Cap 1

81 6 0
                                    

Kent Hally, la estaba mirando, de una manera muy rara. Mordiendose, los labios. Maggie Estuard, se inclinó hacía la pantalla, del ordenador, para que su chaqueta, escondiese su abdomen. Tenía el corazón, acelerado. Había adivinado, su jefe,  que estaba embarazada? Seguia pasando a limpio, la carta, que el, le había dictado. Deseando cerrar, la puerta del despacho, para no tener que verlo allí. Mirándola, con esa cara. Y sobre todo, para que él, no pudiese verla. Debería, habérselo dicho. Pensaba hacerlo, pero...no encontraba el momento. Cuando descubrió, que iba a tener, un niño, supo que las cosas iban ha cambiar, de forma drástica. No sólo, en la forma, profesional. Sino...personalmente. Nerviosa, se apartó un mechón de pelo rubio, de la frente, e intentó concentrarse, en lo que estaba haciendo. Pero le resultaba, imposible. No sabía, como iba a reaccionar Hally, cuando se decidiese ha necesitar, a una persona, en la que podía contar,  durante los próximos meses? Y si la trasladaba, a otra oficina, y contratar a otra ayudante, ejecutiva, que no tuviese la carga, de un hijo? A Maggie, le gustaba su trabajo. Y lo necesitaba, más que nunca. Tenía un buen sueldo, como ayudante ejecutiva con el presidente de la empresa. Pero, empezaba a tener más gastos, de lo que había  previsto. No contaba, con la ayuda, de nadie, y tener un hijo, le costaba dinero. La carta, que acababa de terminar, estaba saliendo, de la impresora, en ese momento. Normalmente, se habría levantado, para que su jefe, la firmara. Pero no, se atrevió. Y si de decía, que sabía, lo de su embarazo? Se cuestionaria, el señor Hally...por qué, no se lo había dicho, antes?
-- Calmate, boda -- se dijo.
Se levantó, con la cata, en la mano, intentando, en lo posible, disimular, su embarazo.
-- Señor Hally. Si firma, esta carta...la enviaré, ahora mismo. -- le dijo.
-- Eh...?
Cuando le miró, a los ojos, Maggie, sintió, que se extremecia. Los peligros, de trabajar, con un hombre, que era mezcla, de un senador, americano, y vaquero, del viejo oeste. Guapo. Elegante, y con un duro exterior, que le hacía un aspecto, tremendamente, masculino.
-- Ah...
Murmuró, entonces, al ver, la carta.
-- Sí, claro.
Nada esperaba, que hiciese, ningún comentario, sobre el cambio, de su figura. Pero no, fue así.  Kent Hally, firmó la carta, y se quedó mirándo, al vacío. Cómo...perdido, en sus pensamientos. Ella escondió, en un suspiro de alivio. No estaba mirandola. Estaba mirando, a...ninguna parte. No sé había dado cuenta, de que estaba embarazada. Sin embargo, que estuviera tan distraído, la sorprendió. Y se aclaró la garganta, para llamar su atención.
-- Ha terminado, para revisar,  los presupuestos, para el contrato de...Bellinham ? -- le preguntó, ella. 
-- Qué, presupuesto? -- le dijo.
Preguntó entonces Hally, en ella, que que hayan, en sus ojos oscuros.
-- Ah...Belinam. Sí claro.
Murmuró entonces, mirando la montaña, de papeles, que había, sobre su mesa.
-- Tienen que estar aquí. En alguna parte-- le dijo.
-- El contrato, tiene que salir, en el correo, de las 5.-- le recordó, Maggie.
Hally, dejó escapar, un suspiro.
-- Lo sé. Tendré los presupuestos, listos, para entonces. No te preocupes-- le dijo, él.
-- Sí...claro.
Sonrió ella, irónicamente.
-- A las 4:55. Seguro.
Pero su jefe, parecía haberse olvidado, que seguía, en el despacho. Maggie, miró al gesto distraído. Los anchos hombros, y las manos, apagadas, indolentamente, sobre, el escritorio. Kent Hally, actuaba, de una forma, muy rara. Últimamente, estaba muy distraído. Y no prestaba, ninguna atención, al trabajo. Eso le extrañaba, muchísimo. Pensativa...salió del despacho, y cerró, la puerta.  Y si estaba pensando, en cambiar, de vida? Y si estaba, aburrido, y quería,  abrir...otra empresa? Y si había decidido, dejar de trabajar, y dar la vuelta al mundo, en un catamarán? Una vez, le contó, una vez.
"Cuanto desearía hacerlo? El hombre, contra el océano "decía suspirando. Que podría ser, más emocionante!!
"Un cheque, todos los meses"-- pensó, Maggie.
Ella no quería, que se fuera a ninguna parte, porque...No sólo podía perder, el trabajo. Y también, perderlo, a él.
La idea, hizo que se pusiera colorada. A pesar, de qué no había nadie, en la oficina. Tenía que dejar de pensar, en esas tonterías. Lo que le faltaba, era enamorarse, de su jefe. Por supuesto. Le había gustado, desde el primer día. Qué mujer no encontraría, al lindo, Kent Hally? Pero ninguna, tuvo esperanza alguna, en el quién estaba interesado.  Ella era una persona, muy sensata. Y su instinto, le decía, que no era esa clase de mujer, de la que Kent, podía enamorarse. Y...No pasaba, nada. Tenía, su propia vida. Una vida, que se volvió, más solitaria, tras la muerte, de Thom. Su marido. 2 años, antes. Cuando volvía, de una partida de casa, con sus amigos. Se había quitado la alianza, solo 6 meses antes. Pero se seguía sorprendiendo, que no estuviera allí. A pesar, de todo.
Acababa de quedarse viuda, cuando, le ofrecieron el puesto de ayudante ejecutiva, de Kent Hally. Y había puesto, todo su esfuerzo, y su ilusión, en aquel trabajo. En el principio, ocuparía el puesto, de forma temporal, porque su ayudante, Mara  Weestom,  estaba de baja, por maternidad. Pero cuando Mara, decidió, no incorarse de nuevo...Maggie estaba tan hecha al puesto, que Hally, le pidió, que se quedara. Era un trabajo, de cine. Y se elogió, de cine. Pero eh realidad, lo adoraba. Pero los sedimentos, de Kent Hally, eran más ambiguos. Pensaría en ella, alguna vez? La evidencia, sólo le decía, que la veía, cómo una buena ayudante ejecutiva. Pero...lo que más, le molestaba, era...que a veces...parece no recordar, que su marido, había muerto. Y ella, no rectificó, el error. Pensando, que daba igual. Después de todo, su relación, era...profesional. Aunque debería decirle ,que era viuda, y que estaba, disponible. Pero, claro. Eso no la llevaría, a ninguna parte. Kent Hally, era un jefe estupendo. Y su relación, era muy especial, para ella. De modo, que no haría nada, que pudiera estropearla. Aunque no estuviera pensando, en dejar la empresa. Por supuesto, la decisión, de tener un niño, podía estropearlo, todo. La decisión, de tener un niño, le había parecido, tan fácil, en el principio. Pero empezaba, a lamentarlo. No el niño. Por supuesto, sino...el momento, en qué decidió, tenerlo. Las cosas, no estaban saliendo, cómo esperaba. Maggie, siguió dándole vueltas a la cabeza, para encontrar, la forma de decirle que estaba embarazada.
-- Tengo que hacerlo, hoy misma-- murmuró. -- sin más excusas.
Quién observó, a Maggie, salió del despacho, sintiendo una punzada de envidia. Ella no tenía, una sola preocupación, en el mundo. Era la ayudante ejecutiva, más eficiente, del mundo. Siempre, pendiente, de todo. Siempre sonriendo, como si las cosas, se pudieran resolverse, por sí mismas. No podía recordar, como se las había arreglado antes de que...Mery popins, se apareciera, para...arreglarle, la vida. No podía, estar sin ella. Maggie Estuard, sabía tanto de la empresa, como él mismo. Era estupenda, y su marido, era un hombre, muy afortunado. Kent, se preguntó entonces, si dirigió su casa, como dirigía, la oficina. También tendría, a su marido, a raya? Era curioso, que...en casi 2 años, nunca hubiera visto, a su marido. Pero eso, armonizaba, en su forma de hacer las cosas. Tan profesional...Y tan, seria. Nunca hablaban, de su vida personal. O al menos...ella nunca, lo hacia. Sólo dirigía la oficina, sin dejar que le escapara, un solo detalle. Y eso era bueno. Especialmente, en aquel momento, porque...ultimamente, a él, no le interesaba nada, aquel trabajo. Sólo pensaba, en una cosa; sino descubría, lo antes posible, quién era la mujer, que iba ha tener, un hijo suyo, se volvería, loco. Cerrando los ojos, kent, mascullo, una maldición.
--  Loco. Buena cosa, de describir, una situación, mm..?
Todo empezó, de una relación relativamente natural, el año anterior. Cuando, su buen amigo, Bill, Sheffer, le contó, que tenía cáncer. Kent...qué se había ofrecido, a ayudarle, en todo lo posible, lo llevó, a la consulta, de su primo. Un oncólogo, de renombre profesional. Y después, le acompañó, para hacerse, todas las pruebas. Incluso le dejaron ir, cuando fue a un banco, de espermas, por si acaso, la quimioterapia, destruía todas las posibilidades, de tener hijos. El técnico, le sugirió de qué él, también, depositara esperma, para que Bill, no se sintiera incómodo. Y...por supuesto, Kent lo hizo, sin dudarlo, un segundo. Habría hecho, lo que fuera, para que su amigo, no pasara ese mal trago, sólo. Afortunadamente, la quimioterapia, había funcionado. Y Bill, se encontraba, muy bien. Tan bien, que su mujer, y él, estaban esperando, un niño.
-- No habrás que usar, el depósito, que hiciste, en la clínica, eh..?
Habría preguntado, Kent. Riendo, cuando su amigo, le dió la noticia.
-- Claro, que no. Estoy fuerte, como un roble-- le dijo.
Fue entonces, cuando Kent, empezó a pensar, en su propio depósito. Quizá, no debería haberlo dejado, en la clínica. No es algo, que uno deba...dejar, por ahí. A la mañana siguiente, llamó a Alexay. Para decirle, que destruyera, el espécimen. Y fue entonces, cuando comenzó, la pesadilla.
Cuando se enteró, de que su depósito, había sido usado, por error, unos meses antes, y...por una mujer, que trabajaba, en su propia empresa, se quedó, atónito.  Aunque los amenazó, con una demanda...en la clínica, se negaron a dar el nombre, de la receptora. Y desde entonces, estaba intentando averiguar, cuálde las mujeres, que trabajaban, en la empresa, Kent Hally, S.A, estaba incubando, a su hijo.
-- Déjalo-- dijo, su hermano Mark.
Le había aconsejado su hermano Mark, esa mañana, mientras jugaban, a un partido de tenis.
-- No tiene nada que ver contigo. Así que, olvídate, del asunto.
-- Qué no tiene nada que ver, conmigo?
Replicó Kent, golpeando la pelota, con más fuerza, de la necesaria.
-- Tú. No lo entiendes-- le dijo, algo enfadado.
Mark...con su encantadora esposa. Dos hijos, y su preciosa casa, en uno de los mejores barrios de Chicago, no entendía, por lo que estaba pasando. Cómo iba, a entenderlo? Su vida siempre había sido, cómo una balsa de aceite. Kent, no sentía envidia, de él. Todo, lo contrario. Le aguardaba ver, que era feliz. Pero...a pesar de que habían crecido, más o menos, en la misma familia, sus vidas, hubieran sido, más diferentes. Mark creía, en las familias felices. Por ejemplo. Porque tenía una. Sin embargo, Kent, sabía por propia experiencia, un matrimonio, desastroso. Qué eso, no era para él.
-- No hay forma, de encontrar, a esa mujer.-- le dijo Kent, a su hermano.
-- Y aunque, la encontrases. Que ibas, a hacer?-- le preguntó, Mark-- Lo mejor es que, lo dejes.-- le dijo.
-- Tengo, que encontrarla.
Repito Kent. Haciendo una X, que lo dejo muy satisfecho.
-- No podré descansar, hasta que la encuentre.
Su hermano, hizo una mueca.
-- Mm...por qué?
Cómo respuesta, Kent, volvió ha golpear la pelota, con saña. Y casi envió, a Mark...contra la pared. Mejor. Ya era de enseñarle a su hermano mayor, que debería enseñarle, a tratar a su hermano, tratarlo, con mucho más respeto. Desgraciadamente, el respeto, no duró mucho, y...unos minutos, después, Mark, le estaba dando una paliza, en la pista. Kent, estaba distraído, de nuevo, pensando en su problema.
-- Ah...por qué...
Insistió, su hermano.
-- Porque, sí...
Suspiró, él.
-- Porque sí...porque sí, sencillamente. Tengo que encontrar, a mí hijo...Mark. Es algo, que no me deja, dormir. La necesidad, de encontrarlo...de no dejar que esa mujer, desaparezca, llevándose, a mí hijo. Me tiene despierto, por las noches.
Mark, apoyaba la raqueta, sobre su pié.
-- No es tú hijo. Es sólo... tu se lo diste, a quien lo quisiera.-- le dijo, Mark.
Ese comentario, hizo que Kent, enloqueciera. Mark, intentó controlarse, para dejarse caer, en el último escalón, de las gradas.
-- No era mí intención, darle un hijo, a nadie. Sólo lo hice, un favor. Para que Bill, no se sintiera, ridículo.-- le dijo.
-- Ah...lo sé. Pero así, es la vida.
Suspiró Mark, dejándose caer, a un lado.

 Amor De Verdad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora