Único.

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Era un frío y lluvioso día en Konoha. La lluvia, paraba y volvía a caer. El viento, soplaba con fuerza haciendo que las hojas de los árboles se desprendían de la finas ramas.

La mayoría de ciudadanos estaban en sus casas, otros, en el mercado, comprando lo más rápido posible mientras la lluvia paraba unos minutos.
Y, con esas minoría de gente, se encontraba un omega castaño, comprando un poco de verduras, seguro para la cena ya que la noche llegaría en cualquier momento.

Como se supuso, la noche empezó a caer, pero, sorprendentemente, la lluvia no había regresado todavía.
Más personas comenzaron a salir para hacer algunas pequeñas compras.

El omega no se quería confiar, quería apurarse, porque, el clima era impredecible, así que mejor no confiarse.

Estaba por irse, pero en ese momento vio un paquete de ramen. ¿Encerio iba a quedarse solo por ese paquete?, la respuesta es si. Ese ramen era una nueva edición y lo quería para una persona muy especial.

Termino de pagar el ramen y la lluvia amenazó con volver.

***

Estaba saltando por los árboles, regresando de una misión de unos 4 días. Su uniforme estaba rasgado, sus cabellos sucios y desordenados. No sé le podía ni oler.

Tenia un gran cansancio acumulado, pero, se sentía más cansado, es decir, era algo pesado, que le comenzó a molestar al alfa. Cuando regresaba de otras misiones, se sentía cansado, era normal, pero ahora era muy deferente.
Comenzó a tomar aire y soltarlo, no sabia porque su cuerpo se sentía así. Y para colmo la lluvia de hace unos momentos, empezó nuevamente.

El equipo llegó a las grandes puertas de la Aldea. Todos se despidieron. Kakashi casi siempre hacía el informe y lo llevaba a la torre del hokage, pero esta vez le mando a otro integrante a hacer ese informe.

Por dios, se sentía tan mal. Si no fuera suficiente la no tan abundante lluvia, se volvió una tormenta. Casi no se podía ver el camino, la lluvia era tan fuerte que le estorbaba la vista.

Su pecho subía y bajaba repetidamente. Soltó uno que otro gruñido. Y, su cuerpo se comenzó a sentir caliente. La respuesta a todo eso cayó sobre como un balde de agua fría.
Su celo había llegado.

Trataba de caminar, pero se le complicaba. Solo quería llagar a su hogar,tomar sus supresores y darse algo de amor.

Pero no podía, no tenía las fuerzas, eso significaba que su cordura se estaba yendo dajando en control a su instinto de alfa.

Cayo en el suelo, todo se había nublado, pero aún así, logró escuchar una voz a lo lejos.
Era iruka, un omega. Lo que necesitaba un dulce y hermoso omega para follar. Su instinto de reproducción se estaban adueñando de él. Vio como iruka corría hacia el con bolsas en las manos.

Lo único que pudo decir antes de caer del todo fue...

-Iruka, te necesito...

_________________________

A penas abrió los ojos, notó que no se encontraba en su cálido hogar. Estaba en un cuarto desconocido, en una cama de suaves mantas y justo enfrente, una puerta.
Su memoria no era la mejor, trató de moverse, pero su cuerpo se sentía pesado.

Se estremeció y soltó un gruñido del dolor que le generó esa acción. De un momento a otro, los recuerdos volvieron a él. Recordó que cuando volvió de la misión, una de calor lo golpeó tal saco de boxeo. Recordó la abundante lluvia que caía en ese momento. Y recordó a Iruka.

Suspiró y vio como la puerta que hace unos momentos estaba viendo fue abierta. Desde ella, entró un omega, de hecho, pudo oler un suave olor dulce minutos antes. Ese mismo omega era Iruka, un compañero de la academia y ex profesor de sus ahora alumnos.

Necesito de Ti...- KakaIruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora