Mates ||Dramione||

1. La odio

1 de septiembre de 1996

Draco Malfoy

Primero de septiembre. 

El día había llegado. 

Hoy volvería a Hogwarts después de unos meses donde mi padre no dejaba de hablar sobre el Señor Oscuro. El verano se me había pasado demasiado lento, ni siquiera pude disfrutarlo, por las reuniones. Mi padre ya tenía pensado que en unos meses tuviera la Marca. Yo como buen hijo solo me toco acotar la idea de mi padre. 

Por mucho que la idea no me gustara.

Un año más soportando a la gente de Hogwarts.

Un año más conviviendo con ella. 

Hermione Granger.

La chica sabelotodo de Hogwarts, la que era una estudiante increíble, y mejor amiga de Ron Weasley y Harry Potter.

Esa chica solía ponerme de los nervios siempre que la tenía cerca, la odiaba, no lo iba a negar. Tenía mis razones, así que solo me quedaba aguantarla hasta que terminara Hogwarts, lo bueno es que solo me quedaban dos años.

Dos años más y podía librarme de todo eso. 

Mis padres se encargaron de preparar todo, así que una vez que llegamos a la Estación se despidieron de mí y yo caminé para entrar al tren. No sin antes ver de lejos a Hermione, riendo animadamente con Ron y Harry.

Su maldita risa.

No entendía que tenía de especial, pero estuve viéndola un rato más. 

Su cabello castaño, no perdía esos rizos que le caracterizaba, no iba a admitirlo en voz alta, pero se le veía bastante bien como lo tenía ahora. 

¿¡Pero qué demonios estaba diciendo!? 

Lo mejor que podía hacer era entrar de una vez y dejar de mirar a Granger porque seguramente soltaría alguna tontería más y era algo que no quería que pasara.

Así que entré al tren y fui hacia el comportamiento que teníamos los Slytherin, pero en el camino la imagen de Granger apareció, haciéndome suspirar.

¿Por qué demonios pasaba eso?

Bufé negando con la cabeza quitando ese pensamiento.

Ella me odiaba.

Yo la odiaba.

Y eso era todo, así debía seguir, nada de cambios que pudieran estropearlo todo. Lo que menos necesitaba es sentir algo por Granger después de todo lo que le había hecho y de nuestra enemistad.

Al llegar a mi lugar, me senté y esperé a que mis amigos llegaran de una vez, seguramente para que pudieran distraerme y de esa forma no poder pensar en Hermione.

—Draco, llegaste temprano —volteé los ojos al ver a Blaise acercándose para sentarse enfrente de mí.

—Siempre llegó temprano, no sé por qué te sorprende tanto —él bufó.

—Y tan amargado como siempre.

—A la próxima si quieres me visto de payaso para hacerte reír —él soltó una pequeña risa.

—Pues sinceramente no estaría nada mal. Seguro que te ves muy lindo vestido de payaso querido Draco —le di una patada viéndolo mal mientras él se quejaba— ¡Me dolió!

—Esa era la idea genio.

Theodore y Pansy aparecieron también para sentarse con nosotros. Los dos tenían una gran sonrisa en sus rostros.