como un loco.
—Te amo más, Molestia. Toma un poco de helado.
No estaba de humor para un helado, aunque era mejor estar sentado aquí inquieto. Así que cogí un tazón de helado de fresas mientras papá se sentaba en una de las sillas.
Cuando estuvimos sólo nosotros dos, no tenía idea de qué hacer o decir. Mantuve los ojos fijos en la televisión y fingí disfrutar del helado.
No sabía de qué trataba la película. Pasó volando junto a mí.

Mi Daddy (BrightWin) AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora