Jiaozi
La masa se debe de hacer con anticipación.
El relleno debe contener carne y verduras.
Se deben dejar en la sarten con aceite para que queden fritas y luego se deben hacer al vapor.
Eran realmente un delicia.
Pero la compañía era la mejor.
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--¿Estas segura de seguir aquí?
--Ya lo hable con el, y ambos decidimos que esta es la mejor opción. Además ¿Qué es lo que puede salir mal?
--La última vez que escuche eso, alguien casi intenta suicidarse.
‐-Por favor Kunikida-san, Dazai-san siempre esta intentado suicidarse. De hecho me sorprenderia si no lo estuviera haciendo en estos instantes.
Dicho aquello ambas personas guardaron silencio, el de cabellera rubia dejó de firmar unos papeles y miró a la joven quien mantenía una sonrisa en su rostro.
‐-No se preocupe, aun no lo ha intentado... -la joven giro su cabeza-- Lo lamento, no debí de haber dicho eso.
--Tch, ¡Ese vagabundo bueno para nada! -gruñó el mayor mientras apretaba la pluma que tenía en su mano--
--¿No se supone que deberíamos investigar el otro caso?
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--Está justo allí. Como si no tuviéramos suficiente que hacer... --Comentó la joven sentada en unas escaleras--
Tal y como había predicho anteriormente el sujeto al cual estaban buscando se encontraba cruzando aquel pequeño rio con sus túnicas húmedas.
--¡Áhí estas, cabeza hueca!
--¡Buen trabajo Kunikida-kun! ¡Buen trabajo Yuriko-san!
--¿"Buen trabajo"? ¡No me des más trabajo, maniático suicida! ¡¿Hasta cuándo seguirás cambiando mis planes?!
‐-Ya se, se me ocurrió algo genial. El es un compañero de trabajo, haré que nos invite a comer.
‐-Ni siquiera le está escuchando.
--¡¿Me estás escuchando?!
--Es el, me sorprenderia que lo estuviera escuchando.
‐-Yuriko-san, ¿Acaso no quiere venir a comer con nosotros? Estoy más que seguro que unos jiaozi les vendría de maravilla.
--De hecho tiene razón, sería bueno que nuestro superior nos invitara algún plato. ¿Qué dice Kunikida-san?
--¿¡Aah!? ¿Porque invitaría a ambos a comer?
--¿Acaso tener una buena relación con su junior no forma parte de sus ideales?
Mientras la joven de cabellera color ladrillo intentaba persuadir al de cabellera rubia, las otras dos personas que habían en el lugar se miraron, parecía que aquel encuentro cambiará la vida de todos.
--Quisiera comer chazuke...
---jajaja, un niño moribundo que quiere comer Chazuke ¿Eh? --se río el mayor-- ¡Muy bien, Kunikida-kun te invitará treinta tazones!
--¡No comprometas mi dinero, Dazai!
--¿Dazai?
--Sí, ese es mi apellido. Soy Dazai, Osamu Dazai.
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Al final, las cuatro personas terminaron en un pequeño restaurante, aunque solo dos se encontraban comiendo.