|Prólogo|

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Mierda.

Fue en lo único que podía pensar en ese momento. Estaba tirado en suelo desangrándose, y ya no podía oír sus pensamientos gracias a las sirenas de las ambulancias. Su cuerpo dolia un montón, y sentía como se quedaría inconsciente en cualquier momento.

Estaba muriendo.

Dicen que cuando una persona esta muriendo, su vida para frente a sus ojos. Pero en el caso de Michikatsu, lo que pasó frente a él fue su día.

Y vaya que fue un día de porquería.

Para empezar, su jefe lo regañó todo el día por cualquier tontería. Estaba desde la seis de la mañana haciendo su estupido trabajo y su empleador Muzan Kibutsuji, no solo no le pagó su sueldo, sino que casi lo despide porque su café no estaba a la temperatura correcta. Lo único que impidió que lo echaran de una patada fue el hecho de que Muzan le tenia cierto aprecio, pero dudaba mucho que eso lo salve la próxima vez.

Al mediodía recibió una llamada de su padre, quien no se contuvo para decirle que era un horrible hijo por no visitarlo, no casarse y tener hijos, entre muchas cosas mas. Es terrible que, a los veinticinco años, su hijo no haya seguido sus pasos como el le incluco, es la mentalidad del viejo. Quizás si hubiera sido un mejor padre, se tomaría la molestia de ir a verlo por voluntad y no por obligación.

Si no fuera suficiente esa llamada, le llegó otra en la que cancelaron su cita de la noche, sin motivo.

Y como cereza del pastel, su aprendiz idiota no solo faltó a su lección, sino que le pidió que vaya a la tienda de comics a retirar unos tomos de manga por el. No solo lo deja pagando, sino también le pide favores después de eso, y él como un idiota va y se lo cumple. Tal vez es porque tiene algo de cariño por el joven es que accede, pero igual odia que le hagan este tipo de cosas.

Hubiera ido directo a casa.

Ahora esta tirado en la acera, con los tomos de Demon Slayer tirados en el suelo llenos de su sangre, gracias a ser atropellado por un camión. Mientras cierra los ojos, en lo único que puede pensar es que su vida fue una mierda, y al parecer terminará de la misma forma.

Todo se vuelve negro, hasta que abre los ojos.

La luz del sol golpea contra su rostro, obligándolo a cubrirse la cara. El olor de la hierba y rocío llega a su nariz, y el canto de las aves inunda el lugar.

Abre lentamente los ojos, observando como la figura borrosa que estaba a su lado se vuelve mucho más nítida, revelando un rostro familiar.

Horriblemente familiar.

Aquel hombre de mirada inexpresiva solo parpadea, y su voz es igual que la última ve que hablaron. A pesar de la ropa antigua, puede ver similitudes entre ambos.

- Aniue ¿Necesitas ayuda?.

Con sinceridad, no. Lo único que quiere en este momento es una aspirina y despertar de esta horrible pesadilla.

Isekai || Demon SlayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora