Kim Jisoo es una chica de ciudad, siempre siguiendo las nuevas tendencias, hija menor de Kim Chanyeol, popular en su escuela por su belleza e inteligencia, tiene la vida que toda adolescente promedio quisiera tener, hasta que su padre pierde su trab...
—¿Quién es?-Preguntó Jisoo, dándose la vuelta en la silla, dejando la plancha que conectó hace un rato.
—Señorita Kim.-Se escuchó del otro lado de la puerta.—Su amiga Sabrina ha llegado.
—Dile que suba.-Volvio a su labor de arreglar su cabello al notar que la plancha ya esta lo suficiente caliente.
—Como usted diga.-Respondió la voz detrás de la puerta.
Rato despues, la misma puerta fue abierta bruscamente haciendo un gran estruendo, tambien haciendo que Jisoo se quemase al momento de pasar la plancha cerca de su oreja.
—¡¿Qué no te enseñaron a tocar?!-Gritó apretando su oreja con su mano para calmar el dolor.
—¿Y a tí no te enseñaron a ser puntual?-Reprochó su amiga.
—Eso no es excusa para entrar como animal, por tu culpa casi me quedo sin oreja.-Señaló la quemadura.
—Ya, no seas drama queen y apurate, estaré abajo.-Salió de su cuarto dejandola sola, Jisoo terminó de arreglar su cabello y fue en busca del outfit que usaría hoy; una falda de jean, una blusa negra de tirantes con cuello en forma de V y unos zapatos negros de tacón bajo. Tomó su abrigo, pero que tiene una mancha minúscula por la manga. No se lo puso, pero lo llevó con ella
De camino, tiró el abrigo a una mucama que pasaba con una canasta de ropa sucia. Como Jisoo tiene una puntería de la verga, no cayó en la canasta y la muchacha tuvo que recogerlo. Bajando las escaleras de marmol, vió a su amiga en la sala hablando animadamente con el chico que su padre había contratado como ayudante de cocina hace poco.
—Ya estoy lista.-Interrumpió la platica.
—Oh, por fin llegas.-Dijo la chica con tono de lastima, seguramente por haber interrumpido su intento de coqueteo.—¿Segura que no olvidas nada?
—Segura. Jihun, regresa a tu puesto.
—Si, señorita.
El chico desaparecio por el largo pasillo, dirigió su vista a la peliroja que miraba por donde el chico se había ido.
—No me vas a negar que es lindo.-Su amiga tomó el bolso que descansaba en el sofa de cuero blanco.
—feo no es, pero no es mi tipo.
—De por si, ningún chico es tu tipo.-Sacó un pequeño espejo revisando que su maquillaje estuviera bien, volteó a ver a la pelinegra.-¿Nos vamos?
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