Las horas, las semanas, los días pasaron desde aquella noche.
Ninguno de los dos había vuelto a tocar el tema, en un silencio acordado sin decirlo, y para su buena suerte, ninguno de los invitados había mencionado al público esa supuesta relación entre ambos. El mismo Chilito les había dicho que tenía su silencio asegurado, y que si alguien llegaba a decir algo, se encargaría él mismo de romperles las canillas. Gonzalo, por su parte, había sido echado del grupo.
Lionel se encontraba cada día más estúpido. Sin darse cuenta (al menos conscientemente), Pablo y él se habían vuelto aún más cercanos después del evento, cada tanto haciendo "chistes" sobre aquel noviazgo fingido, ante los cuales Walter y Roberto se miraban confundidos. Y en esa cercanía, la sensación de su pecho crecía cada segundo más, haciéndolo sentir cada vez más como ese Chilito embelesado con su Mica.
No podía dejar de verlo un segundo, porque qué bello era Pablo. Qué bello era Pablo apenas levantado, con los rulos revueltos y una cara de sueño que amenazaba matar a quien le hablara, a excepción de que fuera él. Qué bello era Pablo en el entrenamiento, dándole las indicaciones a los jugadores y enfatizando en las jugadas a mejorar. Qué bello era Pablo en las reuniones del cuerpo técnico, alcanzándole un mate mientras le guiñaba el ojo, con la luz del sol entrando por la ventana e iluminándolo de costado. Qué bello era Pablo cuando le hablaba, cuando decía su nombre, cuando se inclinaba hacia él para sugerirle cambios en los esquemas, cuando reía ante sus chistes. Simplemente, qué bello era.
Y cuánto le gustaba.
El calor de aquella noche no lo había abandonado ni un día, y sus sentimientos eran cada vez más fuertes y más claros. El falso noviazgo le había abierto las puertas a una sensación que creyó que jamás volvería a sentir luego de divorciarse de Elisa: el amor. Sentirse así por el cordobés lo llenaba de miedo y por eso callaba, pero no podía dejar de pensar en él. En las cosas que hacía, en lo que le decía, en lo pelotudo que se ponía cuando le sonreía.
En su cabeza, Lionel no paraba de pedirle al universo otra oportunidad para pretender ser pareja. Porque, aunque fuese una mentira, quizás era su única chance para dejar entrever lo que sentía.
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- ¡Gringoooo! ¡Te está sonando el celu hace rato!
El grito de Roberto, proveniente desde el baño de la sala de reuniones, lo hizo volver a la realidad. Lionel sacudió la cabeza y buscó el aparato en su bolsillo, atendiendo sin fijarse en el contacto, y puso el altavoz en volumen bajo para tener las manos libres y poder seguir ordenando sus papeles.
- ¿Qué hacés, pibeee? ¿Todo bien?
La voz ronca y risueña del Chilito al otro lado de la línea lo hizo sonreír ampliamente. En tan poco tiempo, el hombre se había convertido en un gran amigo para él.
- A full con la previa del mundial, calentando motores- contestó el pujatense- ¿Y vos? ¿Qué contás?
- Los números- bromeó el ex DT- ¡Mentiiira! Cuchame una cosa, te tengo una propuesta. Lo estuve pensando mucho porque capaz me mandabas a cagar, pero bueno, uno tiene que animarse.
- Pero decime, mirá si te voy a hacer eso, por favor.
- Bueno, quería invitarlos a Pablo y a vos a cenar. Ustedes dos, la Mica y yo. Onda, como una cita doble... Le hablé a ella de ustedes y se quedó encantada, y me tiró la idea. Pero nadie más tiene que saber, no te preocupes.
Lionel sonrió con cierta tristeza, jugando con el cordón de su buzo azul. Una nueva oportunidad, una también mentirosa, pero oportunidad al fin.
- Le voy a preguntar a Pablo, no quiero decidir yo solo algo así- pronunció al fin, con un suspiro pesado- Y cuando sepa, te aviso, ¿dale?
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Solo una noche [Two shot]
FanfictionLionel Scaloni es invitado a un encuentro de directores técnicos y propone invitar a su compañero, Pablo Aimar, pero todo se le va de las manos cuando se da cuenta de que los invitados creen que ellos son pareja. ¿Qué puede hacer, sino enfrentarse a...