Renjun y Mark se conocían desde que el mayor llegó a Corea por primera vez. No tardaron mucho en llevarse bien puesto que compartían cosas en común.
Mark siempre trató de buena forma a Renjun, lo cuidaba y consentía, si él estaba cerca, el menor no podía evitar sonreír.
Por eso fue que en algún momento Renjun terminó enamorado de su Hyung. Jamás le había gustado nadie como lo hacía Mark.
No estaba muy seguro de que hacer al respecto, lo pensó mucho. Tal vez solo era algo pasajero, pero mientras más meditaba más se daba cuenta que en serio sentía algo por él.
Así que con gran valentía decidió confesar sus sentimientos.
Pero cada vez que lo intentaba se ponía demasiado nervioso, siempre terminaba diciendo cualquier tontería. Y ese día no fue la excepción, ya era la octava vez que intentaba confesarse pero se salió por completo de sus manos.
Como antes dije, Renjun se ponía demasiado nervioso. Aquellas palabras salieron antes de que siquiera pudiese procesarlas.
—Hyung quiero que me beses.
Mark parpadeo varias veces tratando de procesar lo que el menor le había dicho. Lo miró y Renjun tenía una expresión seria en su rostro, sin ningún rastro de que estaba bromeando.
Renjun por su lado estaba demasiado avergonzado de su repentina petición. Trató de ocultarlo poniendo su mejor cara de póker pero lo que no pudo ocultar fue el sonrojo en sus mejillas.
—Ren-
—¡Te pago!
Su cerebro advertía que debía dejar de hablar, aunque las señales no llegaban del todo bien. Su mente había hecho cortocircuito y hablaba sin pensar.
—¿Pagarme? ¿De qué estas hablando, te sientes bien Junie?
—Puedo pagarte, tengo dinero —empezó a buscar en su billetera—. Te pagaré cincuenta wones —sacó los billetes.
—Yo-
—Tomelos Hyung —insistió sin mirarlo.
Mark sonrió con ternura. Bajo la mano que le extendía Renjun y acarició su pelo.
—Entonces quieres que te bese.
El sonrojo del castaño se extendió hasta sus orejas sin poder evitarlo. Ya sabía que había dicho una tontería y que probablemente a estas alturas Mark ya sabría de sus sentimientos.
—Lo haré —concedió el mayor.
Se acercó más a Renjun quien tenía el corazón a millón. No podía creer que en serio su Hyung iba a besarlo, su ilusión cayó por los suelos cuando sintió unos labios en su mejilla.
Vio a Mark interrogante, éste tenía una sonrisa de oreja a oreja.
—No tenías que pagarme por eso.
—No me refería a eso —bufó.
—¿Ah no? ¿Entonces?
Renjun no contestó, se limitó a rodar los ojos por el gran despiste del peli azul.
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