1.-Mariposas en primavera

307 48 25
                                    

Max gruñó al tiempo que se golpeaba la cabeza en la ventana, se frotó con una mano mientras sostenía la linterna con la otra y me iluminaba la cara.

—Anda, Zee—susurró detenido en el alféizar—, date prisa que Nunu no tarda en entrar.

Rechisté llevando el índice a mis labios.

Estaba concentrado leyendo las tarjetas de San Valentín que le habían obsequiado a Nunu en el jardin de niños. Me senté cómodamente en la alfombra en forma de oruga que tenía al lado de su cama y, con la linterna que traía conmigo, empecé a husmear en su habitación.

Paredes color azul y verde, peluches por doquier, también tenía una cocina de madera en la esquina y un pequeño sofá, sin embargo, a mí me llamó la atención su caja color verde manzana bajo su cama.

Max había mencionado que Nunu tenía un enamorado y estaba dispuesto a averiguar quién era, y yo por ser su mejor amigo le estaba ayudando. Teníamos nueve años, éramos chicos grandes y nuestro deber era cuidar a nuestros hermanos pequeños, sobre todo a Nunu que era el mas pequeño.

El sonido de unos pasos en el pasillo me desconcentró haciéndome esconder bajo la cama. Luego se escucharon las risas de mi hermana Janistar y Nunu su mejor amigo.

—Zee —articuló Max había metido medio cuerpo por la ventana y me seguía aluzando—, solo no hagas ruido. Te salvaré, quedate ahi abajo, hermano.

No hice ningún ruido, tan solo me puse en posición fetal y apagué la linterna que traía, quedándome muy quieto bajo la cama.

Janistar y Nunu no tardaron en entrar y encender la luz; subieron a la cama y empezaron a saltar sobre el colchón mientras reían histéricamente.

Me asusté. Así que me arrinconé contra la pared.

—¿Cuántas cartas recibiste? —escuché que preguntó Janis

De pronto los movimientos cesaron, se escuchó un ruido seco y apreté los párpados cuando miré las piernas flacas de Nunu. El estaba por agacharse y buscar bajo la cama su preciada caja de tesoros que yo mantenía resguardada en mis brazos.

—Te mostraré —le dijo a mi hermana.

—¡No! —gritó Janis de una forma exagerada—. Mejor salta conmigo, ven.

Nunu obedeció en segundos volviendo a brincar y a seguir riendo.

Le debía una a mi hermana. Si el señor Anong me descubría en la habitación de Nunu sería castigado, mamá no me dejaría salir a jugar por un mes entero.

Abracé fuertemente la caja y esperé paciente a que dejaran de saltar. Tal vez pasaron horas cuando escuché la voz de Max

—¿Qué están haciendo?

Rodé los ojos al escuchar la tonta pregunta. Max caminó al lado de la cama, sus tenis rojos no dejaban de moverse sobre el piso haciendo un ruido fastidioso.

—Estamos jugando —respondió Janistar —. ¿Dónde está, Zee?

—Se fue a tu casa —mintió Max de la peor forma.

Yo nunca volvía a casa sin mi hermana, era una regla que mamá me hacía cumplir.

—¿Por qué? —preguntó Nunu—, ¿qué le ocurrió?

—Mmm… —musitó Max pensativo—, creo que tenía hambre. Oh, por cierto, la cena está lista, mamá dice que vayamos al comedor.

—Es muy temprano —se quejó Nunu—, no tengo hambre.

—Sí, no tenemos hambre —aseguró Janistar —, hemos comido muchos chocolates hoy.

—Pero… —habló Max a medias cuando la voz de la señora Tanya resonó con fuerza:

Mariposas En Primavera || ZEENUNEW 🦋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora