Mi corazón habla

Exploto luego perdón pido yo

¿Cuál es la virtud en el acto de absolución,
Cuando la excusa, conocemos, no cura heridas,
Ni siquiera atenúa la maldición lanzada?
¿Por qué rebajar al otro, despojar su aporte,
Elevando la hipocresía a vida elegida?

Sonríen en su faz, palabras dulces comparten,
Para después, en el rostro, escupir veneno amargo.
¿Es esta la esencia de la existencia?
¿Por qué entregarse a almas tan carentes?

¿Vale la pena tan vasta aflicción?
Explotar, luego rogar por indulgencia,
Este es el mantra de sus días.
Afirman derechos para herir y humillar,
Gritan sus frustraciones al viento.

¿No entienden que la frustración,
Es el fruto de lamentos profundos?
Si desean no haber escogido este sendero,
¿Por qué persisten en su camino errante?

¿Por qué complicar la única vida que tenemos?
Si dudas de su compromiso, retírate.
No desperdicies tiempo, no lo conoces.
La esencia de estar unidos es conocernos.

Egoísmo y altivez, su bandera ondea,
Creencias que justifican sus palabras.
¿Quién estableció como ley aceptar desorden emocional?
¿Hay condiciones superiores a otras?

Si te sientes frágil, ¿no debería cambiar tu perspectiva?
¿Comprender verdaderamente las hormonas?
¿No son amplificadoras de nuestras cualidades?
¿Cuándo se volvieron símbolo de debilidad?

¿Es la falta de educación y debilidad mental
Una excusa para infligir su malicia?
¿Puedo permitirme estallar y luego buscar perdón,
Siguiendo su inconstante estado emocional?

Vivir sin conciencia es pueril y cómodo,
Revuelve mi interior, incomprensible como adultos.
¿No comprenden estas almas errantes?
Explotar y disculparse, una danza constante.