Todo tiene un final

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Julia y Mayra se miraron, sabiendo que sus mundos tan diferentes ahora estarían entrelazados en este fin de semana de excursión. Elena, con una sonrisa radiante, parecía emocionada por la perspectiva de pasar tiempo con ambas.

El momento de llegar a la habitación finalmente llegó. Julia deslizó la tarjeta magnética en la cerradura, y la puerta se abrió revelando un espacio modesto pero acogedor. Camas separadas, escritorios y un pequeño baño eran todo lo que tenían para compartir.

Elena se apresuró a dejar su mochila en la cama más cercana a la ventana, como si estuviera tomando el control del territorio. "¡Vamos a pasarlo genial!", exclamó, su voz llena de entusiasmo.

Julia sonrió y asintió, mientras Mayra miraba alrededor con timidez. La distancia entre las personalidades de las tres era evidente. Julia, siempre organizada y preparada, comenzó a desempacar su ropa y acomodarla en el armario. Elena comenzó a hablar sobre el itinerario del fin de semana, haciendo planes para visitar lugares de interés.

Mayra, en cambio, se mantuvo al margen, sintiéndose incómoda en medio de tanta energía. Se preguntaba cómo había llegado a compartir habitación con estas chicas tan diferentes a ella.

Esa noche, después de una cena compartida y un paseo por el pueblo, las tres chicas regresaron a su habitación. Julia y Elena hablaban animadamente sobre sus planes para el día siguiente, mientras Mayra miraba por la ventana, perdida en sus pensamientos.

Finalmente, Julia se volvió hacia Mayra con una sonrisa cálida. "¿Y tú, Mayra? ¿Qué te gustaría hacer mañana?"

Mayra se sorprendió por la pregunta, pero apreció la amabilidad en los ojos de Julia. "No lo sé, nunca he estado en un lugar como este antes."

Julia asintió comprensivamente. "Bueno, tal vez mañana podríamos explorar juntas, si quieres. Sería divertido."

El ofrecimiento de Julia tomó a Mayra por sorpresa, y por primera vez, comenzó a sentir que tal vez esta excursión podría ser diferente a lo que había imaginado. Las diferencias entre ellas seguían siendo evidentes, pero una chispa de curiosidad y posibilidad comenzaba a arder en el aire de la habitación compartida.

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