Bebé el cielo está en tus ojos

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Bill Kaulitz se despertó cinco minutos antes de que su alarma sonara, estaba destinado a levantarse el viernes por la mañana. Puede haber sido mera coincidencia, o puede haber sido el hecho de que hoy tiene prueba de  historia del arte, la cual iba a pasar con rotundo éxito. 

No le gustaba alardear (En realidad si le gustaba un poco), pero había sido el "Estudiante del año" desde que llegó a su escuela en primer año. Ahora estaba en su último año de escuela, listo para graduarse e ir a una universidad en Londres para estudiar economía como su padre, y luego, asumir el negocio familiar. 

Su padre era el director ejecutivo de la mayor empresa de inversión en Alemania y su madre era la mejor abogada de Alemania. Se casaron un año antes que Bill naciera y se mudaron de Múnich a Hamburgo donde el negocio de su padre fue mejorando.                                                                Compraron una gran mansión donde dieron a luz a una niña y un niño más, eran Emma y Jake sus hermanos menores. También eran parte de una gran comunidad cristiana en su ciudad. Iban a la iglesia todos los domingos, donde sus padres eran grandes donantes, al igual que todos lo que asistían a sus escuela. 

Así que se podía decir que todo lo que Bill tenía era gracias a sus padres. Y para sincero, no le importaba. Le gustaba ser mimado, le gustaba ser la envidia de sus compañeros de clase y buscado por todas las chicas de la escuela. Por supuesto, no importaba lo que quisiesen muchas chicas, él siempre permanecía fiel a su novia desde séptimo grado, Natalie. Ella era la tercera mejor en su grado, justo después de su mejor amigo Georg Listing. 

Los tres tenían planes para el futuro; graduarse en la parte superior de su clase, irse a Londres y estudiar en Oxford. 

El sonido constante del despertador hizo espabilar a Bill y suspiró mientras se palmeaba la cara. Salió de la cama para ir directamente al espejo y ver si ninguna impureza había brotado en su cara durante la noche. 

Si era el estudiante e hijo perfecto, tenía que ser perfecto en apariencia. Lo único que no le gustaba de si mismo era su "barriga" y sus piernas similares a las de una mujer. Su madre le había contratado un entrenador personal hace un año cuando las cosas se comenzaron a ponerse "fuera de control" con sus hábitos alimenticios. Para ser honesto, no era su culpa que sus padres (Más bien el chef) pusiera cinco tipos diferentes de comida en la mesa. 

Se volvió de lado y puso una mano en su panza, aún seguía allí. Aguantó su respiración y su abdomen se hizo más plano de lo que ya era haciendo que sus costillas fueran más que visibles, pero a vista de Bill estaba más que gordo. Suspiró dejando salir el aire para ir a buscar su ropa para el día. Había conseguido todo un guardarropa nuevo hace un mes antes que la escuela comenzara. 

Más o menos consistió en una camisa negra ajustada, unos jeans ajustados de una de sus marcas favoritas (Dior) junto con una correa de cuero negra y unas botas de cuero autentico. 

Después de haber terminado de lavarse y vestirse tomó su mochila y bajó directamente al comedor donde vio a su familia esperando por él para decir su oración y comenzar el desayuno. Dejó caer su mochila al lado de la silla y se sentó para juntar sus manos y orar. 

–¿Tienes planes para esta noche? –Preguntó su madre mirándolo desde el otro lado de la mesa

–Uh, creo que no– Dijo Bill mientras cortaba sus huevos revueltos – ¿A que se debe la pregunta madre?

–Tu padre y yo tenemos una fiesta en Múnich esta noche así  que lo más probable es que venga Helem a pasar la noche 

Helem era su niñera desde que Bill era un niño pequeño y aunque el podría cuidar perfectamente de si mismo, aún la necesitaban para cuidar a sus hermanos pequeños.