6. La Venganza es un Hecho

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Jane P.O.V.

Sentía mi sangre hervir, pero no era por el odio que siempre he sentido por la tarada de Emilia y sus estúpidas amiguitas desde que llegué a esta secundaria. Mi sangre hervía por el placer que estaba sintiendo que por fin tendré la oportunidad de poner a esas taradas huecas en su lugar como se lo merecen. 

Desde que entré a esta pandilla, siempre he buscado ser aceptada por los demás Skeletons, es decir, siempre he buscado participar en alguna de sus maldades que tal vez sean de parte de mis hermanos de pandilla o de nuestros compañeros. ¿Pero? Pero nunca me habían dado la oportunidad de participar en alguna de sus actividades, quizás por ser la menor de la pandilla. 

Y ahora que posiblemente me han dado la oportunidad de formar parte de sus actividades, no pienso desperdiciarla por nada del mundo como tampoco pienso defraudar a mis hermanos y compañeros de pandilla. Además, se trata de vengar a Evie, una de mis hermanas de pandilla por lo que le hicieron el idiota de Claudio y la tarada de Emilia. ¿Cómo no la voy a vengar? Evie nos necesita a todos sus hermanos de pandilla para vengarla y eso es lo que voy a hacer. 

Todavía sintiendo mi sangre hervir y dejándome llevar por el deseo de participar en las actividades de mis hermanos y compañeros de pandilla, pero sobre todo por el deseo de vengar a Evie. Aproveché que la tarada de la princesita odiosa de Antonia se acercaba a mi dirección y sin que esa princesita mimada se diera cuenta, se me ocurrió meterle el pie en su "lindo camino" para que así cayera al suelo, lo cual si sucedió. 

Mi idea de meterle el pie no pudo haber sido mejor, ya que esa estúpida llevaba consigo la basura que era de su almuerzo, la cual supongo que iba a tirar en el bote de la basura, pero esa basura terminó en su "lindo rostro". La basura tenía un poco de lo que quedó de lo que esa insípida había almorzado y pues después que esa tarada se cayera y su rostro se golpeará contra la basura, parte de su rostro se ensució con lo que había quedado de lo que había almorzado, provocando inevitablemente mis risas y la de mis hermanos y compañeros de pandilla. 

– ¿Qué? ¿Ahora resulta que comes basura? – Dijo Adam con burla, mirando a esa tarada con su misma expresión. 

– Aunque no nos sorprendería que tragues basura, ya que eres una rata al igual que tus amiguitas aquí presentes. – Dije con molestia.

– Yo no soy una rata. – Respondió Antonia con su tono chillón. 

– Claro que eres una rata, siempre lo has sido y siempre lo serás. – Mencionó Marisabel con su odio notable. – ¿O qué? ¿Ya se te olvidó que utilizas a los chicos a tu conveniencia? –

– Y además, ahorita estás comiendo basura. – Dijo Zi Yuan con burla. – Y las ratas comen basura. –

Esa tarada no respondió, ya que lo único que hizo fue gritar después de haberse levantado del suelo, ya que se dio cuenta que se había ensuciado toda gracias a mí. 

– Ay, ya deja de hacer drama, al fin al cabo nunca has sido hermosa como presumes. – Dijo Lorena con fastidio.

Además, cantas muy horrible, peor que un violín que rechina. – Se burló Mal. 

Así es, cantas muy, pero muy desabrido. - Concordó Lorena con burla.

Apuesto que todos los de esta secundaria han de preferir mil veces que unos miserables pandilleros como dices que somos canten en el coro para el Halloween. – Mencionó Asya con enojo.

Todos empezaron a gritar emocionados y a chiflar, dando a entender que nos prefieren mil veces a nosotros para que cantemos en el coro para el Halloween.

Amor en HalloweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora