Capítulo Uno.

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Miro una vez más la taza sostenida en mi mano, arrugo la nariz al no estar satisfecha del todo por el café que he preparado. Supongo que el escuchar los descabellados comentarios de mi buena amiga Julissa me han amargado mi bebida.

Tiro el contenido al lavabo, sin preocupación dejo la taza ahí mismo para después hacerme cargo de ella. Suspiro mientras cojo el celular, la voz del otro lado de la línea se corta cada vez más y tomo asiento para poder escucharla mejor.
Trato de mantener en control todas las respuestas posibles, la voz es pastosa lo que indica que se eleva la tensión y ella no es la mejor escuchando comentarios realistas en momentos como estos.


—Estoy segura de que él está volviendo a hablar con la mamá de su hija —confiesa con un tono más bajo—. Si es así, ahora sí se acabó.
—No entiendo cómo sigues con él. —Me pasó la mano por el cabello calmando mi frustración—. De lo que me dices, estoy segura de que hasta podría...
—Él jamás me golpearía.


Silencio. Un absurdo silencio que me hace reír de los nervios al querer devolver mi almuerzo sobre la mesa de mi cocina.


—Yo no hablé de golpear, Juli.
—Tengo que colgar.



La pantalla anuncia que ha terminado la llamada, suelto el celular sobre la mesa con enfado y mi estómago se revuelve una vez más al imaginarme la situación.
Tengo que ir a verla pronto, tengo que asegurarme que abandone esa relación cuánto antes. Miro el reloj, en veinte minutos tengo que estar en mi trabajo por lo que apresuro a tomar mis cosas y marcharme del departamento.

Cuando llego a la librería, el silencio es tranquilizante y decido sonreír con quien cruzo miradas.
En su mayoría son caras conocidas, ya todos tienen un nombre creado por mí, porque así es más fácil sentirme segura y familiarizada del ambiente, logro darles un trato más personalizado al pensar que son amigos de años y esto hace menos aburrido el trabajo.
Me coloco detrás del mostrador, dejo mis cosas en una esquina alejada de la caja registradora y me pongo en marcha para contar el dinero en la caja.


—Hola. —Tocan mi hombro para llamar mi atención, pero no me giro—. Gracias por llegar.
—De nada, es mi trabajo. —Sonrío por fin, cuando término del conteo me atrevo a mirarle y mi gerente sigue a una distancia inoportuna.


Él asiente con la cabeza, doy un paso hacia atrás para tomar una pluma y dejarla acomodada sobre mi cabello. Parece aún interesado en contar algo, solo que es de pocas palabras y mucho contacto. Lo vuelvo a mirar arqueando una ceja y él parece pensativo en algo sobre mi flequillo. Juego con un botón de mi blusa para distraer mi mente de estos segundos inquietantes.



—Hola. —Llega un cliente con un libro en la mano, lo veo de reojo—. ¿Me cobra?


Asiento con rapidez aliviada por terminar esta agonía, he tomado el libro con mis manos y comienzo a realizar el marcaje en sistema como un robot. Mi gerente se retira y me siento menos torpe, el nudo se deshace y todo parece volver a la normalidad cuando logro entregar el cambio con éxito.



—¿Alguna recomendación para la siguiente vez? —Alzo la mirada, un poco asustada y me ruborizo ante esos ojos verdes de tupidas pestañas. "Encantador" es el apodo para este cliente, aún no logra encajar ningún nombre para su belleza.
—Un libro de auto-ayuda. —Empaco el libro con más lentitud de la normal para ganar tiempo—. Es algo nuevo para ti.

Cierro los ojos al escucharme decir eso, ¿es todo? Wow. Él arquea una ceja, luego suaviza su semblante con una sonrisa marcando sus hoyuelos y me siento más tranquila al ver su aprobación.

—Totalmente cierto. —Guarda su libro debajo de su brazo, saca del bolsillo de su camisa una nota y la extiende hacía mí. La tomo con confusión—. Nos vemos.



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⏰ Última actualización: Oct 09, 2023 ⏰

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