Cocina con Aurora

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La Reina, como todas las mañanas, luego de ir a dejar a su niño a la academia se dedica a cocinar. Mientras picaba unas zanahorias meneaba al ritmo de un tarareo pegajoso los pliegues de su diminuta falda oscura que dejaba poco a la imaginación. Además, tenía puestas unas medias caladas de red que resaltaban aún más la figura de sus largas y gruesas piernas.

De repente unas delgadas y largas manos tomaron los blandos muslos, subió recorriendo las anchas caderas recoger la falda dejando más a descubierto la zona trasera.

-Mi amor, espera, ¿no ves que estoy preparando la comida? -le regañaba la mujer algo molesta.

-Por qué mejor no dejas eso para después y aprovechamos de que el niño no está. -susurraba cerca al oído mientras rasgaba las medias con sus largas uñas.

-¡Otra vez!, ya van diez prendas de ropa que me rompes esta semana.

-Eso nunca me importó, ese numero puede aumentar si yo lo deseo. -Imponía el rey tomándola fuerte de la cintura y presionándola contra el enorme bulto que estaba en su pantalón.

Desabrocha su pantalón para liberar el miembro que sale golpeándole la zona lumbar y quedando posado sobre las telas de la mujer. Tomando las caderas de su chica comienza a frotar el falo por dentro de las prendas de arriba a abajo esparciendo su aroma por toda la espalda de su amada esposa.

Aurora, quien ya estaba extasiada, siente un aire caliente pegando en su zona inguinal, la contraparte de su marido estaba sentada en el suelo con su espalda pegada contra el mueble de cocina. Estaba lista para probar su plato preferido.

-¿Qué? ¿Como llegaste ahí? -Preguntaba la reina a la chica bajando su cabeza.

-he-he.

La chica comenzó a frotar aquel lugar con su respingada nariz muy suave, su boca babeaba con solo sentir el fuerte aroma de Aurora. De pronto ve que su otro ser acomodaba la gorda cabeza entre la cavidad de su presa. Una embestida agresiva empujaba a la Reina impactando contra el mueble y desordenando las cosas. La muchacha de abajo quedó enterrada en el lugar privado de la vampiresa, al separarse sus ojos podían ver como el grueso y largo miembro se hundía entre los labios carnosos perdiéndose hasta la mitad del tronco, que era suficiente para notar una hinchazón en su tierno abdomen.

Los movimientos no se hicieron esperar, de una manera suave penetraba la cavidad femenina; el glande besaba el cérvix cada cinco segundos, mientras más pasaba el tiempo le aplicaba más presión sobre las entrañas. Los fluidos del acto comenzaban a escurrir cayendo sobre la felina quien estaba con su pequeña boca abierta para degustarlo. De pronto se levanta y se sienta en la mesa en donde estaba Aurora afirmada, quedando frente a frente.

El Rey mete sus dedos en la boca de Aurora para jalarla hacia atrás posando la cabeza en su pecho dejándola expuesta para recibir un beso de la chica. Un beso que contenía aquellos fluidos lascivos que eran traspasados de boca a boca.

Se despegaban sus labios dejando un hilo de saliva que la chica envuelve en su dedo metiéndolo en su boca.

Esta vez el Hombre toma a la mujer de ambas piernas para posarla sobre su pene y acelerar el ritmo de sus punzadas.

El macho levantaba a su Hembra con sus fuertes brazos para luego dejarla caer enterrando la totalidad del tronco. Un sonido frenético hacía eco en la habitación, el impacto de las carnes era intenso, la agresividad que se estaba guardando hace un momento se había desatado. Los gemidos cada vez más fuerte sobrepasaban las paredes del lugar.

-¡Ah!... ¡Ahhh!... ¡Ahhh!... No pares, Amor. Sigue, sigue, dame con todo lo que tengas como si fuese tu juguete.

La matriz era exprimida cada vez que sus caderas bajaban, el empuje llegaba hasta su pecho que le producía una mezcla de dolor y excitación corrompiéndola. Lágrimas y saliva caían de su rostro desfigurado por el placer que el acto mismo le generaba.

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2023 ⏰

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