Cálido Como Tú Corazón [PAUSA)

CAPÍTULO 25

Al llegar a casa mis padres junto con Mateo se encontraban despiertos esperándome en la sala a pesar que ya era muy tarde, cuando me vieron y notaron que había llorado mi padre se preocupó tanto y se enojó que iba a ir a la casa de Xavier a romper todo y hacerlos pagar por lo que me hayan hecho tan enojado se encontraba que la idea de contratar a mafiosos se le paso por la cabeza para hacerle sufrir.

De alguna forma lo pude detener y les explique que ellos no me hicieron nada intente darles una explicación creíble del porque había llorado ocultando el verdadero motivo que después de mucho esfuerzo y trabajo hice que me creyeran... bueno por lo menos un poco mis padres porque Mateo no se lo tragaba, me miraba todo cerio y enojado en el sofá que me estaba dando miedo esa mirada y lo muy cayado que se encontraba.

De todos mis hermanos él es el que más miedo me daba, claro, después de Andrés que estaba perdiendo su puesto en el top uno ya que hace varios años que no lo veo en esa faceta aterradora que hace que quiera salir corriendo.

Después de estar un largo tiempo con mis padres que me abrazaron todo el tiempo y repetían una y otra vez que estaban aquí para mi subimos a nuestras habitaciones, nos despedimos de nuestros padres que cuando estaba por entrar a mi cuerpo la voz de Mateo me detiene en el marco.

- ¿Qué fue lo que paso en realidad? –aprieto los labios mirando la oscuridad que ya hace en mi cuarto- sé que le has mentido a nuestros padres, pero espero que a mí me digas la verdad. –siento su mirada sobre mi poniéndome la piel erizada.

-Lo que dije es lo que en verdad paso –sé que es inútil seguir engañándolo, pero... quería intentarlo por lo menos que notara que no quería hablar sobre eso.

Lo oído suspirar- Camila, soy tu gemelo y sé que no es verdad lo que le has dicho a nuestros padres. –lo oigo dar un paso hacia mí- se también que no quieres hablar del tema, pero por favor aclárame algo –lo miro sobre mi hombro- ¿te hicieron algo esa familia? O... ¿Xavier te hizo algo? –aprieto mis manos a mis lados al escuchar su nombre que miro rápido al frente, tomo una gran bocanada de aire y lo vuelvo a mirar.

-No me hizo nada su familia y mucho menos el. –se me queda viendo por un largo tiempo- si no me creer pregúntales a los guardaespaldas ellos estuvieron siempre a mi lado.

-Bien, te creo –se lleva una mano a la nuca despeinando su cabello- pero... quiero que sepas que aquí estoy cuando quieras hablar sobre eso, vale. –asiento- bien, entonces descansa Cami.

Le dedico una sonrisa y me meto a mi cuarto cerrando la puerta detrás de mí, me quedo un tiempo aquí parada en la oscuridad que abunda en mi habitación con la mirada en el suelo, me recargo en la puerta y poco a poco voy cayendo al suelo, hacía tiempo que no me sentía así, había pasado tantos años que deje todo eso atrás que ahora que lo eh traído de nuevo no sé qué hacer para volverlo a alejar, quiero seguir mi vida, quiero seguir viviendo los días pesando positivo sobre todo esto pero... los pensamientos negativos como taladros ahí están molestando tanto que hace que me duela la cabeza.

No me di un baño no tenía las fuerzas necesarias para seguir en pie que solo me cambio la ropa y me habiendo a la cama escondiéndome debajo de mis sabanas y colcha, con suerte el dolor desaparecerá una vez caiga dormida y esos recuerdos dejaran de aparecer uno tras otro así que no lo retengo y caigo dormida.

A la mañana siguiente desperté muy agotada mi cuerpo me pesaba y mis ojos me ardían de tanto llorar, para mi mala suerte me desperté varias veces en la madrugada por las pesadillas y en cada una despertaba llorando, me encontraba agotada no quería ir a la escuela, pero no puedo hacerlo apenas había regresado como para ya empezara a faltar y lo menos que quiero es atrasarme más en las materias.