Pasaron los días y ya tenían todo organizado y comprado, Sam seguía extasiada por el planazo de Halloween que tendrían y como no, no paraba de repetirlo por el grupo, en cambio, Carlo llevaba días seco, incluso dejó de contestar a los mensajes, por lo que Val le dijo de verse un rato antes de ir para el lugar donde habían quedado todos.
—Oye Carlo, ya se que todo esto va a ser raro para tí, pero piensa que cada vez nos vemos menos, a este paso vamos a perder el contacto...
—¿Te crees que no lo sé? Joder, soy el primero al que le fastidia todo esto, me gustaría estar bien con vosotras y poder celebrar Halloween, pero algo me dice que con Lucas allí, va a ser imposible.
—Bueno, tu no sobrepienses tanto, ¿Qué ganas con eso? Mejor pasa de ese idiota y busca pasártelo bien, además, viene ese chico del otro día— Val se hizo la tonta mientras lanzaba la pregunta con una sonrisilla pícara— ¿Cómo se llamaba? ¿Marcos?
—Marvin, pero el es solo un amigo, no te flipes — Carlo le lanzó el cojín a la cara a su amiga para que dejase de pensar cosas raras—. Pero tienes razón, debería intentar pasar de ese tío y disfrutar de vosotras.
—¡Perfecto! Pues coje tus cosas que llegamos tarde y no se dónde tenemos que ir.
Carlo no pudo evitar reírse ante el comentario de su amiga, al verla coger el teléfono y buscando la dirección que habían mandado a la velocidad de la luz.
—Hemos quedado en el antiguo cementerio, cabeza hueca.
—Ya lo sabía, solo quería despistar.
No tardaron ni cinco minutos en llegar al lugar y allí ya se encontraban Marvin junto a una chica rubia y en otro coche estaban Ricky y Helena, Los dos tortolitos no habían llegado aún. El panorama era gracioso de ver Marvin nada más ver a Carlo pegó un grito que hizo que la chica rubia pegase un brinco, por otro lado, el hermano de Val y su novia ni siquiera salieron del coche, miraron con desgana a través de la ventanilla bajada para ver quién había llegado pero nada más.
Ver a Carlo y Marvin era un espectáculo, tenían una química brutal y se notaba que Carlo podía ser el mismo con Marvin.
—Hola— Val escuchó una voz dulce a su costado, era la joven rubia que estaba con Marvin—. Soy Mona.
—¿Qué tal?
—¿La verdad? Acojonada— la joven no pudo contener una risa nerviosa—. Tenía miedo de no encajar.
—¡Dah! Aquí todos somos raritos, ya viste a esos dos.
Mona se relajó bastante con el comentario de Val y siguieron hablando un rato hasta que llegaron Cody acompañado de sus padres y al rato Sam y Lucas en la moto.
—¡Ya estamos todos!—Gritó Sam, como si no hubiese sido ella la última en llegar al lugar—. Seguid la moto de Lucas.
El trayecto no fue muy largo, como mucho unos treinta minutos, los cuales a Val se le hicieron eternos gracias a la actitud de Ricky y Helena, los cuales hablaban en los asientos de delante e ignoraban a Val, a Ricky no le hacía gracia ir con su hermana a una fiesta con sus amigos, pero sabía que acompañándola, ella le debería un favor.
Por suerte tenía a Cody, que le sacaba temas de conversación, aunque por alguna razón, Val lo notaba raro, diferente al chico risueño que era habitualmente, pero no quiso darle demasiada importancia.
Para llegar al lugar tuvieron que atravesar un bosque un poco tétrico, el camino que usaron estaba en mal estado y cerca de la casa donde había parado Lucas con su moto, habían algunas casas pero por lo que Sam les dijo a todos, esas casas son de extranjeros que solo las utilizan en verano. Nada más bajar de los coches, lo primero que notaron es que la "casa" que había dicho Sam, en verdad se parecía más a una cabaña vieja y medio abandonada, pero bueno, no estaba tan mal para pasar una noche. Entraron a la cabaña y no era tan pequeña como parecía desde fuera, tenía tres habitaciones y luego unas escaleras que llevaban a algo parecido a un sótano que tenía las mismas medidas que la cabaña pero bajo tierra.
—¿Os apetece dejar las cosas y dar una vuelta por la zona?— preguntó Marvin.
—A un kilómetro hay un sitio muy guay que podríamos visitar— agregó Lucas—. Pero mejor que sea una sorpresa.
Le hicieron caso y no preguntaron más, dejaron todas las cosas, cerraron la cabaña y siguieron a Sam y Lucas.
—Oye, me duelen los pies— se quejó Carlo a Val mientras se agarraba a sus hombros como dejando a entender que lo llevase—. ¿Quedará mucho?
—¿Y a mí que me dices? — contestó Val apartando a su amigo.
—¿Qué es eso de allí?— preguntó Mona señalando un gran edificio que comenzaba a verse tras los árboles.
Lo que tenían en frente era... ¿Un hospital? Un enorme cartel que ponía "Sanatorio Santa Inés", Lucas no tardó en comenzar a contar la historia de aquel lugar.
—Hace muchos años, este sanatorio era hogar de muchos enfermos mentales, pero cuentan las malas lenguas que los médicos les realizaban procedimientos inhumanos a los pacientes, hay quienes creían incluso que esos procedimientos mezclaban la medicina que conocemos con rituales que pondrían la piel de gallina a cualquiera. Nada de esto fue confirmado ya que cuando los rumores empezaron a tomar fuerza, una trajica noche el sanatorio ardió en llamas, algunos siguen pensando que todo lo ocurrido fue obra del director del sanatorio, que quería evitar que las pruebas de todas aquellas atrocidades saliesen a la luz, pero aquella noche, más de un centenar de personas perdieron la vida en este lugar.
La historia de Lucas hizo que Mona agarrase con fuerza la mano de Val, estaba claro que toda aquella historia no era más que una invención de Lucas para asustar al resto, pero la joven no pudo ocultar su inquietud.
—Lucas, dime por favor que toda esa historia es mentira — suplicó Sam.
—Ojalá solo se tratasen de rumores o invenciones, pero no, la historia es tan cierta como tú o como yo, pero eso no es todo... se dice que por las noches se pueden escuchar los gritos o incluso oler la carne quemada de los pacientes que fallecieron aquella noche —Lucas dejó de mirar a los ojos a Sam para girarse y acercarse a la puerta del sanatorio—. Bueno, vamos a entrar ¿No?
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No confíes en nadie
HorrorSigo sin entender cómo acabamos así ¿en qué momento comenzamos a actuar así? Somos unos críos, claro que nos peleábamos pero no se iba de un par de días de no hablarnos, pero esto... sigo sin poder creerlo. Creo que todo comenzó cuando llegamos a la...