100 días.

𝗗𝗮𝘆 𝟯.

𝖤𝗌𝖼𝗋𝗂𝖻𝖾 𝗎𝗇𝖺 𝖼𝖺𝗋𝗍𝖺 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝗎𝗇𝖺 𝗉𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇𝖺 𝗊𝗎𝖾 𝗏𝖾𝗂́𝖺𝗌 𝗍𝗈𝖽𝗈𝗌 𝗅𝗈𝗌 𝖽𝗂́𝖺𝗌 𝗉𝖾𝗋𝗈 𝗇𝗈 𝗌𝖾𝗉𝖺𝗌 𝗇𝖺𝖽𝖺.

                          𝑀𝑖𝑒́𝑟𝑐𝑜𝑙𝑒𝑠 𝟸𝟽 𝑑𝑒 𝑠𝑒𝑝𝑡𝑖𝑒𝑚𝑏𝑟𝑒.

Desde hace más de 4 años que nos conocemos, y hemos ido en pendiente.
Al principio me odiaste mucho, tras ser la única que habló alto y claro, para que los demás no te repudiasen,porque eso hacían, pero nadie tenía lo suficiente para decirte lo que cuchicheaban. No diré que no tenían razón en sus argumentos, y que algo no había muy bien en tu forma de ser, pero me veía reflejada en ti de alguna manera, acallabas mucho que no sabías que hacer.

Luego, fuimos tan unidas que creía que nada iba a poder salir mal, que siempre estaríamos ahí juntas, sentía que eras quien más me conocía y me comprendía, éramos un dúo inseparable. Me diste buenos momentos igual que yo me esforcé en darte los mejores a ti.
Conocía tus gustos, tus amoríos y tus dolores y siempre busqué tenderte la mano, irónicamente siempre que algo pasaba con los nuestros y tú tenías alguna involucración, eras la que más estaba ahí para mí.

Tras un tiempo en la cima, y mi gran recaída, tu actitud cambió y yo cambié para hacer todo por complacerte, mientras me ahogaba en lava, y me regalabas rosas espinosas, pero te quería tanto que no quería verlo.
Sentí que yo era el problema, pues cuando intentaba verbalizar mi dolor siempre, y de alguna forma, yo terminaba pidiendo perdón, así que callé para no molestar más. Callé tanto, que mientras veía que eras tan distinta de nuevo y parecías intentar alejar a todos de mí, llegó un punto en el que me desborde y hablé, obteniendo mi gran castigo. El hielo irónicamente ardía, y mientras de mi brotaba zumo de naranja por la agonía, tú buscaste a mi soporte.
Aún recuerdo tus palabras: "sé que estás con ella pero me da igual, ella es horrible".
Tristemente te creí, y yo me arrodillé ante mi reina.

Con un pequeño esfuerzo, logré que todo pareciera una primavera floreciente, pues tus palabras fueron "me alegra volver a estar bien contigo". Que lástima que yo estaba pudriéndome en las sombras, con mil puñales a mi espalda y atrapandome en un pozo, pero, saber que todo estaba mejor para ti me bastaba, aunque no era perfecta, y, a veces hablaba cuando mi deber era callar.

Finalmente el prado se tiñó de rojo con la aparición de aquel vil marqués del cual te decidiste enamorar.
Aunque traté de mostrarte que la corona era tuya, aquel tirano te alejó, porque era mejor la riqueza del hombre que el amor de tu fiel, y te volviste muy vil, pero yo era la villana.
Me atormentaste por más de año y medio, enviando a tus tropas, mientras que tu hombre intentaba cortejarme durmiejdo en tu alcoba, y solo cuando tuvo la derrota decidió "corresponder" tu amor.

En tanto tiempo en el que creía conocerte, resultó que en tan poco se desvaneció aquella idea.
Yo sigo en las sombras intentando recuperar la corona que me quitaste, pero tú sigues buscando encerrarme en aquel pozo sangriento.