DILUVIO EN LA BIBLIOTECA

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    Durante unos días puse sus fáciles lecciones en acción, pero sentí que necesitaba más, de pronto no podía dormir, necesitaba más conocimiento, lo necesitaba como un bebe a su mamá.

Caminaba sin rumbo tratando de encontrarlo. Estuve deambulando, fui al metro sin éxito, solo faltaba un día para ir a su discurso, no creía que alcanzara a aguantar, no pude ir a trabajar, más encima estaba fea, ya los hombres no me halagaban y las mujeres ni me miraban. Eso no me importaba, tan solo era un zombi buscando cerebros, pero solo uno, así que como tal al fin lo encontré en la biblioteca, estaba leyendo un libro. Lo observé, me enfrié presa de los nervios, todas las preguntas que había ensayado se evaporaban, cuál niñita ingenua, ni siquiera fui capaz de mirarlo mucho, tampoco fui capaz de acercarme, solo lo mire a veces hasta que se fue, rápido agarre ese libro con curiosidad pensé que era de dónde sacará su sabiduría y aquel libro decía esto:

1.3 UTHNASPISHTIM

Él era un joven que desde pequeño soñaba con recorrer el mundo, lo cual ya llevaba varios años haciéndolo, fue duro, al principio dejar su hogar sin saber a dónde ir, mendigar comida, dormir en la calle, trabajar muy duro por poco sueldo, pero ya casi tenía dominado su oficio de trotamundos. Aprendió a hacer amigos a los extraños viendo las cualidades de cada uno, admirando a la mayoría, cautivando con sus historias, aprendió poemas, canciones y demás. Sabía algo de carpintería, herrería u construcción, muchas cosas en la tierra lo habían cautivado; sin embargo, no tanto como con lo que se encontraba al frente suyo en aquel lugar de ese país llamado Babilonia. No creía lo que veía, no por sus grandes dimensiones, sino que porque por coincidencia, hacía varios días de ese sitio había visto en construcción una nave tan grande como esa, tan grande como una montaña, y en un paraje tan lejos del mar o un río igual que la otra. Mirando atónitamente, no se dio de cuenta de que una serpiente cobra estaba a punto de morderlo, cuando de pronto un misterioso viejecito le dijo —quieto.

El muchacho asustado le contesto — pero señor, estoy inmóvil asombrado por esa asombrosa construcción.

—  No muchacho —le replico el anciano — le digo a esa traviesa cobra que se olvida que está dentro de un territorio neutral donde no puede inyectar su mortal veneno.

El muchacho asustado cayó gateando al revés de manera estúpida y con dificultad para respirar.

—  Calma muchacho, no te pasará nada —manifestó el Barbiblanco señor — cálmate, sé que este animal no se ve por estos lares, tampoco gente de tu raza. Pero parece que no son del mismo lado.

— No, señor, jamás había visto una serpiente de esa en todos mis viajes. Lo que verdaderamente me sorprende es esa gran embarcación aquí en este lugar tan lejos de un cuerpo de agua. Pero no es la primera vez que veo una de estas y en estas condiciones, es algo perturbador y desconcertante, o tal vez me estoy volviendo loco como aquella vez que vi a ese ser de varias manos bajar del cielo que me dijo algo que no recuerdo y me transportó a otro camino más lejano en un segundo

El viejo suspiro mirando fijamente al mi muchacho diciéndole  —pues lo que me dices me sorprende, no sabía que había otro loco en mis mismos pasos, me gustaría que me contarás sobre él, por favor muchacho dime.

El joven, ya calmado porque la serpiente se había marchado, comenzó a relatarle, 

—Yo llegué a una tierra de judíos escuché en una tienda que un viejo loco estaba construyendo un arca que porque decía que Dios le había hablado que venía un diluvio para limpiar el mundo. Caray pensé es una oportunidad laboral, debe de estar necesitando gente, antes ya había trabajado con gente excéntrica que pagaba muy bien, averigüe muy bien dónde encontrarlo, pero al llegar a su sitio de construcción fui encerrado por unas bestias que tampoco conocía, aunque también quede embobado con tan magnífica construcción. Su familia lo apoyaba en esa empresa, así que me fue muy complicado que me diera la oportunidad de ayudarle. Noé me parecía un tipo gruñón, pero era que se había convertido en la burla del pueblo. Mucha gente venía de otros lados a burlarse, sin embargo, yo no me mofe, pues ya había conocido alguna gente que hacía cosas inexplicables como los atlantes con sus luces mágicas. Además, estaban entre un ejército de animales que ni los atacaban ni tampoco se comían entre ellos. Por otra parte, no se veían que fueran muy ricos para hacer semejante construcción. Al fin pude demostrar mi valía calibrando el timón y otros mecanismos, me fue muy bien pago además de la rica comida que no faltaba. Me sentía muy perfectamente, hasta que cierto día llegaron unos hombres con símbolos y antorchas llenos de ira diciendo que eso era anti nación. Noé solo los vio inexpresivamente, yo, en cambio, tome una sierra poniéndome en guardia. Cuando ellos atacaron el suelo se movió y arrastrándolos a un abismo menos al jefe que se quedó atrás, no obstante eso no lo lleno de miedo, al contrario, se enfureció amenazando que volvería con un ejército más poderoso, yo no podía permitirlo y corrí con la intención de matarlo. Noé me grito que no lo hiciera, pero yo seguí en la persecución, lo alcance tumbando lo de su caballo. Al estar peleando los dos nos fuimos por un peñasco, después me encontré perdido sin forma de regresar, trate, y no pude. Llegué a un pueblo cercano encontrándome a ese tipo que trato de matarme con unos guardias, me escape corriendo. Sin embargo, ellos se acercaban rápidamente en sus caballos mermando mi esperanza de escapar con vida, fue cuando llegó un gran disco de fuego que escupió un ser con muchos brazos que me agarró, de pronto aparecí a unos kilómetros de aquí totalmente a salvo.

El anciano suspiro —vaya historia, yo ya estaba preocupado debido a que no sé fabricar el timón de la nave. Ojalá que a Noé le vaya bien, que no desfallezca y me alegra que su familia lo apoye, a mí la nunca me entenderán.

A lo que el muchacho contesto: —vaya, me doy cuenta de que fui traído hasta aquí para arreglar sus problemas, pues también soy un buen vendedor y le puedo vender su historia a su familia para que vengan a ayudarlo, así no suceda el mentado diluvio.

Pasaron unos meses y el muchacho no solo le ayudó al anciano llamado Utnapishtim, también le ayudó a construir el arca, a organizar los animales. Pero lo más importante reconcilió a la familia del anciano, quienes ahora también le ayudaban, y todos felices pensaban que si no venía el diluvio igual habían pasado una gran experiencia construyendo como familia tal Proyecto.

Pasaban los días, pero en el cielo no se dibujaba señales de lluvia, llegaban desconocidos para contemplar el arca, algunos se burlaban, otros pedían ser incluidos en la tripulación, pero llegó el momento que hasta Utnapishtim llegó a dudar de su profecía.

Mi paz terminó una noche que al escuchar unos ruidos decidí ir a investigar descubriendo que unas personas querían quemar la nave. Me enfrenté ferozmente a ellos hasta que me di cuenta de que eran algunos de sus familiares, que al confrontarlos me dijeron que querían que el viejo volviera a casa y dejará este capricho, que ya estaba bien de esto, que no podían vivir para siempre en un barco lleno de animales.

Qué dolor, reflexioné, no sabría que le dolería más al viejo si la traición de sus familiares o el hecho de que yo les diera muerte. Así que llorando me aleje de ese lugar.

Pronto estuve lejos de allí, únicamente la lluvia que no paraba de caer calmaba mi tristeza al imaginar como ahora la gente les rogaría a esos dos viejos que les dejara entrar en su arca como les pedirían perdón porque ellos tenían razón.

Creí que moriría cuando un arroyo me arrastró durante horas hasta que fui rescatado por un anciano. Me alegré, supuse que se trataba de él; sin embargo, este anciano era de piel color ébano y ojos azules como el Cielo, estábamos en una gran barca parecida a las otras, pero a pesar de estar ya con suficiente caudal para que flotara la barcaza parecía que no Iba a emerger. La revisé dándome de cuenta de que faltaba calibrar el timón y otros ajustes, rápido me dispuse a hacer los arreglos pertinentes y la nave funciono. Navegamos durante meses, algunos animales se murieron, los primeros fueron los unicornios, luego los dragones se ahogaron y los curros se evaporaron, al final perdimos a varias especies, el pobre anciano lloraba cada vez que esto sucedía. Al fin llegamos a una enorme isla de alta temperatura, en donde vivimos felices y me toco hacer el sacrificio de casarme con sus tres hijas.

ENAMORADA DEL GURUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora