🥀 ; 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖔𝖈𝖍𝖔.

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Con pasos firmes andando en una sola dirección, Kim Seungmin continuaba con su camino hacia el sur de la región de Bukchon.

La luz de la luna iluminaba todo el lago que era rodeado por la sombría fauna del bosque y la gélida brisa no tenía ningún efecto en él, aunque no llevara ni una prenda superior cubriéndolo, debido al calor que emanaba de su cuerpo al ser un cambia formas.

Le echó un rápido vistazo a la enorme ave negra que volaba sobre él y haciendo una mueca de disgusto, continuó su andar. No sabía si faltaba mucho por recorrer, pero sus ganas de ingeniárselas para escabullirse de ese cuervo eran más grandes.

Sin embargo, en su cabeza daban vueltas las palabras que le había dicho ese arrogante chupasangre; una y otra vez, la odiosa voz del cadavérico pelinegro lo perseguía como si estuviese siguiéndolo por detrás para recordarle las consecuencias que sufriría en un intento por huir.

Detuvo su caminata de golpe tomando por sorpresa a Noir, quién lanzó un graznido al ver que el castaño se había detenido. Atento en los movimientos de ese cambia formas, el ave creía que aquello solo era una estrategia para desobedecer las órdenes que se le habían dado y estaba a punto de acercarse al castaño dispuesto a sacarle los ojos cuando éste se giró para quedar frente a un corpulento chico que lo miraba con unos brillantes ojos dorados.

Los sentidos agudos de Seungmin le habían indicado que alguien se acercaba en dirección a ellos, pero no pudo percibir de dónde saldría el intruso que se ocultaba entre las sombras del bosque.

El chico acercó su rostro y olfateó al castaño para después hacer una mueca, como si hubiese olido lo más repugnante que existía en la vida.

—¿Qué carajos haces? —preguntó Seungmin, retrocediendo un par de pasos.

—He percibido tu fétido olor de omega desde el otro lado de la laguna —respondió el de cabello negro— ¿De dónde vienes, omega? No acostumbramos a tener esta clase de visitas en nuestro territorio.

Seungmin tragó fuerte y volvió a retroceder, pero en ese momento, los graznidos de Noir se escucharon a sus espaldas, provocando que el recién llegado les prestara atención.

Sus ojos se entrecerraron ligeramente observándolo y entonces, volvió a clavar su mirada en el castaño frente a él. Seungmin pudo ver cómo el semblante neutral de ese licántropo cambiaba a uno más sombrío.

Tensando la mandíbula, se acercó con pasos firmes al muchacho y lo sujetó con fuerza del brazo para hacerlo caminar.

El castaño no sabía si aquel chico le había entendido al ave, pero su reacción fue tan repentina y Seungmin apenas podía seguirle el paso de lo rápido que iban.

Volteando hacia atrás, pudo ver que el cuervo regresaba por dónde habían venido y fue entonces donde supo que ya estaba solo en esa situación; debía enfrentarla.

El paisaje de la laguna quedó atrás y se adentraron de nuevo al bosque, ahí donde la luz de la luna ya no tenía ningún poder contra las sombras.

Todo estaba completamente oscuro y el olfato de Kim Seungmin le dio a entender que tampoco se encontraban dentro del bosque. El olor a tierra y hierba húmeda había cambiado radicalmente.

Las paredes de rocas afiladas anunciaban que estaban dentro de una enorme cueva, la humedad abundaba y el suelo, con cada paso que daban, crujía.

El castaño bajó la mirada y abrió los ojos, sorprendido, pero no asustado, al ver la cantidad de huesos que yacían esparcidos por todo el lugar.

El chico de cabello negro jaló su brazo para hacerlo andar ahora delante suyo y entornando su visión, Seungmin se encontró con más hombres y mujeres de su especie; todos los ojos dorados se clavaron en él, penetrando tan profundo que le terminaron robando el aliento.

BISSED • HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora