las mentiras que te dije

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Fue un accidente

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Fue un accidente.

Tadashi Yamaguchi solo había ido porque se lo había pedido.

La fiesta de graduación de la Academia Jozhenji se había desmadrado. Las puertas de la residencia de chicos se habían abierto para los familiares y los seres más queridos y, junto a ellos, un centenar de adolescentes de las academias más cercanas. Muy pronto, los padres y las madres más escandalizadas abandonaron los dormitorios, y los jóvenes que disfrutaban su último día de instituto se quedaron para gozar de una buena fiesta.

Fue un accidente.

Tadashi Yamaguchi no esperaba que hubiera alcohol.

El capitán del equipo de voleibol también era el chico más popular de la academia y había sido él quien había invitado al resto de preparatorias de Sendai. Era su manera de despedirse del instituto que se había encargado de forjar su personalidad. Había dicho que era una noche para divertirse, para soltarse la melena y relajar un poco los hombros de las personas más tensas.

La residencia estaba a rebosar. Tadashi había visto un par de caras conocidas de los otros institutos de la zona e incluso su camino se topó con el de sus compañeros de voleibol. No se quedó demasiado tiempo con ellos porque el anfitrión de la velada había decidido arrastrarlo de un lado hacia otro para que así conociera a sus compañeros de clase.

Tadashi nunca había sido un fanático de conocer a gente nueva, mucho menos en un ambiente tan frenético como lo es una fiesta de graduación. Por eso, aceptó los vasos de refresco y alcohol que Hana le ofrecía.

—¡Disfruta de la fiesta! —Hana le guiñaba un ojo y le sonreía con picardía.

Llegados a un punto, a Yamaguchi ya no le importaba morirse de la vergüenza cuando Yuuji Terushima le presentaba a sus amigos diciendo: —Ey, chicos. Mirad. Este es Yamaguchi-kun, mi chico. A que es lindo.

Tadashi no estaba seguro de qué era lo que teñía su rostro de rojo, si el alcohol, si que Terushima le dijera lindo o que lo llamara su chico. Probablemente, una mezcla de las tres.

Fue un accidente.

Tadashi Yamaguchi era débil ante las palabras bonitas.

Entrada la noche, Tadashi se había separado de Terushima para ir al baño y lo había perdido de vista. Solo como la una, Yamaguchi comenzó a caminar por los pasillos de la residencia y tuvo cuidado con no tropezar con las botellas que había por el suelo, o los adolescentes que se encontraban sentados contra las paredes. Habían parejas besándose como si la vida le dependiera de ello. Había gente llorando y riendo como maníacos desquiciados. Había gente hablando en susurros, había gente gritando y chillando. No volvió a ver a Hana o Bobata, los amigos de Yuuji, así que no se pudo despedir de ellos.

Tadashi sacó su teléfono de su bolsillo trasero cuando se dio por vencido. Llamaría a Yuuji y, si no le contestaba, le enviaría un mensaje diciendo que se ha tenido que ir. El alcohol comenzaba a abandonar su sistema y el cansancio se apoderaba de sus músculos. Había estado bailando junto a Terushima y sus amigos como nuna antes lo había hecho y ahora su cuerpo se había quedado sin energía.

Vamos a contar mentiras [Haikyuu!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora