Capítulo 1

8 0 0
                                    

¿Alguna vez te has preguntado cómo es vivir en uno de los lugares más grandes e influyentes del mundo? ¿Tener los mejores clubes, cafeterías y restaurantes a la vuelta de la esquina? ¿Que todos los grandes eventos se celebren en tu zona? ¿Tener las empresas más famosas del mundo a solo unas manzanas de tu casa? ¿Tener las vistas más hermosas al despertar por la mañana? Si vives en un lugar a kilómetros de distancia de todo esto, no puedes evitar imaginar cómo sería tenerlo e aquí mi hora finalmente ha llegado. Por fin lo tengo, lo he conseguido. ¡Después de mis 2 años de bachillerato y un año en un grado en Licenciatura en Ciencias de la Salud, lo he conseguido! ¡Después de todo el esfuerzo por sacar buenas notas, ha valido la pena! ¡Después de presentarme en tres distintas universidades, me aceptaron en la universidad más prestigiosa de Chicago! ¡Nunca había llegado a pensar que tendría que mudarme tan lejos de mi familia, por ir a Chicago y mucho menos porque me aceptaron en la mejor! En parte no supe cómo reaccionar al saber la respuesta, estaba con toda la familia y sí, sí que estaba orgullosa, pero a mis padres no les gustaba mucho la idea de que me marchara del país. Sin embargo, se lo tomaron bien. Y de mis cinco hermanos, ni hablamos, son demasiado dramáticos, bueno, yo también los echaré mucho de menos. A todos menos a Henry, que actualmente ya vive en Chicago, es decir que nos encontraremos. Él ya va a la universidad desde hace dos años, a la misma que iré yo. De toda la familia él siempre ha sido el más inteligente, nunca he tenido envidia, más bien es mi referente. Siempre nos hemos llevado muy bien que dijéramos.

Bien, volvamos al tema de la universidad que me estoy desviando demasiado. En esta universidad, hay de los mejores estudiantes, los que sacaban buenas notas y todo el mundo dejaba siempre a un lado porque no salían de casa? Pues sí, estos. Personalmente, no me considero muy lista, pero tampoco tonta. Sé organizarme y saco buenas notas y bueno, estoy preparada para enseñar lo que sé hacer. Sin embargo, no me lo puedo tomar tan en serio, todavía me quedan dos días por marcharme. 

¿Y ahora que quiere esta? Me está llamando Alice, si no le cojo la llamada me estrangula, así que mejor no me arriesgo.

— Hola. ¿Qué ocurre?

— ¡Hola bestiee!

— Alice. ¿Por qué me has llamado?

— ¿No puedo simplemente comprobar cómo está mi querida reina y preciosa mejor amiga?

— ¿Qué quieres? Alice.

— ¿Escuchar simplemente tu melódica voz de ángel? —Me está empezando a tocar los cojones y no estoy por tonterías ahora.

— ALICE.

— ¡Te lo digo de verdad que tienes que venir conmigo al concierto! —Su tono empieza a levantarse más porque no es la primera vez que me lo dice, y sí, lo siento, pero no me apetece ir a un concierto justo mañana y además que sea de los típicos cantantes famosos actuales de ahora que, ¡apenas vocalizan!

— Lo sé, pero ya te dije que no veces incontables, no tengo tiempo para eso...

— ¡Jess, te conviene salir un poco de fiesta! Empiezo a pensar que ya no quieres ir conmigo... — Si hombre, solo faltaba eso, no es solo que no me apetece, todavía no he hecho nada.

—Tienes razón, no, no quiero. En dos días me voy y quiero estar organizada. Tampoco necesito ver a un grupo de mierda cantante.

— ¡NO ES UN GRUPO DE MIERDA! ¡Cualquier persona estaría supercontenta por tener entradas gratis!

— Mi última palabra es no. Puedes aceptarlo o seguir gruñendo como una niña pequeña, pero no cambiaré mi opinión.

Me ha colgado. Puede que haya parecido demasiado egoísta e borde, pero quiero poder marchar tranquila sin dejarme nada, tener las maletas organizadas y cero dolores de cabeza. Estoy nerviosa, quiero que vaya perfecto todo y lo dudo si me van invitando a conciertos y fiestas. ¡No resistiré a la tentación! Han llamado a la puerta, estoy sola, mejor no espero a que un fantasma abra. Salgo de la habitación y me dirijo a la entrada. Al abrir la puerta y ver a la persona que tengo delante, tengo miedo.

—¡Ven al concierto conmigo! — Alice... Cuando quiere algo no lo deja hasta que lo consigue, hará lo mismo conmigo y no estaré sorprendida si me acaba convenciendo.

— ¡Cómo coño has llegado tan rápido hasta aquí?!

— ¡No cambies de tema! — Me señala con el dedo índice acusándome.— Tú. Yo. Concierto.

— Vete. — No me dejará en paz hasta que sienta salir uno de acuerdo por mi boca, cosa que no ocurrirá.

— Oblígame — Me dice con un tono desafiante. Nos quedamos unos segundos mirándonos a los ojos sin decir nada. No es un reto muy difícil. Cojo la cerradura de la puerta y la cierro dejando a Alice afuera.

— ¡JESS! ¡ABRE LA PUERTA INMEDIATAMENTE! ¡NO TE DAS cuenta PERO TE ESTOY HACIENDO UN FAVOR POR EL AMOR DE DIEZ!

Estoy agotada, no tengo ganas de discutir en ese momento, así que me voy a mi habitación a terminar de hacer las maletas. De fondo puedo sentir cómo Alice grita y golpea la puerta. Ya se cansará.

Hecho, ya tengo todas las maletas listas para irme, no me voy hoy, pero así me quito un peso de encima. Bueno, no todas, aún me falta coger las cosas de estudio. Estoy metiendo mi ordenador en el bolso y no me creo lo que estoy viendo. Tras la ventana del estudio está Alice, mirándome con cara de cachorro abandonado.

— Estás loca. — Hago que no con la cabeza y me enseña el dedo de en medio. No le hago caso.

Han pasado ya 3 horas y lo único que he hecho es tumbarme a mirar el móvil. ¡Mierda! Aún tengo que ducharme y son las 11 de la noche. Me hago una enjabonada rápida y me lavo el cuerpo. Me meto el pijama y me dirijo a la habitación. De repente, una silueta aparece, no puede ser.

—Eso es a lo que digo yo el momento perfecto... —Doy un pequeño salto del susto. ¿Qué hace?! Que no insinúe nada, ahora no estoy por tonterías, tengo sueño.

— ¡Justin?! — Ahora sí que no entiendo nada.

— Hola guapa— Me dice guiñándome un ojo mientras se le escapa una carcajada. No me hace ninguna gracia.

— ¡Qué estás haciendo aquí! Más bien, ¿cómo has entrado aquí!?

— Tengo las claves de emergencia. ¿A caso no te acuerdas?

—¡Cosa que deben estar utilizadas "únicamente"— digo haciendo énfasis— en casos de emergencia!

—Ya, y esto lo es.

— ¿A qué te refieres con esto? —Le dedico una mirada asesina, cosa que ignora por completo y me da un repaso de arriba abajo. Se acerca y me agarra por la cintura, gesto el cual ahora no me gusta nada.

— Justin... Ahora no...

— Estoy incómoda y ahora lo único que quiero es que se vaya.

—Jess, tú siempre estás ocupada... ¿Dónde está el tiempo para mí? ¿Por nosotros solos?— Me empieza a besar poniendo cara de demonio.

— Justin, no estoy de humor por eso ahora mismo... — Le doy un pequeño empujón con el dedo índice.

— ¡Tú nunca estás de humor! Cuando fue la última vez que lo estabas... ¡Ah si es verdad! Nunca.

— Justin... — Digo advirtiéndole, cosa que no sirve de mucha ayuda. Se acerca y vuelve a besarme.

— ¡HE DIDO QUE NO! — Lo empujo y pierde el equilibrio. Me mira de arriba abajo con cara de malas pulgas.

—Eres tan... —Suelta un suspiro de rabia y vuelve—¡Eres tan aburrida! ¡Nunca estás de humor para hacer nada! ¡Todo el mundo se alejará de ti si continúas con esta actitud! — Lo observo con mi cara de persona normal. No me afecta lo que digan de mí, y menos si procede de la boca de Justin.

— Vete — Le digo con el tono más neutro que encuentro. No pienso dejar que me ofenda. Coge las llaves y se va. 

Últimamente, nada ya es como antes cuando estoy con él. No es lo mismo. Antes me hacía revolver todo el estómago de los nervios que me causaba. Ahora ya no. Antes siempre quería estar con él, aunque estuviera estudiando. Ahora ya no. Antes me encantaba su compañía. Ahora ya no...

Leo tan solo 10 páginas del libro para llegar a saber que estoy demasiado agotada y necesito dormir.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 04, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Corazones enredadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora