Prólogo

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En lo alto de una montaña escarpada, envuelta en misterio y brumosos silencios, se encontraba el Templo del dios Emroy. Era un lugar ancestral, de belleza sobrenatural y energías enigmáticas. Allí, en medio de la tranquilidad etérea, una joven de aparentes 16 años se sentaba en posición de loto, inmersa en una profunda meditación.

El templo en sí era majestuoso. Sus paredes estaban hechas de piedras grises y robustas, cubiertas parcialmente por un musgo verde que denotaba su antigüedad. Los altos y abovedados techos estaban decorados con delicados frescos que representaban la historia del dios antiguo Emroy y sus enseñanzas sagradas.

En el exterior, los jardines que rodeaban el templo eran un espectáculo en sí mismos. Pequeños y meticulosamente cuidados bonsáis adornaban el paisaje, transmitiendo una sensación de armonía y equilibrio. Flores exóticas de vibrantes colores salpicaban los caminos, mientras hermosos árboles centenarios se alzaban majestuosamente, ofreciendo sombra y refugio a los fieles.

Pero en ese momento, todo el entorno se convertía en una bruma difusa y en segundo plano, pues la atención estaba centrada en la joven meditadora. Sus ojos estaban cerrados, sus manos descansaban sobre sus muslos, y su cuerpo se elevaba ligeramente del suelo, en perfecta conexión con la energía de la montaña y con su dios. Cómo la rutina dictaba, ella viste un vestido oscuro con algunos detalles y lazo rojos. Sobre la cabeza lleva una diadema de orejas de gato, o cuernos. Unas botas largas color rojo con calcetines oscuros por encima de la rodilla , sujetado con una liga negra con rojo.

 Unas botas largas color rojo con calcetines oscuros por encima de la rodilla , sujetado con una liga negra con rojo

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La chica emanaba una aura tranquila y serena, como si estuviera en sintonía con el cosmos. El viento jugaba con algunos mechones de su cabello suelto, mientras su expresión reflejaba un profundo pensamiento y una conexión espiritual con algo más allá de lo terrenal.

El silencio reinaba en el templo y solo se escuchaban los sutiles sonidos naturales: el canto de los pájaros, el susurro del viento entre las hojas de los árboles y el murmullo lejano de un arroyo oculto. La joven, con los ojos cerrados, se encontraba inmersa en una profunda meditación, buscando una conexión más profunda con su dios.

A medida que se adentraba en su interior, la conexión con su dios se hacía más fuerte. Poco a poco, la realidad que la rodeaba comenzó a desvanecerse, y el espacio y el tiempo parecieron disolverse en un remolino de oscuridad. El ambiente que la rodeaba se volvió denso y opresivo, como si estuviera sumergida en un abismo oscuro y sin fin. Algo que con el tiempo ya se había acostumbrado.

En ese instante, una figura ancestral emergió de las sombras. Vestía una capucha negra gigante que ocultaba su rostro, pero sus ojos rojos brillaban con un destello rojo misterioso. La presencia de la figura era imponente, emanando una antigua sabiduría y un aura de poder indescriptible.

Un héroe militar en otro mundo (Izuku x Haren) [Crossover]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora