Artorias el caballero Del Multiverso

prólogo: Lo siento tanto

*antes de empezar no soy dueño de dark souls ni de las siguientes series, animes o película todo a su respectivo creador está historia es mía nada más y sin mas comensemos*

-lo siento tanto yo solo quería salvar a todos mi deber era ayudar y proteger a todos pero....
Mi egoísmo y estupidez termine convirtiendo me en un monstruo, deje a mi compañeros y a los otros mate a muchos inocentes siendo un héroe a un ser corrompido.
Lo siento Sif espero que nos encontramos en el otro lado

Artorias se lo repetía muchas veces mato y dejo a su lado a los que tenían su mundo,compañeros, y a los que quería tanto se arrepentía de su error de averse corrompido por la oscuridad.

Ahora vagaba en una terrible oscuridad, con su espada en espalda a un tenía su escudo y su armadura desgastada. Todas sus pertenencias las tenía con el, los recuerdos de su antigua vida que lleva en su cabeza como imágenes queridas. Seguía caminando cada ves más lento no tenía muchas cosas por vivir solo quería llegar al descanso eterno y estar con todos en el más allá.

Pero.....

Lo recordó......

Recordó por qué seguía luchando y caminado......

No podía quedarse más en esa oscuridad tenía que volver........

El era Artorias el mejor caballo de su hogar y castillo. Cómo alguien como el podía quedarse hay sin seguir luchando?

El no era un cobarde, y no se dejaría quedar hay sin hacer nada para redimirse......

Lo tenía claro......

Entonces seguía caminando con una voluntad de una llama ardiente en su interior, para poder llegar con todos tenía que redimirse y quitar todos los pecados de su vida. Corrió con la fe, con la esperanza de estar con su compañero lobo Sif y su esposa Guinevere.

Corrió y con espada en mano salto, giro en el aire de esa oscuridad que tanto lo apresaba para poder cortar esa oscuridad.....

sus pecados y arrepentimientos, y la oscuridad que quería detener

Corto su temor y.........

Lo que tenía apresado.......

Para poder ser libre y luchar un día más.......

Fin del prólogo