San Francisco, California.
Meryn.
Sonaba el teléfono. Era Camille, mi secretaria.
—Los ejecutivos ya están aquí, señorita Salvatore.
—Hazlos pasar a la sala de juntas.
Salí de mi oficina y caminaba por los pasillos, mis tacones hacían eco al caminar.
Al entrar a la sala de oficina, al verme se levantaron todos los hombres y me saludaron con un gesto de gentileza.
—Buenos días, señorita Salvatore —dijeron todos al mismo tiempo.
—Buenos días, señores pueden tomar asiento.
Estaba segura de mi misma, no duda de mi en lo absoluto, sabía que yo podía demostrarles a esos idiotas que yo era más inteligente que ellos y que podía conseguir todo lo que yo quería.
—Las ventas han subido un treinta por ciento, lo que significa que es bueno para la empresa —expresé.
Asintieron en respuesta.—Esta semana se enviará la mercancía al extranjero —pronunció uno de los ejecutivos. Un hombre de edad, con cabello castaño y ojos grises.
—Me parece perfecto —sonreí—¿Algo más, señores?
—Las primeras muestras de los productos serán enviadas a su socio, Damon Reuter.
—¿Mi socio?—comenté estupefacta.
Esto es una jodida broma.
—Sí, su socio —respondió—. Su padre falleció ayer, así que él quedó designado al cargo.
Joder.
—Gracias por informarme, señor Parker —dije con voz firme—. Pueden retirarse.
Tome el teléfono y llame a mi secretaria.
—Camille, puedes traerme un café caliente, por favor.
—Sí, señorita Salvatore.
No podía creer que el señor Reuter había fallecido, me agrada de a ratos, era un hombre tosco, ambicioso pero también era un hombre perseverante y solía tratarme como si fuera una hija para él…
Era uno de mis mejores socios, era fácil debatir con él.
Camille interrumpió mis pensamientos. Sonreí mientras ponía la taza de café en mi escritorio.
—Gracias, linda.
—¿Necesita algo más, señorita Salvatore?—susurró.
—Podrías enviarle rosas a la familia Reuter y mi más sentido pésame.
Asintió y salió de la oficina.
La semana había acabado y lo único que me quedaba hacer era quedarme sola en casa viendo documentales de asesinos seriales.
Gareth venía hacia mí. Mi recepcionista, un chico rubio, alto, con el pelo corto.
Era un chico joven y algo atractivo.
Estudiante de último año de universidad.
—Señorita Salvatore le dejaron este recado —dijo con voz grave mientras me entregaba un sobre de papel.
Sus ojos reflejaban un brillo e hicimos contacto visual por un segundo. Tenía unos ojos verdes, demasiados lindos diría yo.
—Gracias, Gareth.
—Nos vemos mañana —comentó y me sonrió.
Asentí y abrí el sobre.
Meryn.
He estado tratando de comunicarme contigo pero siempre me evades, lamento mucho el daño que te hice, nunca quise herirte quisiera poder remediar todo la mierda que te hice sufrir.
***
Llegue a casa. Estaba exhausta tanto físicamente como mentalmente.
Me agache para quitarme los tacones y Wilson fue el primero en saludarme. Un gato rubio que rescate de la calle.
Era un gato viejo y perezoso. Me gustaba porque no solía ser activo todo el tiempo.
Sonreí al verlo y el simplemente maullo y con hacer eso, entendí lo que quería.
—Eres precioso, ¿lo sabes?—murmurre mientras le acariciaba la cabeza.
Wilson disfritaba su comida, lo sabía porque ronroneaba.
Me servi un poco de whisky y bebí un poco. Era amargo pero delicioso, quemaba mi garganta.
Lleve la botella de whisky al baño. Bebía un poco mientras abría el grifo de la ducha, el agua estaba tibia, no aguante más y me adentre a ella.
La espuma se deslizaban sobre mi cuerpo desnudo, lavo mi cuerpo de pies a cabeza y masajeó mi larga cabellera castaña con el shampoo.
Bebo un poco más de whisky.
Me sentía tan relaja y con sed de deseo…
Deslizo lentamente mi mano en mi abdomen hasta llegar a esa zona sensible estaba caliente.
Joder, si no fuera por el agua estaría tan húmeda…
Gimotee al sentir como mis manos abrían paso entre mis pliegues y se adentraban en mi vagina. La acaricié suavemente en círculos y con el pulgar froto mi clítoris el cual palpitaba
Aumentaba mis movimientos, metía y sacaba lentamente mi dedo dentro de mi vagina. Podía sentir como palpitaba, me encontraba excitada y estimulaba cada vez más está zona.
Jadee al sentir como mi coño apretaba mi dedo y comencé a embestir con más fuerza mi dedo, acariciando las paredes de mi vagina.
El teléfono sonaba.
Número desconocido.
—¿Sí diga?—gimotee y luego carraspee al escuchar que había hecho ese sonido involuntariamente.
—Yo podría ayudarte a correrte —dijo una voz masculina, su voz era grave y varonil—. Mis dedos podrían ser los que estén adentro de tu húmeda zona.
La piel se me enchino.
Mi vista se iba a todos los lados del baño y no veía a nadie… Incluso del pequeño ventanal que era casi imposible que alguien me espíe por ese lugar.
—¿Quién eres?—susurré asustada.
—¿Quién podría ser?—río—. Estoy en todos lados Meryn, solo que tú no me notas.
Eso fue lo último que dijo y colgó.
Me sentía aterrada, había un maldito psicópata espiandome y no sabía si era la primera vez que lo hacía.
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Atracción Mortal
RomanceMeryn Salvatore es una mujer inteligente, ambiciosa y capaz de tener todo a sus pies en un abrir y cerrar de ojos. Ella no esperaba recibir una traición por parte de las personas que más amaba. Una traición que la marcó de por vida, sus expectativa...