Capítulo 3.

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DIAS DESPUÉS.

—¡Dejanos en paz!— Alzó la voz uno de los gemelos.

Todos estaban en sus salones de clases pero los profesores se encontraban en una junta en la dirección de la escuela.

—¿Y si no lo hago, que?— Reto el chico que estaba rodeado de tres más quienes se burlaban de los hermanos.

Evelyne dejo por un momento su lectura en la espera de la respuesta del gemelo.

—Los voy a golpear.— lanzó una miserable amenazante.

Evelyne alzó una ceja la situación se había vuelto un poco interesante, dejo el libro que estaba leyendo a un lado en la espera de algo más.

—Quiero que lo intentes mugroso.— Se burló ante la patética amenaza hacia su persona.

vaya que los niños podían llegar a ser crueles si se lo proponían.

El gemelo lanzó un golpe dándole a la nada ya que fue sostenido por otros dos.

todos en el salón se empezaron a reír en forma burlona.

—¡Suéltame!— Grito retorciéndose para ser liberado.

—Sostengan también al otro pobreton.— Ordeno el niño que al parecer era el líder.

—¡No, déjenlo en paz!— Grito desesperado.

—¿Listos para sentir una golpiza?— Pregunto burlón a punto de darle un golpe en el estómago.

Evelyne se levantó de su asiento.

—Ya basta— Les ordenó.

Todos la miraron sorprendidos por el tono de voz que tenía.

—¿Vas a defenderlos?— Pregunto el bravucon.

—¿Por qué los defendería?— Pregunto. —Ustedes están haciendo mucho ruido, no puedo concentrarme en mi lectura.— Los regaño. —Si los van a molestar que no sea en mi presencia es aburrido verlos.— Ordenó.

Los chicos soltaron a los gemelos.

Todo lo que Evelyne ordenaba se hacía.

—Perdon, ya no los molestaremos cuando estés.— Dijo el niño molesto yendose a sentar en su asiento con sus demás amigos.

Los dos hermanos quedaron en el suelo, uno con miedo y el otro sintiéndose humillado.


A la hora de la salida.

Miro a su alrededor, su madre no iría por ella esa vez y su chófer ya se había tardado.

La escuela ya estaba vacía o al menos eso creía cuando vio a lo lejos como uno de los gemelos era arrastrado.

No le tomo importancia y siguió en la espera de quien la llevaria a casa.

—¿¡Beliel!?— La voz del otro hermano se escuchó giro su rostro para verlo.

El hermano estaba desesperado buscándolo.

"Cuanto drama"- pensó.

—¿No has visto a mi hermano?— Le pregunto, sus ojos cristalinos llamaron la atención de la niña.

—Se lo llevo al callejón que está al lado de la escuela.— Respondió.

Al escucharlo el niño corrió.

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