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Ahora estaba de nuevo en el sótano. La tenue luz que había podía alumbrar un poco su rostro, tenia el cuello lleno de chupetones y marcas de mordidas, le dolía el cuerpo, pero sobre todo su cadera. Juan lo había usado como un  juguete por horas, y sus heridas de las muñecas habían sangrado de nuevo, por lo que ahora tenia bendas nuevas.

El suspiro por octava vez, sus ojos seguían rojos por lo mucho que lloro, estaba harto de estar en ese lugar, de que la única persona con la que había hablado era Juan. Extrañaba a sus amigos, su hogar, sus gatos, extrañaba su vida. Sus ojos estaban perdidos en el claro color de el suelo de cemento, no tenia nada mas que hacer, estaba repitiendo su rutina a antes de poder escapar, solo estar sentado por horas, en espera de que Juan bajara con comida. 

En ese momento se escucho la puerta de metal rechina, juan estaba bajando las escaleras. El levanto su vista, viendo a el chico, deseando que trajera consigo un poco de comida, pero su mirada bajo nuevamente, en cuanto noto que no traía nada en sus manos, solo el el horrible collar de perro que le obligaba a ponerse

"Despertase...Osito" Juan dijo apenas bajo las escaleras, su sonrisa era brillante, y la luz en sus ojos era tétrica "Bueno...Espero esta vez te haya quedado claro que no puedes escapar" Sus pies se arrastran con calma por el piso, hasta que llega a la puerta de la celda, sacando las llaves de la puerta de barrotes de metal "Acércate" El dice bruscamente

Spreen se levanta con pesadez de el suelo, apenas se podía mover. El camino con lentitud hasta estar lo suficientemente cercas de la puerta. Juan abre la puerta, dejando paso para que Spreen saliera unos segundos, sus manos se acercan a el cuello de Spreen, poniendo el collar de perro junto con una cadena "Hoy saldremos a pasear" El dice mientras lo jala por la cadena de metal

Una ve que suben las escaleras de el sótano, juan deja a Spreen unos segundos, esta seguro de que no podrá escapar, las púas que puso en los muros de madera serian suficientes para que Spreen dudara dos veces antes de actuar. La casa o mas bien, el templo de juan, estaba amueblada con varios muebles de madera que parecían viejos, y un par de fotos de sus amigos.

Su mirada estaba perdida entre sus pies descalzos y el piso de madera, el olor a libros viejos y cafe inunda su nariz, juan de por si ya tenia ese olor, pero su casa demostraba que le pertenecía a Juan. Sus tobillos estaban marcados por las esposas que Juan le había puesto en algún omento, teniendo marcas de cortadas de las vece que intento escapar

Spree se preguntaba todo el tiempo en que habría pasado si hubiera podido escapar, si hubiera encontrado a alguien que lo ayudara, o aun que sea llegar a el pueblo que en algún momento recorrió hace un largo tiempo antes de estar encerrado dentro de ese horrible lugar.

Aun se preguntaba como fue que llego ahí. Tenia una vida medianamente feliz y exitosa, tenia su local de comida, y su local de revistas, tenia amigos y aun que hacia algunos actos ilegales no se merecía todo este maltrato, era demasiado para el, lo peor es que no podía acabar con ese sufrimiento, lo había intentado. Pero su intento de suicidio no funciono una mierda, Juan lo encontró y lo obligo a seguir con su vida de mierda

"Vámonos" La voz de juan lo saco de sus pensamientos lúgubres, jalándolo fuera de el gran santuario, caminando por el lugar, el pasto verde y las flores de colores esparcidas por el pasto. Sus pies caminaban con cansancio, hasta que vio a donde se dirigían, al pequeño estanque "¿Hoy no hablaras?" Juan dijo mientras frenaba en frente de el estanque, soltando levemente la cadena, dejando un poco libre a Spreen, aun que el aun estaba de prisionera en el lugar.

Spreen siempre se estaba quejando, pero ese día no, estaba molesto y triste, pero sobre todo dolido, tanto física como mental mente "Lo siento osito...Solo que sabes que no tienes que escapar...Lo hago por nosotros" Las manos de Juan se acercan a las mejillas de Spreen, acariciando con cariño falso y doloroso. Sus ojos negros brillaban con tristeza, esos leves actos lo hacían sentir asqueado, y le molestaba.

"Disfrutemos el día...Tal vez depuse deje que duermas en mi cama" El dice con calma, mientras se acerca a los labios de Spreen, un beso dulce  y tierno pero a la ve salado y doloroso. Spreen odiaba esos besos, pero no podía quejarse, sabia lo que pasaba cuando se quejaba y se negaba a esos actos 'afectuosos' de Juan.

Sus labios se separan, mientras juan toma la cadena de metal que estaba atada a el cuello de Spreen, sonriendo. Spreen se juro que esa horrible sonrisa haría que desapareciera, se lo prometió en el momento en el que llego a ese lugar, y lo haría, no importa que, se vengaría.

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Cap de relleno, estoy aburrido y no es fuerte, fue solo de a gratis por que hace una banda no actualizo acá. Xhao.

¡𝘔𝘰𝘯𝘴𝘵𝘳𝘶𝘰!  -Spruan-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora