Prólogo.

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No hay cosa que una madre no haga por sus hijos.

Creo que todos sabemos eso y algunos lo habremos oído puede que incluso de la nuestra.

Éste era el caso de Darey. No había cosa que su madre jamás hiciera por él. Desde que era muy niño fue el niño mimado e idolatrado de su madre, la señora Lúa.

Igualmente si nos referimos a su robusta hermana mayor Leyre, que contaba ya con 28 años y bien conservada al igual que sus bellas curvas,  podemos decir que al igual que su madre, protegía y consentía de más a su hermanito menor, ya hecho todo en joven de 16 años severamente apuesto.

Kaori era una bella  chiquilla de 11 años que, a diferencia de su madre y su otra hermana, ella no idolatraba tanto a su hermano, más sin embargo lo quería e igualmente ya sea por elección propia o por obligación de su mamá hacía cosas por su hermano mayor que en ciertas ocasiones se negaba a hacer, como toda una niña rebelde de su edad.

No tenía un padre, había fallecido, y desde entonces Darey se comprometió en cumplir con todo lo que su padre hubiera hecho en especial con su madre. Porque así como la mujer adoraba a su hijo, el hijo estaba encantado con ella. No había una mujer mejor que la que lo había traído a la vida, ni siquiera sus propias hermanas.

Y ahora qué ya pusimos en un poco de contexto a nuestro lector, esperamos que tenga imaginación y mente para todo.

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