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Cuando vio al tercer borracho de la noche regresar toda su cena, Gojo Satoru decidió que había tenido suficiente.

Sabía que nada en esa velada saldría bien, lo supo desde el momento que Shoko atravesó la puerta del dormitorio que compartía con su mejor amigo, Suguro Geto, mientras agitaba un panfleto entre sus dedos.

La estudiante de medicina había llegado con la mejor de sus sonrisas mientras parloteaba de la "fiesta del año". Según los rumores, en la fiesta habría de todo; desde el mejor alcohol hasta las mejores drogas para pasarla bien. No era que Satoru fuese un puritano quien tuviese un odio irracional hacía las actividades recreativas de la juventud, mas que nada, era el hecho de que odiaba cuando las personas no tenían control sobre ellos mismo.

Sus dedos ya no eran suficientes para contar las situaciones en las cuales, tenía que llevar arrastrando a Geto hasta su habitación por su mal consumo de alcohol.

Fue por ello, que al momento en que Shoko terminaba sus argumentos a favor de asistir, Satoru contesto un tajante "No". Y claro que su negativa se hubiera mantenido, si es que aquel chico de cabello negros que, ahora, se encontraba bailando en la mitad de la pista, no hubiese jugado chueco cobrándole el favor de hacía una semana.

"Maldito examen sorpresa y maldito Geto aplicado" Dijo para sus adentros.

Podía irse. Nadie lo detenía. Pero desde el día en que el albino tuvo una cita con una chica que lo drogo, aquella pareja singular nombrada SatoSugu, tenían un tipo de acuerdo no verbal en el cual, si uno acudía a una reunión social, el otro iría para acompañarlo.

No podía ni deseaba dejar a Geto solo, pero necesitaba respirar aire libre.

Tomo su celular y sin mas le envío un corto mensaje a Shoko. Sabía que la chica no tomaba por lo que sus sentidos estarían bien, siempre y cuando no fumara otra cosa que no fuera la nicotina.

Se levanto de aquel sillón blanco, y tomando su vaso medio lleno de refresco de cola, el primogénito de los Gojo se abrió paso entre la multitud de universitarios vestidos conforme a la temática de la fiesta. Durante su recorrido, no pudo evitar cruzar miradas con algunos de sus compañeros de universidad. Tal vez si Satoru fuese el chico que había sido durante su preparatoria, hubiese tomado a alguna chica vestida de súcubo e irse a una habitación vacía de aquella casa, pero aquellos tiempos habían pasado y era él quien debía de estar al pendiente de la situación mas no perderse en ella.

Abrió con fuerza la puerta principal y el aire frio lo recibió. Gojo tomo una gran bocana de aire y bajo los escalones faltantes. La calle estaba vacía, si bien, la vivienda se encontraba algo apartada de la zona urbana, aun se podían observar unas cuantas luces de fondo.

El exterior fue un alivio. A su alrededor un paisaje verdoso se extendía, si bien la música electrónica aun era audible, el chico de ojos azules aun podía escuchar el cantar de los grillos de manera clara. Fue alejándose cada vez mas de aquella zona llenada de luces neón para adentrarse al pequeño bosque que fungía como una zona de recreación.

Dio unos cuantos sorbos a su bebida y encontrando un prado abierto donde se sentó recostando su espalda con el tronco del árbol más cercando para terminar sentándose sobre el césped húmedo.

­                —Definitivamente no estoy hecho para las fiestas- Dijo en voz alta mientras se desabrochaba el listón que mantenía la capa de vampiro en su lugar. – Si es que vuelvo a venir, le diré a Shoko que nos diga con anticipación.

Satoru no era un grinch como la chica de cabello corto cobrizo lo hacía ver. En realidad, era una persona bastante cuidadosa cuando se traba de festividades. A su edad de veintiuno años, aun presionaba a su madre para decorar el hogar y él hacía lo propio dentro de su habitación de universitario. Aunque no lo dijera, también era competitivo y era por ello por lo que cada vez que había alguna actividad donde demostrar habilidades, el chico de estructura mediana siempre se apuntaba con el objetivo de ganar.

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