Flores Amarillas

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ɞ┊Info┊ʚ
temática – football universe
etiqueta – romance
shipp – leweus
robert lewandowski y marco reus

Nota: Historia desarrollada en el año 2014.

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Aún no consigue acostumbrarse.

Debe ser sincero consigo mismo, y la verdad acarrea como un hecho establecido el que no puede adaptarse a que Robert ya no esté más pululando a su alrededor.

Ha pasado tiempo, semanas en las cuales el término relación a distancia ya no suena tan amargo, horas en las que entrena a su mente para comprender que los kilómetros entre ambos no son un anuncio de muerte a lo que han construido desde que llegó al Dortmund.

Pero debe ser sincero consigo mismo, hay veces donde la lejanía le carcome el corazón. Como hoy, por ejemplo.

Hoy es un día especial, lo ha escuchado de sus amigos e incluso lo anunciaron en algún programa cutre de televisión del cual no recuerda el nombre, sólo recuerda el consejo burdo de «pasa el día con tu pareja y obséquiale flores».

Burdo, sí, porque es un mensaje impersonal que parte de una persona guionada. Sin embargo, si era tan sinsentido... ¿Por qué se encontraba así? No tenía idea.

A veces lo único que necesita es un día especial y a su pareja cerca, ni siquiera las flores son esenciales. Sólo quiere a Robert junto a él por un momento.

Y tal vez podría ir, tomando ventaja de que el cambio es de ciudades y no de continentes, de equipos y no de vidas. Después de todo, a Marco le gusta pensar aquello, que el equipo no siempre será la vida de alguien como lo es para él, quizás porque así sea más fácil asimilar que Robert viste de rojo y no de amarillo.

‹Me gustaría poder verte hoy›
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ13:56

Respira hondo mientras lee la vista previa de aquel mensaje. Quiere decirle que él también, pero los pensamientos en su cabeza se sienten pesados y sabe que necesita tomar un respiro antes de que la situación le pase factura.

‹A mí también›ㅤㅤ
13:59

Responde rápido al mensaje antes de volver la vista al frente. Hay días donde extrañarlo hace que le duela el corazón.

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Sale del entrenamiento sintiéndose más agotado de lo habitual; sin embargo, aquella actividad logra su cometido cuando sólo se concentra en el balón y su mente se despeja de todo lo demás.

Irá a casa de Hummels junto a otros del equipo, estará unas horas allí y luego volverá a su hogar. Planea llamar a Robert para preguntarle qué tal ha ido su día y, antes de una despedida, pedirle que cuente cosas absurdas con tal de escuchar un poco más su voz.

Y termina siendo un buen plan para él cuando, entre risas, olvida todo un poco más.

—Marco, ten. —İlkay llama su atención—. No deja de sonar.

Antes de llegar al aparato que el otro tenía extendido, la llamada se corta. El nombre de Robert aparece en la pantalla agitándole el corazón.

También hay un mensaje.

‹¿Y por qué no vienes a casa?›
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ20:34

Su respiración se corta, su ceño se frunce y siente la necesidad de golpear al otro por aquel mensaje tan ambiguo, la falta de precisión en él invitándole a imaginar escenarios que suenan demasiado fantasiosos para su realidad actual.

Comienza a teclear una respuesta pero, antes de enviarla, la pantalla de su teléfono vuelve a iluminarse por una llamada entrante.

—¿Robert? —inquiere al contestar.

—¿Te tardarás mucho? Es que llevo un rato aquí afuera y no tengo las llaves.

Su voz suena tranquila, quizás ligeramente divertida, como si estuviera disfrutando la situación.

—¿Qué?

Marco no puede formular nada más, no comprende qué sucede y escuchar la suave risa de Robert no le ayuda a concentrarse. Su imaginación se encuentra bailando con las estrellas mientras intenta descifrar si está pasando lo que cree.

—Te espero.

Y la llamada acaba.

İlkay aparece detrás de él, le palmea la espalda para traerlo devuelta a tierra y sonríe ante la mirada desconcertada del rubio.

—Ve, tu príncipe aguarda por ti. —Sus palabras sonaron burlonas—. Yo le diré a Mats que tuviste que irte.

No necesita más para salir de allí, con el corazón desbocado y las palmas de las manos picando ante la posibilidad de sentir las hebras castañas de Robert bajo éstas. Quiere tanto verlo que olvida que existen normas de tránsito que debe cumplir.

A la mierda, qué es otra multa más a su lista.

Apenas le prestó atención al camino, sólo sabe que ahora está cada vez más cerca de Robert. Lo sabe porque puede verlo apoyado en su puerta, con el celular en la mano derecha y un ramo de flores en la izquierda.

Flores amarillas.

No puede contener su sonrisa mientras se acerca, sus pasos son más lentos de lo que le gustaría y quizás se deba al leve temor de que sea un sueño, o tal vez la emoción de tenerlo de nuevo frente a él.

Robert levanta la vista cuando está a unos cuantos pasos de distancia, sus labios se ensanchan hacia arriba y se endereza completamente. Sus cuerpos reducen el espacio entre ellos, como dos imanes siendo atraídos por sus propias cargas magnéticas, como dos personas que llevaban buscándose desde hace tiempo.

El castaño posa su mano en la mejilla de Marco, dejando una caricia suave mientras lo observa. El menor sólo puede sonreír más por el tacto que, pese a ser delicado, se siente abrasador.

—Feliz veintiuno de septiembre, amor.

La voz de Robert le deleita al punto de casi cerrar los ojos, pero el mismo castaño es quien lo saca de su estupor al extenderle el ramo que lleva consigo. Marco lo toma con las manos ligeramente temblorosas. Es precioso.

Repara en la pequeña nota que lleva atada con una cinta roja y, sin resistir a la curiosidad, la sujeta para apreciar mejor lo que dice.

«No importa a cuánta distancia me encuentre de ti,
mi corazón siempre será amarillo porque en él estás tú».

Porque sí, cambiaron de equipos pero no de vidas, la lejanía no incluía sentimientos de desamor.

Porque el veintiuno de septiembre se vuelve especial cuando están los dos.

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n/a: feliiz díaa, espero q les haya gustado este cap, en un rato subiré otro más. cuídense y tomen agüitaa 💐