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Jimin sabía que era mala idea adentrarse solo al bosque, pero ya estaba ahí. Necesitaba llegar al claro donde la luna estaba en lo más alto iluminando todo de una manera hermosa, donde se sentía la calma y Jimin podía sentirse sereno. Llevaba en sus manitas una manta y un café embotellado. No se quedaría toda la noche, no podía debía entregar cuentas importantes al día siguiente o lo echarían de su trabajo. Y Jimin era un excelente contador.

Pasó las ramas largas y los árboles altos, hacia frío pero eso no fue impedimento para que Jimin siguiera su camino. Se movió sigilosamente entre los pequeños arbustos que protegían el claro. Sonrió cuando observó el ambiente libre de animales y la Luna en su punto máximo. Se acercó hasta estar cerca se la orilla y extendió la manta luego de sentó y destapó su café embotellado para beber un poco.

Suspiró. Era tanta calma que podía quedarse dormido, se recostó sólo un poco en la manta verde y acarició las pequeñas florecillas que habían ahí, sus ojos se cerraron y el sueño lo atrapó más rápido de lo que pensó.

Estaba tan cansado. Tan agotado de su trabajo y demás. Jimin se acurrucó más en la manta y se perdió del mundo real. Su sueño cayó tan pronto y profundo que no le dio ni tiempo de analizar qué pasaba a su alrededor.

Los arbustos al lado de Jimin se sacudieron, dándole pasada a un majestuoso animal grande de pelaje negro como la noche, un precioso híbrido-lobo de ojos dorados que brillaban muchísimo para ser reales. Se adentró en el claro, deteniéndose sorprendido de ver a un humano ahí.

Sacudió su cabeza y se acercó con cautela hacia la persona tumbada en aquella cosa azul. Olisqueó el cabello del chico, gustandole el olor a frutos.

Observó que estaba bastante dormido así que decidió transformarse para observarlo mejor. Las manos del lobo fueron a la cara del humano, acariciando la suave piel.

Jungkook, el lobo, nunca había visto a un humano tan de cerca, los veía a lo lejos, con extrañas cosas para matarlos a él y su familia.

Jimin se movió en la manta, Jungkook se asustó y se paralizó. El humano entreabrió los ojos y divisó muy difícilmente una figura humana que brillaba ante la luz de la luna, pero el cansancio era tanto que se volvió a quedar dormido.

Jungkook siguió admirando a la cosita bonita que dormía en el césped.

Debía irse, lo sabía, su hermano y él estaban cazando, sólo se había desviando para tomar agua, suspiró. Era suave y cálido, era bonito y pequeño.

Jungkook sonrió, acarició por última vez los pómulos del bonito humano y alejó de ahí, transformándose para correr lejos de ahí e ir al encuentro con su hermano.

Un humano en el bosque. No se lo diría a nadie o si no, lo matarían y no parecía peligroso. Era bonito sencillamente, pequeño y suavecito.

No. No era peligroso.

Jungkook llegó al encuentro con su hermano.

"Tardas años, joder" Exclamó Yoongi a través del vínculo que compartían. "Atrapé tres conejos"

Jungkook gruñó algo que sonó como burla.

"¿Sólo tres? Puedo hacerlo mejor"

"Narcisista"

Jungkook echó a correr hasta encontrarse con un venado. Yoongi llegó detrás de él, empujó a Jungkook de costado dándole a entender que si perdia al venado lo mataría.

A lo lejos, los dos lobos escucharon un aullido. Su manada estaba llamándolos. Era un aullido de peligro.

"Hay que irnos" Yoongi ordenó. Jungkook observó el venado. "Vámonos."

Ambos observaron al venado caer al suelo luego de haber obtenido una bala. Yoongi gruñó.

Son cazadores!, corre Jungkook. Vamos"

El lobo iba a correr, pero recordó al humano dormido en el claro.

"¡El humano, Yoongi espera!"

"¿Donde mierda vas, Jungkook? ¡Jungkook!" escuchó el aullido de su hermano.

Una bala. Le habían disparado.

IBRID.

𝐈𝐁𝐑𝐈𝐃 ━━━ 𝗞𝗢𝗢𝗞𝗠𝗜𝗡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora