Teseract - Katsuki Bakugō

[1] - Primer salto

—Respóndeme, maldita sea.

Escucho sus palabras cuando soy consciente de que mi brazo recibe demasiada presión.

Pero es que sólo puedo concentrarme en la falta de oxígeno que recibe mi cuerpo.

Me duele el pecho.

—Hey —Su mano crea contacto con mi rostro.

La luz de la mesita de noche se encuentra encendida y me permite notar la mirada pavorosa de Katsuki Bakugō.

Su holgada camiseta de algodón nunca me había parecido más atractiva como en esta ocasión, y puedo notar la hendidura de su piel que sus clavículas generan y me invitan a tocarle de regreso.

Sin embargo, no puedo.

¿Estoy sufriendo una crisis ansiosa?

Me acomodo dolorosamente en la cama, y lleno mis pulmones de aire de un sólo golpe.

El suspiro entrecortado me confirma que algo anda mal conmigo, aunque realmente no sé lo que es. 

Mi brazo es soltado por su mano, y sus pulgares se deslizan por mis párpados inferiores; 

Estoy llorando.

—Aquí estoy... Estás bien. Estamos bien.

Su frente se apega a la mía tan sólo un segundo, porque de pronto él detiene todo contacto abandonando la habitación y dejándome con una extraña sensación de tristeza y soledad.

Observo entonces mis extremidades superiores, y descubro que uno de mis brazos sangra producto de la presión que ejercieron mis uñas en ellos. 

Me he lastimado otra vez. 

Sé entonces que no he tenido alguna pesadilla, sino que me he dañado a mí misma por utilizar en exceso mi don.

Pero esta vez duele mucho más, y me falta el aire.

Repaso visualmente los objetos de la habitación, y vuelvo a aspirar aire con fuerza. Es ahí cuando suena un teléfono mientras veo también al rubio regresar a la habitación. 

No estoy realmente en casa, 

y por ello me levanto de un sólo golpe. 

CREO ENTONCES QUE MORIRÉ

Mi ritmo cardiaco se acelera a niveles extremos, y observo con pasmo al hombre ingresar a la habitación;

Una habitación que desconozco.

Katsuki Bakugō es un adulto, y es el jodido hombre más atractivo que he visto en mis cortos años de existencia.

El rubio ingresa a la habitación portando una tira de pastillas, y ni siquiera repara en el hecho de que intento evitar su cercanía cuando me toma la mano para dirigirme al baño; 

Un baño desconocido.

Su rostro luce consternado, pero suceden demasiadas cosas a la vez, y yo aún no puedo asimilar el hecho de que él no esté utilizando un pantalón.