Spreen Dobluque, hijo de dos grandes empresarios que desde su nacimiento lo mimaron y llenaron de regalos hasta volverlo un fresa.
Roier Vlogckity, hijo de unos padres humildes y algo cortos de dinero, siendo así de un barrio bajo. Volviéndolo para...
Hace algunas horas atrás, un nuevo videojuego de una saga que le encantaba Spreen había salido a la venta, y como siempre, lo iba obtener primero que todos.
Se dirigió a paso confiado y lento hacia su padre Vegeta, pronto, llegó a su lado y lo primero que dijo fue;
-"Pa, pásame tu tarje para ir a comprar, porfa."
Dijo el muy mimado, el cual segundos después recibió una billetera en sus manos. Sonrió alegremente antes de agradecer a su padre e ir a uno de los muchos autos que tenía.
Spreen llamo a sus sirvientas y guardaespaldas, pidió que una de las sirvientas lo acompañará para que cargará sus compras y dos de sus guardaespaldas vinieran para protegerlo.
-"Bien... A ver, vos, vas a venir para que cargues mis compras. Y tu y tu compañerito van a venir a resguardarme. Ni modo que me haga daño, soy I-M-P-O-R-T-A-N-T-E."
Exclamó, sin dejar que dijeran una palabra se subió en el asiento del copiloto de un lindo y atractivo Lamborghini veneno.
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Hace poco tiempo, una nueva versión de un videojuego que le encantaba a Roier había salido a la venta.
Había ahorrado desde hace meses solo para comprarselo y poder jugar. Había estado haciendo trabajos de medio tiempo, tales como en una florería, limpiando algunas casas y cortando pasto.
¡Y ahora por fin se lo iba a poder comprar!
Salió de su humilde casa rápidamente después de contar su dinero y ver que tenía el suficiente para comprarselo.
Camino hasta la tienda, donde vio a un chico rodeado de empleadas domesticas y guardaespaldas, le dio igual y trato de pasar a la tienda, lo cual logró.
Estaba apunto de agarrar su videojuego, cuando un empleado le hablo.
-"Joven... Lo lamento pero ya están vendidos, ¿Podría hacerme el favor de devolverlo?"
Roier quedó confundido, pero accedió. Su ánimo cayó considerablemente al saber que ya no tendría el juego.
-"Ugh... Talvez debería usarlo para ayudarle a mis padres."
Murmuró para si mismo, sin notar como un fresa, desde hace minutos atrás lo miraba.
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Spreen dio un leve toque en el hombro de aquel castaño, casi nunca había sentido pena por alguien, pero le había llamado la atención...
-"Eu... Uh... Te escuché quejarte y pues, como yo tenía todo los videojuegos, talvez.. ¿Darte uno?"
Spreen no era bueno siendo amable, era PÉSIMO.
El de ojos café claro lo miro, dando una pequeña sonrisa emocionada. Sin darse cuenta, estaba abrazando al pelinegro.
Ambos no se dijeron nada, pero sabían que muy probablemente se reencontraran de una forma u otra.
Tenían ese presentimiento.
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Ignoren esto, estoy subiendo mis borradores para no perderlos jaja
