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Damián es un tipo raro, inexpresivo, bajo cualquier circunstancia parece que te estudia detalladamente con la mirada para después atacarte mental o físicamente, o cualquier cosa por el estilo, sin mencionar que da la impresión de que te esta ocultando algo constantemente, y la verdad que no se alejan mucho de la realidad, de todas formas por mas mucho que oculte aquellos secretos resguardados no son muy impresionantes y no darían mucha relevancia si lo llegaría a presentar.

Miguel es todo lo contrario.

— Maldita escuela de mierda, deberían incendiarla una de estos días. — Comento Vladimir, si, aquel chico de estatura baja y lo suficientemente flaco como para que parezca anoréxico y todos sus amigos le preguntaran si últimamente estaba comiendo bien y que ahora mismo estaba levantando sus apuntes del piso en la entrada de la escuela por que al pobre ya no le cabían en la mochila y los tenia que llevar entre las manos, si, ese mismo era.

Ahora estaba acompañado de Miguel, anteriormente también de Cris pero el peliazul — "El muy salame" — se desvió para buscar a Paul que estaba llegando tarde, aun que en realidad para aquel momento faltaban diez minutos para entrar al colegio, pero bueno, Cris es exagerado.

— Manfreddi dijo que iba a traer no se que cosa para hacerlo. — Menciono al mismo tiempo que subía las escaleras que daban paso al instituto que asistían, sin esperar ni por un segundo a Vladimir, quien frustrado por dicha acción al terminar de recoger sus cosas corrió tras el y le metió un codazo que probablemente le quedara doliendo toda la tarde.

— Cállate, Rosario no es una persona de fiar — Recalco mientras se desviaba del camino que habían tomado hasta recién y se dirigía a su respectiva aula, seguido de la pareja de Cris y Paul que estaba tomados de la mano e iban hacia el mismo curso, No obstante, antes de cruzar la puerta, el peli azul levanto la mano en forma de saludo hacia Miguel, quien le devolvió el saludo para después realizar la misma acción que los tres chicos menores que el y encaminarse a su salón.

Vladimir, cris y Paul y una que otro pendejito mas que no recuerda su nombre, eran amigos suyos pero eran un año menor que el, estando ellos en tercer año y el en cuarto, junto con la mayoría de amigos de Paul, por que Paul es una persona sociable, se habla con cualquiera, una vez incluso se hablo con una nena de ocho años de la primaria, una tal Mabel, para que lo ayudara con algo que ya nadie recuerda, se dice que secretamente es amigo hasta de uno de los maestros, pero es solo un rumor.

El aula era literalmente un desastre, probablemente el único ser relativamente normal de ahí era Damián, estaba sentado en el banco de en medio de todo el lugar y parecía mirar fijamente a la pizarra que permanecía al frente de el.

Daba la impresión que no pestañeaba.

Igual, ni que Miguel fuera tan tranquilo como el, enseguida dejo sus cosas en cualquier lugar aleatorio del salón y automáticamente se fue al rincón del fondo a charlar a gritos con probablemente personas que no sabia su nombre pero, por lo menos, entre ellas estaba Anita, se la había cruzado en la fiesta de un amigo, y, cuando le pidió su numero de teléfono, tardo en procesar que aun existían personas que solo usaran Gmail y no tenían celular, sin embargo las varios borradores logro conocerla y establecer una linda amistad.

Para entenderse a si mismo hay que entender a los demás primeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora