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Dos segundos exactos, eso fue lo que bastó.

A los dos segundos para que las armas se dispararan y la sangre manchara todo a su alrededor, Jourdan Miller se lanzó al suelo ahogando un grito.

Dos segundos, y el horror no tardó en hacer presencia.

«Una hora antes»

La pantalla se iluminó luego de que el botón fuera presionado. Sábado por la mañana, un café ardiendo y la luz del sol queriendo entrar por la ventana; un día sin preocupaciones.

Mi padre, John, había salido de casa a las siete en punto.

Nunca era impuntual.

Aunque John no era para nada divertido, intentábamos ser una familia como cualquier otra. Mi madre era maestra en una universidad cercana y yo apenas comenzaba con un puesto como asistente en una clínica de animales.  John... bueno, él era conserje de una compañía empresarial.

Teníamos buena pinta de familia bien construida.

Hasta ahora.

Habían pasado algunos veinte minutos aproximadamente. Era tan estricto con la puntualidad que ni logré verlo ir. Mi madre no volvería a medidas de las nueve Y John, pasaría la noche en su largo turno.

Todo iba bien hasta que veo sus llaves sobre el escritorio.

(...)

El sótano estaba vacío.

La compañía se encontraba a pocas cuadras, llegar a pie no era gran molestia. Subiendo llas escaleras lo más rápido posible, noté su despacho vacío, ningún rastro de él por ningún pasillo. Miré hacia arriba, todo se encontraba desolado, y sin embargo, algo se escuchó; unos pequeños sonidos me sobresaltan anunciándome su ubicación.

—John —sonreí, encontrándolo en una pequeña habitación de espaldas frente a un gran estante—. Por fin te encuentro.

Pero sus próximos movimientos no los vi venir. Se volteó de prisa,  apuntándome con el arma que mantiene fijamente entre ambas manos. Las preguntas no tardan en llegar como cuchillas cortándome la cabeza, lo veo fijamente a los ojos sin dar un solo paso, ni atrás ni adelante.

Me pican los ojos, sin sentido aparente me quieren lagrimear, pero me mantengo derecha sin perderme de vista su cañón apuntándome con intuición. Sus ojos comienzan a pestañear con indecisión y sus labios se fruncen junto a un fuerte apretón de manos bajo el arma.

¿Acaso mi padre se ha vuelto loco? ¿En qué estaba pensando? ¿Seré hija de un asesino o John será padre de una hija muerta?

De repente mi mente se puso en blanco, el pánico comenzó a iniciar dentro de mí dejándome inmóvil frente al hombre que justo ahora desconocía por completo. Su rostro parecía muerto, como si alguien le hubiera lavado la cabeza y esto fue lo que quedó de él. A mi lado se encontraba un estante, completo de cosméticos de limpieza, herramientas de construcción y mucho vidrio. ¿Cómo se podía pelear ante un hombre armado?

Sin pensarlo, y muy estúpidamente, alzo los brazos y dejo caer todo a mi paso, con alguna esperanza de distraerlo antes de que apriete el gatillo. Los vidrios se rompen y los tiros se pueden escuchar, pero la puerta estaba mucho más cerca de lo que consideraba y salgo corriendo antes de que todo comience, me escondo detrás del umbral de la segunda puerta que encuentro y miro a mi alrededor, corriendo hacia la siguiente salida que veo. Abro la puerta de emergencia y salgo por una larga escalera de caracol repleta de metal y aluminio, muy ancha, como para que una gran multitud baje junta.

The Dead Mission - [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora