Tu me amas, no lo niegues.

Capítulo 2

Al terminar de bañarse y salir del baño observo a Sakusa sentado en su cama agarrando su ropa.

—¿Qué está haciendo?— preguntó Tobio.

—Necesito sentirte— dijo y se acercó a Kageyama para abrazarlo —¿Por qué no puedes darme tiempo? Solo necesito un par de meses y prometo que estaremos bien.

—Suelteme— pidió él menor.

—¿Acaso no me amas?— preguntó kiyoomi y miró a Tobio, lo sostuvo del rostro y lo acercó a él —. Di que no me amas— exigió mirando atentamente esos azules ojos.

Tobio se ruborizo y se sintió tímido, Sakusa sonrió feliz.

—Di que no me amas y me voy— habló feliz —. Vamos tobio, dilo ¿verdad que no puedes?

—Claro que puedo.

—Entonces dilo.

Kageyama trato de no evitar el contacto visual.

—No lo... amo...

Sakusa feliz le dio un beso en los labios.

—Dudaste y apartaste la vista — dijo y le volvió a dar otro beso en los labios —. Yo también te amo Tobio.

—Dije que no... lo amo— habló él.

—Te conozco— dijo cerrando sus ojos y abrazando a Tobio, primero tenía sus manos en la espalda del menor y luego las bajo al glúteo para apretarlo.

—Eso duele, quítese — le pidió y lo empujó.

El mayor sonrió y se alejó para después acostarse en la cama y seguir olfateando la ropa del de ojos azules, quien incómodo se le acercó para quitarle su ropa y fue sujetado del brazo derecho. Sakusa lo beso y lo jalo recostandolo en la cama, Kageyama ya sabe lo que va a pasar si continúa siendo débil.

—No...— dijo débilmente mientras el mayor le besaba el cuello.

Sakusa excitado le subió la camisa blanca al menor y comenzó a besarle y chupar el vientre del menor, se sentía drogado y quería probar más, estaba desesperado. Kageyama solo pudo observar al mayor besarle el cuerpo y bajarle el pantalón negro.

Tobio cerró sus ojos y se maldijo por ser débil ante el mayor.

—Te quiero devorar— habló con voz ronca y sin dejar de besar al menor, luego se quitó su camisa y desabrocho su pantalón para luego desabrochar el de Tobio —. Sube la cadera— le pidió y Kageyama accedió, luego quito el pantalón al menor y sonrió —¿Entonces no planeabas hacer nada?— preguntó al ver que Tobio no tenía ropa interior puesta.

—No... me iba a poner uno, pero usted estaba aquí — dijo sin ver al mayor.

—Si, sigue negandote— habló sonriendo y jalo las piernas del menor —. No puedo esperar más, me vas a tener que perdonar— dijo y con su mano derecha agarro su miembro y se inclinó hacia Tobio, en su mano izquierda escupió y luego pasó su mano sobre su miembro tratando de embarrarlo de su saliva, al no poder esperar más trato de meterlo, pero Tobio lo impidió.

—Hágalo como se debe— pidió él.

Sakusa cambio su expresión de amor a una de pasión muy fuerte.

—¿No ves que estoy por reventar?

—¿Es mi culpa?

—¿No es obvio?— preguntó nuevamente y con una sonrisa —. Pero esta bien lo haré— respondió y metió tres de sus dedos en la boca de Tobio y sonriendo dijo: —.  Chupalo— exigió  y kageyama acepto.

Lo preparo con paciencia, le preguntaba si le dolía, y al poder meter tres de sus dedos sonrió.

—No sabes...— dijo al sacar sus dedos y agarrar su miembro —. El infierno que es vivir sin ti, Tobio te haré pagar por haberme dejado abandonado— dijo y pocisiono su miembro en la entrada del menor.

—Espere Sakusa... ¡Ah!— Tobio agarro de los antebrazos al mayor y arqueo su cabeza hacia atrás, podía sentir como ese pedazo de carne entraba en él, como su interior palpitaba, eso le gustó.

Kiyoomi se corrio cuando metió su miembro en el interior de Tobio.

—Te dije que estaba por reventar— dijo y comenzó a moverse, lento para acostumbrarse  él a Tobio y Tobio a el.

En cuestión de segundos Sakusa dejó de ser amable y se volvió salvaje con él menor, el chirrido de la cama, el sonido de sus cuerpos chocando, sus gemidos, y el placer los volvía locos. Después de mucho tiempo volvían a unir sus cuerpos, volvían a sentir el calor  del otro, podían sentir el amor que se tienen.

—No respondes mis mensajes... ni mis llamadas, me abandonaste ¿Tienes idea de lo miserable que he sido?— preguntó y dejó de moverse.

—Sakusa-san por favor...

—¿Quieres me mueva?— preguntó agarrando del rostro al menor.

—Si...— respondió Tobio.

—Entonces di que no me volverás a dejar, dilo— exigió —. No tienes idea de cuanto he sufrido por tu culpa, lo sabes lo difícil que ha sido para mi.