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Del cuerpo del castaño empezaron a caer lágrimas, llanto desconsolado. ¿Ese era su pareja? La respuesta fue casi automática cuando oyo al chico decir su nombre. El nombre de su pareja ... Se sintió realmente traicionado, se suponia que hoy sería una 'Noche perfecta' pero no. –¿S..spreen..?– su voz salio entrecortada, juraba que no era cierto, no podía serlo. No, no. El no era su pareja. Claro que no lo era, el nunca sería infiel. Jamás... ¿cierto?

El cuerpo del castaño se quedó inmobil, ver a su pareja besando a otra persona, le rompió el corazón, lágrimas caían de sus ojos, esos ojos color miel que se tornaron oscuros. Su pareja se dio cuenta de que el estaba allí, se asustó un poco, pero antes de que pudiera hablar, el más joven salió corriendo.

Llego a su apartamento llorando aun, entrando a su habitación de inmediato, no se había tomado la molestia ni de cerrar la puerta de ese departamento. Poco después escucho que esa puerta se cerró,  trayendo una mala noticia, Su pareja llegó, pero, no fue como otras veces, el de ojos miel no sé levantó de su cama, se quedó allí, intentando parar de llorar.

Cosa inútil.

–Juanito...— hablo en voz baja su pareja, sin obtener respuesta, lo miro desde el marco de la puerta, viendo como Juan no se molestaba en verlo, sin siquiera decir hola. Simplemente ignorandolo, como si no existiera. Y así paso un rato, más exactamente 1 hora, donde Juan paro se llorar, para al fin voltear a ver al pelinegro. No hablo, solo lo miro. –¿Podemos hablar?– Habló el Pelinegro, cosa que el chico asintió. No quería mostrarse débil ante su pareja, más bien, solo quería obtener respuesta.  –Una disculpa Juan, no se que pasó.–  habló, no sabia que más decir. Poco a poco se acercó, sentándose en la orilla de esa cama. Pero, aún así, su novio solo lo miro de mala gana. –Ajá...–  Habló lo más serio que pudo, no quería decir mucho, pues sabía que tarde o temprano se pondira a llorar. –Sigue.– Volvió a hablar. –¿Me perdonas..?– Patético, muy patético de parte del pelinegro, pero claro, como siempre el castaño lo perdonaba, pensó que esta vez sería diferente.  –No.– corto el silencio el mayor, aunque, esa no fue la respuesta que su pareja quiso oír. –Por qué n..– No termino de hablar, pues su pareja lo interrumpió.  –Mira Spreen. Yo te he aguantado, durante 5 años, donde 3 de ellos me hiciste pasar un infierno. ¿Y ahora le dices que te perdone? Es la quinta vez que oigo o veo que me eres infiel. Mis amigos me lo advirtieron, pero no les hice caso, por que te amaba... te amó, pero, si tanto quieres estar con ese pelirrojo, vete con el, se libre Spreen, te devuelvo la puta libertad que tanto quieres desde hace tres estupidos años.– lo último lo dijo más desanimado y desconfiado que las primeras palabras, aunque se entendía perfectamente el por que. Mientras que Spreen, bueno, sus ojos se cristalizaron al oír las palabras de su pareja.  –Eso significa que...– Habló, otra vez más siendo interrumpido. –Sí, Spreen. Terminamos.– Habló el de lentes. –No...– Volvió a insistir.

Cosa que no funcionó.

–Te doy dos opciones, o tu te vas, o yo me voy, tu elijes.– Dijo intentando no perdonar al chico, realmente lo amaba, pero sabía que solo lo utilizaba. –Ninguna.– Respondió Spreen. –La segunda entonces.– El chico de anteojos sabia que su ahora ex pareja  siempre prefería la opción que involucraba a su persona. –No, yo me voy.– Habló con una voz entrecortada, sabía que no podía hacer más. –De acuerdo.– y sin más, el más alto salió de la habitación, dejando al castaño solo, con un mar de lágrimas acompañándolo, necesitaba hablar con alguien, usualmente hablaba con su ex pareja de sus sentimientos, pero ahora solo quería cortar cualquier comunicación con él. 

Mientras tanto Spreen hablaba por teléfono con nadie más y nadie menos que el chico de esa noche: Shadoune.  –Si, necesito quedarme en tu casa unos días, nada importante.– Habló el Pelinegro. –Pero, primero prométeme una cosa.– El pelirrojo lo único que le veía al chico era tener sexos con el, por qué según él, lo hacía mejor que nadie. –Sí, solo que no a cada rato.– Le respondió.  –Tenemos un trato entonces.– Y así es como el Francés colgó la llamada. Acompañado con un suspiro de parte del pelinegro

¿Y el felices x siempre?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora