Porqué uno, si pueden ser dos? (Tokitos x reader)

Tú lugar

Los hermanos Tokito son un par de mellizos muy respetados, ambos son prodigios y profesionales en el shogi... y yo ____ solo soy una más de sus "admiradoras".

Muchos omegas están detras del par de mellizos, son los alfas más prometedores que a tenido esta A
academia en mucho tiempo y eso quiere decir que personas de mayor edad también se fijan en ellos como una posible pareja, todos quieren que sus genes se mezclen con los de ellos, me resulta enormemente desagradable, ellos no son solo un objeto.

En la academia hay muchos chicos y chicas con habilidades increíbles, creo firmemente que en este lugar solo se encuentra lo mejor de lo mejor, así que... ¿porqué yo estoy aquí? bueno, tenía una beca.

— ¿Crees que puedes acercarte a los Tokito maldita mugrosa? — Una vez más estaba en el suelo, el que habló era un omega un año mayor que yo, su nombre era Yabada. — ¡No estás a su altura! ni siquiera eres un omega normal — bueno, en eso tenía razón, soy un omega recesivo así que... no tengo esperanza altuna de conseguir pareja.

Escupi algo de sangre cuando me levantaron y volvieron a golpearme en el estómago, escuchaba claramente las carcajadas de los amigos de Yabada. Él es un niño rico, hijo de papi así que muchos le seguían aún si era un omega, y no se podía hacer nada.

— ¿Qué están haciendo? — Tras esas palabras me dejaron caer nuevamente y se fueron corriendo, levanté la mirada para encontrarme con los ojos serios del profesor Giyū — ¿Estás bien?, ¿puedes levantarte? — Me extendió la mano, yo la tomé y me levanté, aunque me dolía bastante — Ve a la enfermería —

— Gracias... — Dije suavemente y luego empecé a caminar hacía la enfermería.

El profesor Giyū no es una mala persona aunque muchos le temen por lo estricto que es, él cuando no está en clases siempre vigila que no ocurra nada. La mayoría del tiempo tiene sus ojos puestos en mi también, no porque me meta en problemas, él sabe muy bien que yo no busco los problemas, solo llegan hasta mi.

La enfermera apenas me vió entrar buscó las cosas necesarias para tratarme, ya era costumbre para ella. Me senté en la camilla y me quité la camisa, miré las marcas en mi abdomen, habían moretones, algunos más viejos y otros, bueno, me los acababan de hacer.

Cuando la enfermera me puso los parches me llamaron la atención unas risas, ví entonces como los hermanos Tokito cruzaron la puerta. Me puse a la velocidad de la luz mi remera, estaba completamente roja. Muichiro venía con la pierna lastimada, parece que se habría caído, tenía algunas lágrimas en sus ojos pero aún así estaba riendo, Yuichiro también reía, inconscientemente sonreí al verlos de esa forma, ambos eran muy serios casí todo el tiempo y ese momento era único.

La enfermera fue a tratar la pierna de Muichiro, yo estaba observando en silenció.

— ____ -Chan? — Miré a mi lado encontrandome con los lindos ojos de Yuichiro, podía sentir un muy leve olor en el aire, ellos no podían aún controlar del todo sus feromonas, éramos muy jovenes todavía. — ¿Qué haces aquí? ¿no tendrías que estar en clases? — entre cerré los ojos.

— ¿Porqué la gente viene a enfermería Yuichiro? — escuché como chasqueo los dientes, mi comentario parece haberle molestado.

— Te vez bien para estar aquí — Suspire, pobre ingenuo

— Bueno, de todos modos ya me iba... — murmure y me baje de la camilla para poder volver a clases.

Los hermanos Tokito eran lindos, inteligentes, alfas de gran calibre... pero ¡Yuichiro era realmente molesto con esa actitud tan jodidamente arrogante! Muichiro en cambio siempre era más tranquilo y amable, aunque también olvidadiso, siempre me pedía la tarea. Ah si, por eso es que me golpean, porque tengo la "bendición" de poder hablar con ellos.

En realidad conosco a los gemelos desde pequeña ya que vivimos en el mismo barrio, siempre salía a jugar y ellos estaban ahí, jugábamos juntos y en realidad nos solíamos llevar bien pero, luego empezaron a destacar mucho más que yo... posteriormente pasó lo inevitable, aún si teníamos la misma edad, si estudiabamos en el mismo salón, yo no estaba a la altura de ellos. Conozco muy bien mi lugar, siempre me lo recuerdan.