Paró el auto en un semáforo en rojo mientras aún sonaba Oh! Darling en la radio. Él daba unos pequeños toques al volante al ritmo de la música. Yo solo me limitaba a mirar por la ventana, el cielo estaba empezando a pintarse de un hermoso color naranja, luego mi atención se vió captado por la voz del locutor de radio.
—Y eso damas y caballeros fue la hora más importante del día, la hora Beatle.
Lo miré curioso y una sonrisa se apreciaba en mi rostro. Curioso, esa banda llevaba más de cuarenta años separada y me sorprendía, ya que, lo de ahora es la electrónica o el pop y ya casí nadie conocía un clásico del rock.
—Ahora ha empezado la hora de los enamorados o no tan enamorados.— El locutor soltó una risa que se escuchó un poco (muy) alta, traté de ignorar la radio y a Endrick, porque no quería saber nada de nadie, solo quería sumergirme en mi sueño más personal.
Mis oídos se avivaron al escucharé una suave melodía, un pequeño vacío sintió mi corazón y miré por la ventanilla que estaba a mi lado, contemplando las pequeñas estrellas que pronto estaban asomándose, sincronizandose con la llegada de la redonda, brillante y blanca luna.
"En un café se vieron por casualida cansados en el alma de tanto andar"
Una voz dulce y melódica que logró relajarme en segundos sonó a través de las bocinas del auto, era la primera vez que escuchaba esa canción y sentía que la hubiera escuchado toda mi vida, fue un sentimiento reconfortante tras toda está situación que me estaba agobiando.
No quise decir nada en el transcurso del viaje, quería disfrutar de la voz misteriosa y no iba a hablar con Endrick, la aceptación no estaba en mi cerebro, no con él y mucho menos con el problema generado. Aunque debo admitir que es guapo."Pueden más que el amor y son más fuertes que el Olimpo"
Una pequeña sonrisa se formó en mis delgados labios rositas cuando miré de reojo y de forma discreta a Endrick, su mandíbula se veía marcada, tal vez hacia Mewing, pasaron muchos minutos que ni siquiera caí en cuenta de que ya estaba el auto en marcha otra vez y que también, ya era completamente de noche y un puñado de estrellas adornaba el cielo oscuro e iluminado por una luna menguante.
—¿Por qué estás tan callado?, ¿Debería darte un beso para que hables?— Ahí estaba de nuevo, esa voz suave y un poco ronca, desvíe mi mirada de la ventanilla y lo miré con una ceja alzada, ¿Por qué tenía que ser tan descarado?
—¿No podrías callarte al menos tres segundos?—Pregunté con un dejo de desinterés, estaba cansado y sólo podía responder a sus insinuaciones con algo de flojera.
—No puedo con tremendo bombón frente mío, que por cierto, el bombón también es mío.—Dijo mientras soltaba una pequeña risa y miré de forma desvergonzada su entrepierna, bueno... En sí, no era su entrepierna, era su mano que parecía inquieta y me pareció que quería hacer algo, lentamente y con un pequeño sonrojo, él lentamente tomó mi mano mientras seguía conduciendo.
Sin creerlo aún, desvíe mi visita hacia otro lado, mi rostro se sentía caliente y no iba a permitir verme vulnerable, simplemente yo no era gay ¿O si lo era?, no, no, ¡De ninguna forma!, solté bruscamente su mano y no lo volví a ver hasta llegar a mi casa, donde sin querer verlo, bajé rápidamente de su auto y me paré frente a la puerta de espaldas, iba a ser grosero y no quería serlo.
—G–Gracias por todo, nos vemos otro día.—Me despedí aún estando de espaldas y terminando con mi agradecimiento con rapidez entre a mi casa y cerré la puerta, suspiré y me asomé a la ventana para verlo por última vez, mi corazón dió un pequeño vuelco al darme cuenta que cuando ya estaba por irse, me pilló mirándolo, ¡Que vergüenza!, con brusquedad cubrí más las ventana con las cortinas, sacudí levemente mi cabeza para evitar estar más avergonzado, pues el maldito tenía una sonrisa burlona, ¡Pensará que me gusta!, ¡Que grande error!
Caminé hasta los sillones y me lancé allí sin algún tipo de delicadeza, él no me importa, él no me importa, ¡Él no me importa!, golpeé mi cabeza suavemente contra el respaldar de mi sillón azul de tela y prendí la televisión, pusé las noticias y ¡Endrick estaba allí también!, recordé que tenía una escuela de talentos famoso!, jalé mis cabellos con mínima fuerza.
—¡Ah!, ¡Ya aléjate de mi y mi vida!, ¡Tan sólo eres un idiota más!—Grité y apagué la televisión, parecía un niño pequeño, estaba haciendo un berrinche con todo y puchero, sí, yo Jesús un adulto de veinticinco años estaba haciendo un berrinche por un chico que me estaba cortejando, genial, ya podía escuchar su risa burlona y diciendo que si le importaba, ¿Qué podría ser peor?, tal vez debería ya de buscar una chica o algún tipo de pretendiente sólo para sacarmelo de encima.