El Gato Negro

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Desde pequeña tuve un gran gusto por los animales, tuve la suerte de que mi marido fuera igual, vivíamos en una hermosa casa con diversos animales pero nuestro favorito un gato negro llamado Pluto, El era nuestro consentido.
Mi esposo y yo no teníamos hijos así que tratábamos a Pluto como si lo fuera, mi esposo era quien tenía un lazo más cercano al animal, lo adoraba, con los años mi marido fue callendo en el horrendo vicio del alcohol, pasaba las noches en las sucias cantinas hasta muy tarde, los abusos y golpes no tardaron en llegar sin embargo su amor al gato no desaparecía era quien calmaba sus demonios internos, no entiendo en que momento comenzó a sentir odio hacia el animal.

Una noche como siempre mi marido se encontraba en una cantina hasta altas horas de la noche, yo ya me encontraba durmiendo plácidamente, Pluto lo estaba esperando dando vueltas por la casa, a la hora en la que mi esposo llegó Pluto se restregó con cariño contra su pierna y bajo los efectos del odio creciendo en su interior y el alcohol tomó al pobre animal por el cuello de manera brusca, el animal no desconfiaba de el se quedaba quieto bajo su agarre, el sacó de su bolsillo una pluma y la clavó en el ojo del pobre animal sacándolo, desde ese día mi pequeño gato tuvo miedo de mi esposo.

El odio de mi cónyuge hacia el gato crecía cada vez más hasta el punto de que le daba asco, una noche sucedió lo inevitable, volvió a tomar al pobre animal mientras yo dormía y lo colgó por el cuello a una rama cerca de la ventana de nuestra habitación, el Karma divino atacó al instante y esa misma noche nuestro hogar prendió en llamas, solo mi esposo un criado y yo escapamos, toda la casa se consumió en llamas solo una pared de la habitación quedo en pie,  estampado contra la pared estaba el cuerpo inerte del gato, aun con la cuerda en el cuello, el terror en los ojos de mi esposo fue increíble, ese terror reflejado en la silueta del gato en la pared lo aterrorizo.

Sin pasar mucho tiempo mi marido se puso en búsqueda de un gato que remplazara a Pluto pero lo no hallaba, sinceramente así era mejor, sin embargo una noche en una cantina encontró al gato perfecto, era idéntico a Pluto, incluso en el aspecto de que le despojaron de uno de sus ojos, la única diferencia era que este nuevo gato tenía una mancha blanca difusa en el pecho y Pluto era completamente negro, el no me dio muchos detalles de como lo consiguió pero yo lo adore al instante era mi nueva compañía.

Este nuevo gato adoraba a mi esposo, y el no tardó en tenerle odio y asco, se subía sobre su regazo y ronroneaba fuertemente, o se enganchaba a su ropa, al pasar de los días mi marido volvió a caer en la locura, decía que la mancha en el pecho de nuestra nueva mascota tomaba forma de una orca, enloqueció por completo, le tenía pavor al gato ya qué la culpa lo consumía.

El peor de los días con el gato fue en el que mi esposo bajó las escaleras hacia el sucio y mal construido sótano tomando el gato por el cuello, ferozmente lo lanzó por las escaleras hacia el suelo del sótano y tomó un Acha qué se encontraba ahí, escuchar el terror del pobre gato me alertó y bajé rápidamente las escaleras, logre detenerlo de que asesinara al animal, fue un error pero no me arrepiento;lo que sigue fue horrible, el tomó el hacha con más fuerza y me la clavo con furia en la cabeza, caí muerta al instante, la sangre se derramaba por todo el suelo mientras yo caía inerte al suelo.

La culpa no fue algo que llegara a él, todo lo contrario, no le importó, solo buscó la forma de esconder mi cuerpo, decidió emparedar mi cuerpo, rompió la pared de yeso mal hecho y metió mi cuerpo en la pared interior cubriendo con una mezcla de Cal y arena, era el crimen perfecto, ni siquiera se notaba la diferencia a como estaba antes.

El dormia como un bebé todas las noches, el gato ni siquiera lo había vuelto a molestar, talvez había huido, los vecinos se dieron cuenta de mi desaparición despies de los días así que contactaron a las autoridades, dos policías fueron a la casa a buscar pistas, bajaron múltiples veces al sótano, no sospecharon nada, era el crimen perfecto hasta que mi marido y asesino decidió presumir sobre las paredes supuestamente bien construidas de la casa, con arrogancia golpeó con la punta de su bastón la pared haciendo en esta un agujero, el bastón quedo clavado, entro en pánico ya qué un llanto comenzó a escucharse a través de esta pared, era como el grito de agarrador de un niño pequeño, de la pared salto el gato negro con la orca pintada en el pecho, cubierto de sangre, tras el cayó al suelo mi cadáver putrefacto lleno de cuajos de sangre seca y apestosa.

En su locura había emparedado al gato también, el era asesino el estaba loco.



El gato negro desde otra perspectiva Donde viven las historias. Descúbrelo ahora