apego | seulrene

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―SeulGi, ¿Qué demonios te pasa? 

SeulGi miró a Yeri con una mirada impasible mientras le metía un palito de helado a Sohyun en la boquita. La hija de Joy se había enfermado los últimos días debido a la ola de frío que azotaba la ciudad, y no era la única: ese día, SeulGi tenía su agenda llena por lo menos durante una semana más. 

No le importaba demasiado, porque SeulGi amaba a los niños y no dudaba en ayudarlos si era posible. 

Siempre quiso un niño dentro de su familia, y el sueño de adoptar uno seguía ahí metido en su cabeza, a pesar de la inestabilidad con JooHyun. 

Inestabilidad. Como si fuera eso. Como si estuvieran pasando un mal momento y no le hubiera pedido el divorcio oficialmente tres días atrás. 

En esos tres días, SeulGi no tuvo noticias de su todavía esposa, pero no lo iba a llamar para presionarla. 

SeulGi conocía a JooHyun lo suficientemente bien como para saber qué decisión iba a tomar finalmente. 

―Tose, cariño ―le pidió dulcemente a Sohyun, que obedeció. 

La hija de Joy, que fue producto de su exnovia Hyejin, era un encanto con todo el mundo. Educada, bonita y tierna, estaba siendo criada por sus dos madres a pesar de que no estuvieran juntas, ya que todavía conservaban una gran amistad aun cuando hubieran sido novias en el pasado. 

―Has estado comiendo helado a escondidas de tu tía Yeri, ¿no es así, enojona? ―se burló dulcemente SeulGi de la pequeña niña, que enrojeció por la culpa y vergüenza. 

―No me cambies el tema ―reclamó Yeri, detrás de ella ―. SeulGi, demonios, ¿Cómo se te ocurre...? ¡JooHyun no merece ninguna oportunidad!¡Te engañó con su asistente! 

El breve recuerdo de ver a JooHyun tomándole la mano a Wendy en su oficina, hablándole al oído mientras provocaba que se riera, causó una punzada de dolor en su corazón. Sin embargo, fingió una indiferencia que no sentía para que Yeri no siguiera regañándola. 

SeulGi nunca se consideró a sí mismo como una persona celosa, no así como JooHyun. Mientras JooHyun era todo posesividad y gruñidos, SeulGi era calma y silencio, porque JooHyun nunca le dio motivos para dudar de ella en esos ocho años que estuvieron juntas. 

No hasta ahora. 

―Bronquitis aguda ―le dijo a Yeri ―, sólo descanso, mucho líquido y acetaminofén para bajarla fiebre.

Yeri murmuró por lo bajo mientras comenzaba a abrigar a Sohyun. 

―Deberías firmar sus tontos papeles ―regañó Yeri―, y deshacerte de ella. Le pides la casa, dinero y la mandas al diablo. 

―Yerim ―dijo SeulGi con la voz seca―, sigue siendo mi esposa y la mujer que amo. Tú no lo entiendes, así que te lo diré de una forma fácil: JooHyun me sigue amando, lo sé, sólo tiene que darse cuenta de eso y la ayudaré para que luego no se arrepienta por haberse divorciado. 

―¿Arrepentirse? ―farfulló Yeri, con rabia tiñendo su voz―. ¿Cuándo Bae JooHyun se ha arrepentido de algo? 

Nunca. JooHyun era una persona que pensaba bien las cosas antes de hacer algo. Si le estaba pidiendo el divorcio, no era por una decisión apresurada, sino porque tuvo que pasar semanas pensando en si era lo correcto o no. 

―Y si realmente te ama ―agregó Yeri, tomando en brazos a Sohyun― Entonces que se dé cuenta sola y te pida de rodillas perdón. ¡Te ha humillado! ¿Dónde demonios está tu orgullo, SeulGi?

SeulGi levantó la vista luego de firmar la receta médica de Sohyun. 

―Yerimie ―dijo, con suavidad ahora―¿Sabes que el orgullo no lo es todo en esta vida? Sinos dejáramos guiar sólo por el orgullo, entonces la vida sería una miseria ―sonrió con tristeza―. La vida no se trata de quién es la más orgulloso, sino de ser capaz de perdonar y dar segundas oportunidades.