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-Casi le rompo la mandíbula a ese tipo, pero si alguien llega a tocarte va a ser lo primero que le rompa. -dijo Louis.
-Okey señor protector, pídele al barman otro vodka.
Nos encontrábamos en el bar bebiendo la tercer ronda de vodkas. Ninguno estaba borracho pero no faltaba mucho para perder el control de la situación.

La primera fui yo.

-Hey precioso. -Louis me miro extrañado- Ven, vamos a bailar un poco. -Tomo del brazo a Louis y lo llevo a la pista.

Cada momento en el que creía estar perdiendo la conciencia, más consiente estaba de lo que hacía.

Estábamos bailando una canción movida, hasta que el DJ dijo por el micrófono que era el momento del karaoke. Y pensé, ¿Por qué no intentar?

-¡Yo! -grité- ¡Yo quiero! -Louis intentó detenerme, pero no iba a hacerlo.

-¡Wow! Aquí tenemos a nuestra primer valiente de la noche, un gran aplauso para...

-Marie Gómez -grité y comencé a hacer un extraño baile sobre el escenario.

- Bien, ¿Qué canción vas a cantar Marie?

-Rock God. -otra vez grité, la gente hizo lo mismo, incluyendo a Louis.

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Los aplausos se escuchaban por todo el bar, lo habré hecho bien. Me bajo del escenario tambaleándome dado que el efecto del alcohol no se había ido.

Estos malditos zapatos hicieron que me tropezará, pero no llegue a caerme dado que un chico, que no era Louis, me agarró. De todas formas no iba a caer más del suelo dado que me tropecé en el último escalón. Pero este chico si que era lindo.
-Hola, me llamó Diego, soy de España.
-Yo me llamó Inglaterra y soy de Marie -dije tartamudeando. El tal Diego comenzó a reír sensualmente- Lo siento, me llamó Marie, y soy de aquí.
-Lo supuse -sonrió.
Al voltear la cabeza vi a Louis hablando con una rubia bastante descubierta, por cierto, y cada tanto me hechaba una mirada. No pasaron ni cinco segundos y Diego me beso. Y hace falta aclarar, que los besos de Louis no se podían comparar con los de Diego. Diego besaba asquerosamente bien, es decir, horrendo. Por lo menos para mi gusto. Toda su asquerosa baba estaba dentro de mi boca, Dios. En cambio, Louis besaba, perfecto. No se puede explicar con palabras. Empujé a Diego hacia atrás pero me mordió el labio haciendo que este sangrara. Poco a poco me llevaba a un lugar más oscuro de lo que estaba éste. Quise soltarme y pegarle pero no pude. No tenía fuerzas. Este era el momento en el que necesitaba que venga Louis y le rompa la mandíbula como prometió. Pero no llegó. Diego me soltó y comencé a gritarle a Louis con todas mis fuerzas, pero Diego me pegó una bofetada. Por favor Louis.

Narra Louis
No encontraba a Marie por ningún lado en el bar, la última vez que la ví estaba con un tipo.
-¡Hey, amigo! ¿Has visto a una chica de pelo moreno, ojos negros y como con esta altura?
-Creó que un tipo la llevó hacia allá. Ella se veía algo inconsciente, seguro por el alcohol.
-Gracias hermano.
Le doy una palmada leve en el hombro demostrándole que estaba agradecido. Cosa de hombres.
Todo estaba demasiado oscuro en este lugar. Escuché unos gritos, cada vez se oían más cerca. Gritaban mi nombre. Era Marie.
Doblo en un pasillo hacia la izquierda y me encuentro a el mismo tipo de antes besando desaforadamente mi Marie. Corro hacia ellos, tiro del brazo del tipo y comienzo a golpearlo. Nunca ví tanta sangre en mi vida, y menos que yo haya provocado. Le habré roto la mandíbula, y el tabique, pero no me daba lástima. Quedó inconsciente. Estaba satisfecho.
Marie estaba llorando arrodillada en el piso viendo esa escena, la abrace.
-Tranquila hermosa, ya paso. Estoy acá. Yo te cuido.
-Gracias Louis -tartamudeo.
-Ven vámonos de este lugar.
Le pongo mi chaqueta y la abrazo, nos dirigimos a la salida.

Narra Marie
No había momento en el que no me sintiera segura estando con Louis. Hacia algo que nunca nadie pudo hacer desde que mis papas murieron. Con sólo una palabra podía hacer que todo a mi alrededor dejara de existir. Desapareciera. Hacía que yo sólo pueda escuchar su dulce voz intentando calmarme. Lógicamente no sentía lo mismo con Louis que con mis padres. Pero lograban que me calmara.
En estos momentos estábamos en la solitarias calles de la madrugada de Londres. Louis llama al primer taxi que vé.
-Marie, ¿Quieres dormir en tu casa y mañana?
-No.
-¿Pasa algo?
-Quiero ir contigo a tu casa. No quiero estar sola hasta que llegue Jake.
-Esta bien hermosa.
-Gracias por romperle la mandíbula a ese idiota, Tomlinson.
-Siempre linda, siempre.
Me acurruque en sus brazos conciliando el sueño. Luego de eso no recuerdo nada.

Narra Louis
-La chica te gusta. -dijo el taxista.
-¿Cómo sabe?
-Así comenzamos mi esposa y yo. La próxima semana cumpliremos 37 años de casados amigo. Y aún la amo como cuando eramos adolescentes.
-Felicitaciones, ¿Pero como hacen para... Ya sabes... Durar tanto como pareja?
-¿Tu te amas a ti?
-Supongo.
-¿A ella la amas? ¿O por lo menos la quieres?
-La quiero, la quiero muchísimo. Pero no se si estoy enamorado o si la amo.
-Amigo, por lo que entendí, acabas de romperle la mandíbula a un tipo que quizo abusar de ella. Tu puedes querer a una amiga o a un hermano, pero entre tu y yo, sabemos que no la quieres.
-Tienes razón. Tal vez me este enamorando.

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⏰ Última actualización: Jun 16, 2015 ⏰

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