Capítulo 2

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-Disculpe si lo incomodé de alguna manera señor Kim- me disculpé nuevamente.

La cena había terminado y este insistió en dejar una cuantiosa suma de propina, la cosa es que tenemos un régimen bastante fuerte con respecto a ese tema.

Está totalmente prohibido recibirlas, y aquello es penalizado con el despido, no podía permitirme ser despedida pese a que este ofrecía un billete en dólar, y me tentó, pero no lo hice.

-Descuide, sus atenciones fueron magistrales. Quería recompensar aquello.- sonreí en agradecimiento.

-Puede hacerlo regresando a nuestro restaurante- realicé un leve movimiento de inclinación cual devolvió con esos ojos fieros fijos en mí, aquel hombre era demasiado hermoso e intimidante, ambos acompañantes se encontraban en la entrada, los notaba fumar en la acera y me pregunté si él también lo hacía.

Era un hombre fino y elegante, de abrigos gruesos, quizás cigarros. Puros selectos. Aquella imagen de este bebiendo vodka, Wiskhy o incluso ron, fumando un puro, aquello era demasiado para la cordura de cualquiera.

-Una vez más, un placer recibirlos. Buena noche- me despedí, no podía seguir perdida en esos labios y ojos, en ese cuerpo firme que estoy segura esconde bajo esa ropa pulcra y formal.

-Emily- me llamó Camil al apenas estos marcharse, más lo que sea que planeaba decirme quedó suspendido en el aire al algunos comensales pasar por nuestro lado para ser atendidos, decidí partir a la cocina.

Los olores deliciosos me hicieron marear, también el hecho de que tenía hambre, pero no podía comer nada hasta mi descanso y tampoco le pediría al chef, aquel hombre desagradable.

Había un puesto callejero a una calle, vendía comida rápida tradicional y la amo, la señora también es muy agradable.

Los meseros atendieron los clientes con maestría y aproveché aquello para ir a los casilleros y tomar dinero, pero la conversación tras la puerta me hizo detener.

-Es una zorra, como estaba de risitas con ese cliente.

-Si, obvio quería sacarle dinero, aunque con lo bien que se veían es lógico, yo también lo hubiese hecho, solo que lo habría esperado en el estacionamiento para darle mi número. A cualquiera de los 3. - suspiré, volví mis pasos y luego regresé haciéndolos sonar para alertarlas.

Ambas me saludaron con profesión y luego de tomar el dinero le avisé a Camil que saldría a comer algo.

La brisa fría me hizo sentir a gusto y cuando al fin encontré el camino el puesto estaba ocupado, por alguien... más bien, por ellos.

Los 3 estaban en el, en una pequeña mesa improvisada, solo el más alto parecía comer mientras el más joven bebía y el castaño fumaba un puro. Si es hombre de puros como pensé. -Aquí está otra vez- su voz ronca alertó a los demás, cuales parecieran compartir chiste pues comenzaron a reír.  Me incliné para saludarlos.

-Al parecer así es.- parecían tener mucho aquí, desde que salieron del restaurante y de aquello hace más de unos cuantos minutos.

La señora del puesto ya me preparaba lo que suelo pedir. -Toma mi lugar- negué

-Tranquilo, no suelo sentarme- era cierto, comía en la barra mientras escuchaba las conversaciones de la señora.

-Hyung- habló el menor, tomó la botella de sojú en la mano -Ya vamos.- estos se alejaron con un asentimiento y caminaron hasta el otro lado de la calle, había un auto lujoso, negro, al cual se adentraron.

-Buen provecho- dijo con una leve sonrisa. -Lo nuestro y lo de la señorita.

-Ohh no es...

-No es propio negarme esto también- su tono era plano, aquel hombre intimida mucho. Demasiado.

-Gracias- estoy segura de que mis mejillas se tornaron rojas. Lo vi observarme, morderse el labio y marcharse hasta subir también, solo que a un vehículo diferente.

5 camionetas en total se movieron cuando ellos lo hicieron y me pregunté quien era. Quienes eran ellos.

Comí lo que se había servido cuando se perdieron por la carretera pero antes de marcharme, la señora Jang, quién parecía tener un dilema mental, habló. -Señorita, permítame advertirle....- dudó, el ruido de la calle nos hizo tensar, dos coches habían impactado y comenzaban a discutir.

-Debo irme señora Jang, llamaré a la policía de camino.

-Ve tranquila niña.

Me marché a prisas y cuando llamé logré relajarme un poco, no parecían estar en su sano juicio.

Cuando llegué al restaurante esa noche, las prisas por atender y que todo estuviera perfecto me dejaron extremamente cansada.

Caminé como zombie hasta la parada de autobuses y prácticamente me dormí en mi transporte, cuando llegué a casa me lancé sobre la cama sin siquiera retirarme el maquillaje, solo dejé el vestido en una esquina de la habitación y me metí bajo las sábanas buscando algo de calor. Suspiré gustosa al obtenerlo y me dejé guiar por Morfeo.

La mañana llegó antes de lo pensado pero no era mi alarma quien me despertaba, eran los toques en la puerta y de pronto odié al repartidor que no era capaz de leer bien una dirección.

Tomé un vestido cualquiera de estar en casa y abrí mientras me ataba el pelo, su cara me recibió junto con un enorme ramo de rosas rojas. -Señorita Kang Emily- llamó entregándome aquello. Eran más de 100, estaba segura de ello.

Gracias por las atenciones, un placer haberla conocido.

K.S.




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⏰ Última actualización: Sep 21, 2023 ⏰

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