Capitulo 1

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Hacer la compra era tedioso para Sanji, era divertido cuando era niño, cuando él no tenía que cargar con todo. Aburrido, Sanji recorría los pasillos del supermercado en busca de ingredientes adecuados para su próxima creación culinaria, las vacaciones de verano eran perfectas para él, podía dedicar todo su tiempo a la cocina y probar cosas nuevas.

El supermercado bullía con actividad, clientes de un lado a otro, entraban, salian, carros llenos de compras, otros con solo tres o cuatro cositas, gente que llevaba las cosas en la mano y el murmullo constante de conversaciones. Sanji caminaba entre los pasillos, ojos expertos escudriñando los estantes de productos frescos en busca de calidad. Fue entonces cuando lo vió.

En la sección de lácteos, un chico de gorra roja estaba examinando los yogures con una concentración que rozaba lo cómico. Sanji no pudo evitar quedarse observándolo. Había algo en la forma en que el chico sostenía cada envase, como si el universo entero estuviera contenido en esos pequeños recipientes.

Sanji no podía apartar la mirada. El chico tenía una presencia magnética, una especie de vitalidad que lo envolvía. Decidió que también necesitaba yogures, así que se acercó, tratando de parecer casual.

—¿Los yogures son buenos aquí? —preguntó Sanji, intentando sonar despreocupado.

El chico lo miró sorprendido y luego soltó una risa franca.

—Sí, son los mejores. Te los recomiendo.

Sanji sonrió, agradecido por la respuesta amigable.

—Los bebibles de frutilla son sublimes. Sobre todo los de Redlines —el chico se endereza y continúa hablando, mira a Sanji fijo en sus ojos.

—Tendre que probarlos, entonces. Suelo consumir más los productos de Hachi's —Sanji está encantado de que la conversación de haya extendido por decisión del chico.

—Hachi's es muy buena. Aunque prefiero Redlines, no sé qué le ponen pero los yogures tienen sabor a lo que dice la etiqueta que sabe —se ríe despreocupado y vuelve su mirada a la góndola. Y continúa—. El queso si prefiero el de Hachi's.

—Oh, bueno, quesos suelo comprar más en la carnicería cerca a mi casa que los traen directamente del campo y la orna me sale más barata.

—¿Venden ornas completas en las carnicerías?

—Se venden muchas cosas en las carnicerías más allá de la carne —Sanji le sonríe enternecido por cómo el chico giró a verlo con ojos grandes claramente asombrado.

—Siempre quise comprar una orna. Son tan grandes y redondas. Amo el queso. No más que a la carne pero tiene un buen segundo lugar —otra vez aparta su mirada de Sanji, quien en ningún momento dejó de observar al chico.

Sanji ríe.

—Personalmente prefiero los platos basados en pescado, pero una buena barbacoa nunca está de más.

—Por Dios, sí. Hace mucho no como barbacoa.

Finalmente, el chico eligió un par de yogures.

—Bueno, te dejo —El chico le ofrece su puño, Sanji lo choca como si no estuviera muriendo por dentro y le sonríe. El chico se retira con una sonrisa—. No olvides probar los Yogures de Redlines.

Sanji, con la adrenalina bombeando en sus venas, decidió tomar una decisión similar. Agarró un par de envases al azar, un par de otras cosas que necesitaba y los llevó a la caja.

Después de pagar, Sanji se tomó su tiempo saliendo del supermercado, esperando tener la oportunidad de hablar con el chico de la gorra roja nuevamente. Pero cuando finalmente salió, el chico ya se había ido.

Un sentimiento de decepción lo invadió, pero no estaba dispuesto a darse por vencido. Sintió una determinación feroz arder en su interior. Sabía que tenía que encontrar al chico de la gorra roja, aunque fuera una vez más.

Durante los días que siguieron, Sanji se volvió un asiduo visitante del supermercado, explorando cada pasillo con la esperanza de volver a encontrar al chico y lo hizo. Sus encuentros eran efímeros, a veces un saludo veloz cuando se cruzaban en los pasillos y cada quien seguía su camino, siempre terminaban antes de que pudieran intercambiar nombres.

Una tarde, quizás dos semanas después, mientras Sanji hojeaba una revista de recetas en el pasillo de condimentos, vio un destello rojo al final del pasillo. Se obligó a mantener la calma, pero sus ojos brillaron con emoción. Ahí estaba él, el chico de la gorra roja, examinando una selección de especias, claramente desconcertado.

Esta vez, Sanji no dejaría que se escapara. Se acercó con determinación, el corazón latiéndole fuerte en el pecho, era una buena excusa. Si de algo sabía Sanji era sobre especias. Era hora de que el chico de la gorra roja supiera quién era Sanji.

—¿Necesitas ayuda? —se asomó por encima de su hombro y le habló bajito. Rió cuando el chico se sobresalto y se puso a su lado.

—Hey, hola —el chico lo saluda sonriente al reconocerlo—Sí, no tengo idea de que se supone que debo llevar. Me encargaron los condimentos para preparar una barbacoa y algunas ensaladas.

—Dejame ver —Sanji se concentra en los productos, el chico intercambia su mirada entre él y los frascos en los estantes—. Mi nombre es Sanji, por cierto. Nunca me presenté.
Su acompañante ríe.

—Y yo soy Luffy.

Aún con su mirada en los condimentos le extiende la mano, Luffy la estrecha de inmediato.

—¿Cuánto puedes gastar?

—Tengo $90.00

—Bien —Sanji tomó algunos frascos y se los pasó a Luffy—. Con eso deberías andar bien.

—Gracias, ¿Sabes mucho de esto?

—Soy chef —dice con una sonrisa orgullosa—. Bueno, aprendiz de chef pero es casi lo mismo.

—¡Wow! ¿En serio? —Luffy le grita en el oído emocionado y luego murmura un pensamiento que seguramente no esperaba que Sanji oiga—. No tengo ningún amigo chef.

Sanji se ríe, toma algunos frascos más para sí mismo. Aún le faltaban unas cuantas cosas, pero no quería dejar de hablar con Luffy, tenía que pensar en algo para reterlo un poco más.

Aunque no le hizo mucha falta porque Luffy comenzó a caminar a la vez que le pregunta:

—¿Trabajas en algún restaurante o algo? —Lo mira por encima de su hombro y camina lento, invitándolo a caminar con él.

—Sí, de hecho —Bingo. Sanji estaba satisfecho con cómo se dió la situación.

Su corazón amenazó con detenerse por un momento, el rubio era incapaz de contener su sonrisa.Sus ojos llenos de alegría y si Luffy notó la emoción de Sanji por hablar con él, no dijo nada al respecto, simplemente se guardó ese dato para sí mismo.
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Fin
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"para la amante número uno del Sanlu/LuSan" YellowLil.

Recuerde votar y comentar para más capítulos espero que le guste.

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