Recuerdo aquel tres de diciembre.
Había olvidado mi suéter, por lo que me encontraba temblando mientras sacaba los libros de mi casillero, solté una pequeña maldición al ver como mis dedos dejaban caer un libro, que mal día para olvidar mi suéter.
Llegaste a mi lado, me saludaste con un beso en la mejilla, traté de ocultar mi sonrojo pero fue inútil porque no te diste cuenta.
— Me estoy congelando. — susurré, me miraste y supe que habías escuchado.
— Puedes tener mi suéter, así no te da frío en el día. — vi como te sacabas el suéter y me lo dabas con una sonrisa.
Lo rechacé, aún sabiendo que lo quería aceptar.
— Ten, estaré bien y no puedo dejar que te dé mucho frío. Estás temblando de pies a cabeza. — tu sonrisa hizo que aceptará el suéter.
Me lo coloqué delicadamente, me tomé la valentía de olerlo una vez lo tenía puesto, olía a tu perfume y me fue inevitable no sonreír.
— ¿Seguro que estarás bien, Felix? — te pregunté preocupada por qué pasarás frío el resto del día.
— Claro que sí. Además, se ve mejor en ti qué en mí. — pasaste tu brazo por mis hombros mientras sonreías.
Mi corazón no evitó saltar de emoción, me gustabas tanto.
— Pero, debes dármelo en el almuerzo, ¿De acuerdo, Samy? — me llamaste por el apodo que me habías dado y una vez más, caía por ti.
Pero no me estabas viendo a mi, la estabas viendo a ella.
Ella te hipnotiza, ¿No es así, Felix?
Los ojos de Samantha se habían apagado notoriamente, pero Felix no lo notó, se había despedido de ella, dejándola con una vacío en su corazón y con su suéter.
Estuve disfrutando de su suéter lo más que pude, tu perfume olía tan bien que quería quedarme con el suéter todo el tiempo posible, incluso recordé esa vez que casi nos íbamos a besar.
Estábamos en el parque, era nuestro lugar favorito. Te habías enojado por no querer darte de mis donas, no sé en qué momento tu rostro estaba tan cerca del mío, mirabas mis labios y te acercabas nada cada vez más. Creía que pasaría, que ingenua fui al creer que te gustaba porque te habías apartado muy rápido, como si estar así de cerca contigo te quemara.
Pero, ¿Por qué me besarías? No soy ni la mitad de bonita.
La hora del almuerzo había llegado, me estabas esperando afuera del aula dónde estaba, mi corazón se había emocionado pero me recordaste que debía darte el suéter. Con tristeza me quité el suéter y te lo di, acercaste tu nariz hacia el suéter, oliendo mi perfume que se había impregnado en él.
— Nos vemos en la salida, debo llevarte sana y salva a tu casa. — solté una risa para después asentir con mi cabeza.
Te habías ido después de darme un beso en la mejilla, yo debía ir a mi casillero para buscar mi dinero.
Iba llegando a la cafetería, estaba feliz de haber usado tu suéter aquel día, hasta que la vi a ella usando tu suéter.
Le habías dado tu suéter... es solo poliéster.
Tu brazo estaba en sus hombros, abrazándola, así cómo lo habías hecho conmigo horas atrás. Sentía mis ojos picar, salí de la cafetería y fui hacia el baño.
Aquel día me había sumido en mi tristeza pero tú no lo habías notado, una vez más.
¿Cómo podría odiarla? Ella era un ángel.
Me dolía cada que te vía sosteniendo su mano, besando su mejilla... así como lo hacías conmigo, diciéndole lo linda que se veía todos los días.
Ella te había llamado la atención desde el primer momento.
Cuanto desearía ser ella.
Los ojos de Samantha con el pasar de los días iban perdiendo su habitual brillo, ya no sonreía como antes y se sumergía todas las noches en tristeza por su amor, ya no era la misma Samantha.
Pero me alegraba verte feliz con ella, tus ojos brillaban con intensidad cuando estabas con ella, aunque me doliera... tu lugar feliz siempre fue ella.
Desearía ser Odette.
FIN
ESTÁS LEYENDO
Heather | Riverducción O.S
FanfictionDesearía ser ella. [One-shot] [Adaptación; historia original de ©redkthy-] -Byeol ⭐️