¿Aún no lo sabes? Bueno, deja que tu amigo Qin, el gran emperador que gobierna los corazones, te ayude con ello.
Los labios del chino se extendían creando una sonrisa coqueta que alumbraba su rostro con confianza, pisó la blanda cama para sentirse en un podio, mientras sus amigos lo miraban atentamente.
¿Cómo para qué? - La voz del joven de cabellera larga y negra lo miró con confusión.
¿Cómo que para qué? —La voz del chino salió con disgusto— Es un día especial, creí que todos ya tenían sus regalos.
Yo tampoco tengo nada - interrumpió el que tenía el cabello levemente ondulado, llevaba su típica bata científica modificada a su estilo.
Un resoplido de disgusto salió de los labios del mandamás del grupo, definitivamente sus amigos le terminarían haciendo que tenga que teñirse nuevamente los cabellos con un tono rojizo, ya le era suficiente con el mechón completo que cubría su vista.
¿Por qué debemos regalar cosas hoy?, además que ¿¿RAYOS ES ESO DE AMIGO SECRETO?? —Se quejó el más fornido del grupo, ya le bastaba que el enano con complejo de emperador chino pisara su cama como para estar exigiendo algo.
Cállate, Leo —murmuró el chino nuevamente mientras sonreía— agradece que te toco Apolo, definitivamente hubiera preferido que me tocara él.
¿Por los maquillajes y perfumes? —el japonés interrogó.
Obvio —Esta vez Qin decidió sentarse en la cama al ver que la charla se había convertido en una ambigua entre sus compañeros de clase.
Estaba pensando en regalarle una de mis palomas fabricadas a Beel ¿eso estaría bien? - Dijo mientras sus ojos brillaban intentando pensar en la reacción que tomaría el pelinegro sombrío de su regalo.
¿Le vas a regalar una de tus palomas a él, pero no a mí?— el encapuchado que permanecía en silencio durante todo este tiempo se pronunció levemente ofendido.
Tal vez si tu Carelia no intentara masticarlas cada que las ve, te aseguro que ya te hubiera regalado una —Nikola paso levemente sus dedos sobre la cabellera negra del más bajito a quien le justificaba su incomodidad.
¿Tú ya tienes algo Simo? —Qin preguntó al otro que permanecía recostado sobre las piernas de Nikola.
Aún no del todo, pero en eso ando-murmuró suavemente mientras sus ojos se volvían a cerrar para estar en calma.
Bueno, ¿Quién quiere ser mi primera víctima? -La sonrisa de Qin se ancho ante sus propias palabras.
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¿En serio debo comprarle algo? Es decir, apenas me alcanza para comer en el descanso —Kojiro se desparramaba por la mesa mientras se le quemaban las neuronas al tener que pensar en regalar algo al rubio con él cuál su relación no era la mejor.
Qin lo miró por un momento, sabía que su amigo no tenía suficiente dinero para comprar algo demasiado caro, así que su idea de comprar algún collar de marca se esfumó como polvo en el viento.
Entonces invítalo a pasear, eso siempre funciona —habló claramente— Ya no tienes tiempo, dile que lo invitas a pasear y le compras un helado, no creo que se dé cuenta que no pensantes tanto en que tenías que darle, ya de por si eres medio abandonado en eso.
¿Tú piensas que un paseo sea suficiente? Es Poseidón de quien hablamos— Claro que no sería suficiente como podía comparar un collar de oro con un mísero helado.
¿Acaso tienes el collar de oro? —Se quejó el chino.
No —Su voz salió en un leve hilo, mientras se encogía en su propio lugar, sabía que tampoco podía exigir tanto a su amigo, ya que al menos le estaba intentando ayudar.

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Todo por un buen regalo
أدب الهواةQin se toma su tiempo para que las cosas salgan mejor que nunca y para ello tendrá que hacer esfuerzo para que sus amigos no arruinen la fecha del amor y la amistad ¿Cómo un regalo de amigo secreto puede cambiar mucho las cosas entre los estudiantes...