Mi Maestra: Odio y sexo.
No sabía los verdaderos motivos por los que la maestra estaba solo enojada con él, honestamente si quería venganza contra su maestra, pero eso sería caer tan bajo como ella. Primero averiguara los motivos por los que su maestra lo odia.
Tiene 16 años, es un chico japonés de nombre Uzumaki Naruto (aún qué parecía más europeo qué asiático debidos a sus distintivos rasgos físicos). Mi Maestra se llama Mei Mei, es una mujer delgada y bastante alta de 26 años. Su cabello es largo de color celeste que se extiende hasta por debajo de sus hombros y, generalmente, lo lleva sujetado en dos trenzas, una frente su rostro, la cual cubre su ojo derecho o izquierdo. Posee cejas finas y sus ojos son de un color gris. Como ropa casual, viste un vestido holgado largo de color claro con los hombros desnudos y ajustado en la cintura.
Se acerco a ella durante la hora de salida en el salón de clases, y le preguntó. —¿Por qué me odia?, señorita Mei. —No demoró en mucho en contestar la pregunta de Naruto. Naruto también notó que estaba calificado los exámenes de ese día y vio el suyo, con una nota baja y vio otro que tenía las mismas respuestas con el suyo con una nota más alta. Al parecer su odio hacia el, la influencia a ponerle mala nota en sus exámenes.
La Maestra Mei levanto la cabeza lentamente y lo mira con desprecio. —¿Por qué crees que te odio?. —responde sarcásticamente mientras me gira los ojos y deja de lado los exámenes. —Tal vez es porque eres un estudiante perezoso y distraído que no presta atención en clase. O tal vez es porque simplemente no me gustas. ¿Qué más da? En la vida no siempre vamos a ser queridos por todos, así es como funciona.
Eso no responde la pregunta de Naruto, simplemente evadió las preguntas con preguntas que hizo. Naruto sabe que no es el mejor estudiante, pero el presta atención en clases. Y cuando ahí qué ser aplicado, el se vuelve unos de los mejores de la clase. —Soy aplicado, soy uno de los mejores del salón, no estoy entre los 10 primeros, creo estoy doceavo lugar. Aún así yo no la odio. Simplemente le tengo lastima. —Dijo dándose media vuelta para salir del salón de clases e irse a su hogar.
—Aplicado, dices. —Responde La Maestra Mei con una risita despectiva. —Eso es lo que todos los estudiantes dicen, pero al final siempre hay uno o dos que se quedan atrás. Quizás deberías dar un vistazo a tus últimas notas y ver dónde estás en la lista de calificaciones. Y no me hables de lástima, eso es sólo una excusa para justificar tu propia falta de habilidad. —La Maestra Celeste se queda en su lugar, con los brazos cruzados sobre su gran pecho, mirándome con una clara expresión de disgusto en su rostro.
Naruto se detuvo abruptamente ante las palabras de ella y su corazón se apretó en su pecho. ¿Mentiroso? Era cierto que Naruto no era perfecto, pero siempre se había esforzado por ser honesto con aquellos que lo rodeaban. Con una mirada decidida, se volteó hacia ella y caminó con determinación hasta el escritorio de la maestra, deteniéndose frente a ella con las manos apoyadas en el borde.
—Dígame la verdad, por favor. ¿Por qué me odia? —preguntó, con la voz ligeramente ronca pero firme. Naruto buscaba la verdad, cualquier cosa que pudiera hacer para desenredar las emociones enredadas de su maestra. Sus palmas sudorosas aferradas al borde del escritorio demostraban su urgencia, como si la respuesta fuera la única cosa que pudiera darle la certeza que necesitaba para avanzar. En su relación de alumno y maestra.
La Maestra Mei se queda mirándolo con una sonrisa irónica en su rostro. —¿Verdad? ¿Realmente crees que mereces saber la verdad? No tengo nada que decirte, y mucho menos explicar mis sentimientos hacia ti, si es que existen. —Se pone de pie y camina hacia la ventana con una mirada de desinterés. —Tienes suerte de que no te haya enviado a la dirección de la escuela por irrumpir en mi privacidad. Ahora, si no tienes nada más que decir, te sugiero que salgas de mi salón.
