La madre de Issei Matsukawa solía decir que cuando un hombre afirma tres frases, una de ellas es un hecho, la otra un deseo y el resto una mentira. Era una estupidez que su madre había copiado de su abuela y su abuela de su bisabuela, y que se repetía solo para que no muriera entre generaciones. Nadie realmente lo creía, aunque su madre lo solía mencionar con frecuencia. Sobre todo, cuando su padre regresaba tarde del trabajo y decía:
—Lo siento, cariño. He tenido que esperar al siguiente tren. ¿Qué es eso que tan rico huele?
Su madre siempre sonreía cuando veía a su marido, pero conforme pasaban los años, más se daba cuenta Issei de que su sonrisa era de plástico. Le respondía que no importaba, le preguntaba qué tal el día en la funeraria y le hacía un hueco en la mesa para poner un plato enfrente de él. Luego, le pedía a Issei que le ayudara a limpiar la cocina y ahí se lo repetía.
—Es importante que sepas distinguir cuándo es el hecho, cuándo es la mentira y cuándo es la esperanza —declaró un día mientras Issei secaba una cazuela que era tan grande como su cara. —Pero cuando seas tú el hombre que las diga, trata que todo suene como si dijeras la verdad. Incluso si estás mintiendo. Incluso si lo estás deseando. No dejes que los demás lean entre tus palabras lo que tratas de ocultar con tus mentiras.
La madre de Issei se murió cuando él cumplió los ocho años. El funeral ocurrió en la misma compañía funeraria en la que su padre trabajaba. Fue la primera vez que Issei vio a la compañera de trabajo de su padre, una mujer mucho más joven que su madre, agarrada al brazo de su progenitor. Tres meses más tarde, su padre se había vuelto a casar y su madrastra, aquella misma mujer, trataba de ocultar su barriga de embarazada.
—Ocurrió rápido —le dijo una vez su padre cuando Issei preguntó—. Por eso nos casamos. Tendrás un hermanito.
La mentira. La verdad. La esperanza.
— · —
—Ey, estábamos esperando por ti. ¿Dónde te habías metido?
Hanamaki es el primero que nota a Iwaizumi y zarandea su mano llamando su atención. Están sentados en una de las mesas de la esquina del bar y no hay mucha gente, por lo que no hace falta que Hanamaki grite el nombre de Iwaizumi como si estuvieran a miles de kilómetros de distancia. Aun así, lo hace, solo porque le gusta la atención y las miradas curiosas que caen sobre él. Iwaizumi pone los ojos en blanco y arrastra sus pies hasta la silla, exagerando una exasperación que todos saben que es fingida. O, al menos, no es tan drástica.
—Ya, ya. Estoy aquí. —Su cuerpo cae sobre una de las sillas después de que se quita una capa de encima. Es una chaqueta vaquera de color azul que le queda un poco grande. La coloca sobre el respaldo de la silla vacía y deja que su mirada vague por los dos vasos que hay en la mesa. —¿Ya estáis bebiendo?
—Claro. No íbamos a esperar por ti —resopla Hanamaki y remueve la pajita de su margarita. Los ojos de Iwaizumi se hunden vagos en Matsukawa cuando él no contesta. Está bebiendo un whiskey seco porque es lo que se ha acostumbrado a beber en la funeraria y es que el bar se limita a una o dos bebidas, esas más típicas que las personas en duelo prefieren beber. —Además, tú nunca quieres tomar alco...
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Vamos a contar mentiras [Haikyuu!!]
FanficTres historias cortas interrelacionadas de diferentes parejas de Haikyuu!!. Disclaimer: Los personajes pertenecen a Haruichi Furudate. Contenido adulto. Parejas: Matsukawa/Iwaizumi Matsukawa/Yamaguchi Terushima/Yamaguchi